Una vacante imprevista: ¿Quién es el fantasma de Barry Fairbrother?

Miniserie de TV

“Una vacante imprevista”

Título original: “The Casual Vacancy”

Reino Unido

2015

Sinopsis (Página Oficial):

Basada en el best seller de J. K. Rowling, autora de la saga ‘Harry Potter’, con más de seis millones de copias vendidas en todo el mundo, esta miniserie de tres episodios producida para BBC One y HBO se centra en los habitantes del pequeño pueblo británico de Pagford y sus retorcidas luchas por ocupar el puesto que el concejal Barry Fairbrother, figura clave para resolver una antigua disputa territorial, ha dejado vacante al fallecer de manera repentina. Cuando el concejal Barry Fairbrother muere repentinamente, el pueblo de Pagford queda sobrecogido por la noticia. En apariencia, Pagford es un idílico pueblo inglés que, en realidad, esconde tras su bonita fachada una ciudad en continuo conflicto. Los ricos en guerra con los pobres, los adolescentes en guerra con sus padres, las mujeres en guerra con sus maridos, los profesores en guerra con los alumnos… Es el sitio que el concejal Fairbrother deja sin ocupar en el consejo lo que desencadena la mayor guerra que Pagford ha visto nunca. Una retorcida lucha de poder plagada de tensiones, venganzas y los más inesperados descubrimientos.

Crítica Bastarda:

En una “Una vacante imprevista”, coproducción de BBC y HBO, existe un interés de gestar un producto no tanto a la altura de la novela de J. K. Rowling sino que suponga un riesgo a adentrarse en el drama dickensiano contemporáneo definitivo. No se equivoquen con la autora de la saga ‘Harry Potter’, ya comparada por el New York Times con Tolkien y el mencionado Dickens, porque su adaptación en formato miniserie quiere compendiar muchos dramas sociales aunque falte estilo y sensibilidad. Una cuestión es contar con un libreto firmado por Sarah Phelps —que ya llevó a la pequeña pantalla “Grandes esperanzas” y “Oliver Twist” para BBC— y otra bien distinta es que el fondo supere a la forma y contenido. “Una vacante imprevista” funciona mejor como carcasa, como un luminoso retrato existencial de una comunidad atrapada en su moralidad y lucha de clases. Interesa, por lo tanto, esa concepción de la humanidad en relieve sobre elementos radiantes e incluso divinos —o naturalistas— para establecer un organismo regido por lo armónico, pese a que el caos haga temblar ese ecosistema y cosmos en ese pueblo inglés aparentemente idílico. 

Cambios aparte respecto al material original, la miniserie dirigida por Jonny Campbell nos revela que toda esa ambición narrativa queda en un cúmulo de estereotipos que en cierto modo desean sintetizar los dramas de la sociedad actual. Hay drogas, violencia doméstica, problemas juveniles de toda índole y una repentina muerte de un concejal para reabrir un debate sobre el futuro de un centro comunitario. Barry Fairbrother era el hombre más decente de Pagford y su fallecimiento representa tanto una burla existencialista —la parca no mira las buenas (o malas) acciones que uno lleva en la vida— como cierto deus ex machina para despertar el poder de los seres menos compasivos, materialistas e inhumanos. Ese centro comunitario alberga también una clínica de desintoxicación para ayudar a drogodependientes aunque los planes de aquellos que dominan el pueblo pasan por reconvertirlo en un spa y ‘librarse’ de esa ‘lacra’ de la sociedad en el proceso. El fantasma de Barry Fairbrother, en realidad, es un recordatorio y voz de la imperfección de esa sociedad plagada de secretos y amoralidad. Aquí llega la parte la parte más gratificante como interesante del relato y la miniserie, dando a entender que los hijos (y futuro de Pagford) son aquellos que han utilizado esa presencia ‘sobrenatural’ y virtual para la sacudir las conciencias de sus padres. Pudiéramos adentrarnos en una serie de reflejos de “La cinta blanca” de Michael Haneke desde una perspectiva mucho más optimista, como si el material de Rowling —y por extensión de la miniserie de HBO y BBC— fuera confeccionar una fábula moral sobre nuestros tiempo contemporáneo y la herencia que dejamos a nuestros descendientes. 

Respecto a ese discurso sobre la sociedad ayudando a los más necesitados, en esa trama del centro comunitario, aparece la historia de una adicta a la heroína, su hija mayor y la trabajadora social que trata de salvar a su pequeño retoño de tan sólo tres años de edad. Esa parcela dramática esconde la jugada argumental de “Una vacante imprevista”, tratando de ‘enredar’ esa lucha por el control de esa plaza de concejal que otorga el poder del consejo municipal y, en cierta medida, la posición de Pagford respecto a los más desfavorecidos. Existe un choque de lo viejo y lo nuevo, entre esas distintas generaciones que se solapan entre personajes grotescos y maliciosos tan dickensianos como muchas veces caricaturescos. Los ricos y los pobres son un simple referente social para confeccionar una historia que despunta hacia lo agridulce, deseando revelar tanto una crítica social desde distintas perspectivas e incluso lanzar dardos sobre esa generación juvenil hedonista, egoísta y principalmente insensible a los problemas de la realidad que les rodea. Ese cosmos planteado finalmente resulta orgánico ya que toda acción conlleva siempre una reacción y una consecuencia, pero también existe un orden y constante donde se halla la salvación ante la impotencia. La miniserie, con un carácter mucho más optimista y blando que la novela de Rowling, potencia ese ambiente autócrata del sistema y que aquellos que más sufrirán las consecuencias siempre serán los mismos: los más débiles, los más desfavorecidos y/o los más honestos. Al final entendemos que la moraleja sobre ese luminoso mundo y paraíso que somos incapaces de disfrutar, es que triunfa el amor y el futuro… aunque nos quedemos sin la profundidad que tal vez merecería el acercamiento a esos adolescentes tan perdidos como la (in)humanidad que representa la sociedad actual. 

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