domingo, 25 de febrero de 2018

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La forma del agua: 'Amelie' conoce a 'La mujer y el monstruo'

“La forma del agua”
Título original: “The Shape of Water”
Director: Guillermo del Toro
EEUU
2017

Sinopsis (Página Oficial):

De manos del maestro de la narración Guillermo del Toro llega la película “La forma del agua”, un sobrenatural cuento fantástico que transcurre en Norteamérica alrededor del año 1963, con el trasfondo de la Guerra Fría. En el laboratorio donde trabaja, oculto en unas instalaciones de alta seguridad del gobierno, la solitaria Elisa (Sally Hawkins) se encuentra atrapada en una vida llena de silencio y aislamiento. La vida de Elisa cambia por completo cuando, junto con su compañera Zelda (Octavia Spencer), descubre un experimento clasificado como secreto. Completando el reparto se hallan los actores Michael Shannon, Richard Jenkins, Michael Stuhlbarg y Doug Jones.

Crítica Bastarda (contiene algunos spoilers):

No es de extrañar que la aspirante con más opciones a los Premios Óscar sea sometida a un duro escrutinio por parte de la audiencia. “La forma del agua” de Guillermo del Toro no ha sido una excepción…. Podemos pensar en que la debilidad argumental del cuento de hadas, que ha desarrollado el director de “El laberinto del fauno”, facilita la tarea a toda persona que trate de buscar las cosquillas —o directamente el descuartizamiento de la obra a base de machetazos bajo la furia ‘hater’— a un film que hay que aplaudir más por sus intenciones que por sus resultados. Es cierto que la mejor etiqueta para sintetizar la propuesta es “Amelie” conoce a “La mujer y el monstruo”. La razón es que cinta de culto de Jack Arnold toma una nueva forma bajo la visión autoral y estilística de Jean-Pierre Jeunet de la que del Toro parece hacer gala. Quizás nos falte esa excentricidad implícita en la obra del autor de “Delicatessen” pero, sin embargo, el director mexicano hace valer la esencia de un cuento audiovisual para retratar la historia de amor de una chica solitaria y muda con una criatura acuática considerada como una deidad por una tribu del Amazonas. La idea, por lo tanto, es estilizar y revertir ciertas decisiones argumentales de la cinta de Arnold —junto a ese homenaje al género latente desde ‘La Bella y la Bestia’— y añadir un discurso sobre los miedos a la diferencia por parte de la sociedad y su disposición a cosificar todo aquello que considerara contrario a injustificables imposiciones. De este modo, la homosexualidad, la raza, el género, el sexo o la ideología marcan el contexto de un film —con la Guerra Fría de fondo— que trata de hallar un tono adulto con sus planteamientos sexuales como parte de su esencia contemporánea. Pero, ¿hay algo más aquí dejos de su bella carcasa, actuaciones de las actrices y actores, sobre todo, el gran savoir faire de Guillermo del Toro?



“La forma del agua” no me ha parecido en absoluto fascinante y me resulta carente de cualquier clase de riesgo estilístico y/o argumental. Puede que los desnudos o su forma de adentrarse en el sexo sea lo más atrevido de un libreto que hace aguas (no es un chiste oportunista) y en el que destacaría únicamente los intentos del cineasta por construir una ‘cult movie’ llegando más lejos de las proposiciones previas del género clásico; enalteciendo ese sentimiento sobre lo monstruoso y otorgando una vía de exploración del amor como material de humanización de la bestia. Los problemas en la película son otros. Es bastante complicado dar algo de credibilidad a un argumento cogido por pinzas en el que nuestra protagonista pueda hacer lo que quiera dentro de un laboratorio secreto de alta seguridad del gobierno. Roberto Benigni ya agotó todos los comodines en “La vida es bella”… Acusaciones de plagio aparte con ‘Let Me Hear You Whisper’, la historia resulta claramente previsible (el propio póster de la película refleja el último plano) y el punto de giro no deja de ser un elemento que se venía venir desde los primeros compases. Esas lesiones en el cuello de nuestra muda protagonista eran branquias y su condición monstruosa (en los márgenes de incomprensión de la época) seguramente provocó que fuera encontrada abandonada cerca de un pantano. ¿Se trata de una sirena? ¿Su naturaleza llamaba a las puertas del destino para enamorarse de ese otro ser similar a ella misma? Curiosamente, tal recurso hunde (de nuevo, no es un chiste oportunista) la idea sobre el leitmotiv, ya que no se trataba de enamorarse de la diferencia (ambos eran anfibios humanoides) sino de redimirse a la condición biológica de todo ser. La naturaleza y la biología claman su espacio en tiempos en los que la ciencia ha quedado deslegitimada por la irracionalidad ideológica de turbas totalitarias. ¿De ahí la frustración sexual de nuestra heroína interpretada por Sally Hawkins? ¿Y cómo quedaron en ese desenlace Giles (Richard Jenkins) y Zelda (Octavia Spencer)? ¿No serían ambos encarcelados de por vida por alta traición —o asesinados por los servicios de inteligencia— al colaborar con un espía ruso (Michael Stuhlbarg) que mató a un soldado americano y, además, ayudar a escapar a un ‘efectivo’ de un proyecto secreto vital para los intereses de la carrera espacial de una nación? ¿No refleja la estupidez de la historia y el argumento esas luces policiales del desenlace y la absurda idea de que nuestra protagonista no diga nunca a sus amigos que sobrevivió y es feliz en Fondo Bikini junto a Bob Esponja? Del Toro trata de someterse al clasicismo del cine estadounidense y embutir su cuento de detalles cinematográficos un tanto torpes debido a su falta de sutileza en unos planteamientos escasamente originales y muy lejanos de la creatividad mostrada por Michel Hazanavicius enThe Artist. Todo se siente como la vida de un pobre minino y la falta de interés de los protagonistas de llevar a la criatura al mar… ¡estando tan cerca de Baltimore! ¿Por qué no pusieron la bañera con sal en la parte trasera de la furgoneta y completaron un remake de “Liberad a Willy”? ¿Tiene algún sentido alargar toda la historia salvo para el exhibicionismo implícito de llenar cuartos de agua y eludir todas las leyes de la física? ¡Hasta los tiburones de la saga Sharknado salen por las puertas cuando se vacía una habitación con agua en el interior! Es obvio que el autor pretende ceder a las credenciales de libertad del reino fantástico en “La forma del agua” y sumir en un cuento moral la reflexión sociopolítica alrededor de mujeres, afroamericanos, comunistas y homosexuales aunque, no obstante, todo quede en la superficie. Y me reafirmo, no es un chiste oportunista… aunque la propia película de Guillermo del Toro así lo parezca.


APUNTE BASTARDO: Una de las cosas más bonitas de 2017 ha sido descubrir en el éxito de películas como “La cara-vieja y la bestia” y “La forma del agua” que la sociedad ha aceptado este tipo de parejas que eran tabú en el pasado. La razón es que (casi) nadie se extrañaría ver de la mano paseando por las calles del centro de Nueva York o Madrid a parejas del estilo de ambas cintas o de hipster/chica/cara-vieja/sirena/hija-de-Cthulhu. Todo ya es posible en el siglo XXI. 

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