domingo, 15 de octubre de 2017

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The Young Pope: Fe, introspección y exhibicionismo

Serie de TV
“The Young Pope”
Italia / Francia / España / Reino Unido / EEUU
2016

Sinopsis (Página Oficial):

El cónclave acaba de elegir a Lenny Belardo nuevo Papa de la Santa Iglesia Romana. Un Papa bastante atípico: no sólo por su edad o porque es el primer italoamericano en alzarse con el trono de Pedro, sino también por sus ideas reaccionarias, muy próximas al oscurantismo, que Lenny impone a la fuerza desde las primeras semanas de su papado. Estas ideas podrían cambiar drásticamente la imagen de una de las instituciones más antiguas que existen. Pero Lenny es también un hombre frágil, atormentado por su pasado y por una relación con la fe extremadamente problemática.

Crítica Bastarda:

Viajemos junto a Paolo Sorrentino y Jude Law a un retrato sobre la fe en la que la historia de Lenny Belardo nos adentre en una problemática actual que, en realidad, manifiesta el alejamiento de la religión de su palabra originaria. Si bien las mascaradas en las que viven las religiones en la actualidad —tratando de matizar textos originarios sin demasiadas dobleces— han generado un interesante debate, muchas veces se olvida el carácter ultraconservador adyacente a las mismas. Las apariencias engañan con Pío XIII (Belardo) y esa imagen de ver un Papa de la Santa Iglesia Romana fumando e irradiando plena juventud… Tal contraposición también nos lleva a las acciones del personaje que interpreta Jude Law para renovar la imagen de la iglesia gracias a su decisión de convertirse en una sombra cuya auténtica representación, conjuntamente, sea tan misteriosa como inalcanzable. En cierto modo, Sorrentino desea establecer en la ‘ficción’ una báscula para proponer un ideal imposible para los espectadores y/o creyentes reciclando conceptos afines a un dictador o una figura de marketing amparada en el secreto absoluto. ¿Qué es acaso la fe? En realidad, “The Young Pope” se puede entender desde el posicionamiento alejado de esos muros en los que se oculta el nuevo Papa y tratando de superar esa barrera de la personificación para creer definitivamente… ¿en sí mismo y aquello que representa? Pero, ¿qué es exactamente lo que representa? Se trata de una prueba de fe aunque, contrariamente, Lenny Belardo está repleto de dudas respecto a sus creencias. «Señor, mi conciencia no me acusa porque tú no me crees capaz de arrepentirme. Y por tanto, no creo en ti. No creo que seas capaz de salvarme de mí mismo». De esta manera, podemos entender la serie desde el otro punto de vista —y lectura— como la falta de creencia en Dios de un Papa y su búsqueda de una respuesta ante sus actos. 


La carcasa también está aquí aunque, sin embargo, Sorrentino tampoco desea delimitar su propuesta a un mero juego de ocultismo sino que, por el contrario, nos ofrece un recital de autoría junto a un reparto internacional y un concepto elitista audiovisual digno de la gran coproducción que representa. Las diez horas de “The Young Pope” pueden disfrutarse como un planteamiento y teoría de por qué la Gran Iglesia es víctima de su inmovilismo, profesionalidad y distancia con los problemas reales que afectan al mundo. Seguramente la idea sea transfigurar a la fe a través de Lenny Belardo y viceversa, revelando en un papa estadounidense una intencionada caricatura que es ajena a esa otra sabiduría europea. O, lo que es lo mismo, el retrato de un ser egocéntrico y narcisista que da la impresión de ignorar todo desde la incultura y predefinidos estereotipos. La hermana Mary (Diane Keaton) representa esa figura maternal que ejemplifica el conflicto del protagonista (un niño atrapado en el cuerpo de un hombre) y los flashbacks y visiones sirven a Sorrentino para articular los conceptos y creencias entre secretos y conspiraciones para mantener el ritmo de la serie. “The Young Pope” se ampara también muchas veces en la combinación del absurdo con los clichés alrededor de la Gran Iglesia para trazar esas líneas que establezcan una tonalidad alegórica del estado de un mundo que ha dejado de creer en sus motivaciones y esos principios que consideraba en parte sagrados e inquebrantables. Sorrentino, por su parte, siempre desea llevar al límite su proposición sin caer en la irreverencia sino, por el contrario, respetando a sus personajes y el tema que está tratando. Ese choque entre la introspección y el exhibicionismo es el elemento clave para que el proyecto internacional funcione a través de su simbolismo basado en contrastes. Desde la opulencia hasta la ironía, el autor es conocedor de que tiene que retratar esas contradicciones de la religión que retrata. Y la homosexualidad es fundamental para desarrollar esa demonización por parte de la sociedad que compara o vincula la orientación sexual con los abusos a menores. El gran mal adyacente a la iglesia católica se envuelve en el leitmotiv sobre la pérdida de la fe que da como resultado un desenlace ambiguo. ¿Está muerto Lenny Belardo o está vivo? ¿Todo trataba sobre la muerte alegórica de un niño para que naciera el hombre? ¿Encontró a Dios o se dio cuenta de la burla que era su creencia? Quizás seamos tan ínfimos que plantearnos nuestra propia existencia en un universo infinito nos haga perdernos en ese mar de luz y oscuridad, parece decirnos Sorrentino. Tal vez el precio a pagar para ‘ver’ a Dios sea nuestra propia vida y Lenny decidiera pagar tal precio para abrazar su propia fe. «Un día moriré, y finalmente podré abrazarlos a todos uno por uno». Posiblemente ese dio llegó y “The Young Pope” se establezca sobre un concepto de antología de cara al futuro por parte de su creador. ¿Está vivo Jude Law (en esta serie) o está muerto? Tengamos, en definitiva y resumen, fe… si es que seguimos creyendo, claro.

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