“Bajo la misma estrella”
Título original: “The Fault in Our Stars”
Director: Josh Boone
EEUU
2014
Sinopsis (Página Oficial):
Hazel (Shailene Woodley) y Gus (Ansel Elgort) son dos extraordinarios adolescentes que comparten un ácido sentido del humor, un desprecio por lo convencional y un amor que les arrastra (y a nosotros con ellos) hacia un viaje inolvidable. Su relación es incluso más increíble si tenemos en cuenta que se han conocido y enamorado en un grupo de apoyo a personas con cáncer. “Bajo la misma estrella”, basada en el best-seller de John Green, explora la felicidad, la emoción y la tragedia que supone estar vivo y enamorado.
La protagonista de “Bajo la misma estrella”, interpretada por una sufrida Shailene Woodley, no para de repetirnos unas 8.695.437 millones de veces que nada de lo que le ha tocado vivir es justo…, que nada de lo que vamos a ver en pantalla forma parte de una justicia vital. Desde el arranque Hazel nos revela que ella va a ser la narradora de su propia y triste historia. Da incluso la impresión de que se ríe irónicamente para suavizar la tragedia, para transformar sus duras vivencias en una película y novela romántica en las que personas hermosas aprenden lecciones hermosas, en la que quedan sometidas a una banda sonora bajo los cánones de la industria musical del momento y todo se arregla con una canción de Peter Gabriel y una disculpa. Cínicamente “Bajo la misma estrella” se somete a esa no-verdad a la que se agarra y levanta cual estandarte, a esa farsa de caras bonitas y conflictos elevados a un manto de estrellas para una hermosa foto de Instagram y selfie de rigor. Y en ese territorio la tragedia se convierte en algo tan superficial como el efecto colateral de morirse delante de una cámara con un especializado director de fotografía, habiendo pasado por maquillaje y peluquería unos minutos antes.
Señor Van Houten, soy una buena persona, pero un pésimo escritor. Usted es una pésima persona, pero es buen escritor. Creo que seríamos un buen equipo. No quiero pedirle ningún favor… pero si tiene tiempo, y por lo que vi, dispone de mucho… por favor corrija esto por mí. Es un discurso fúnebre para Hazel. Me pidió que lo escribiera y eso intento, pero le vendría bien algo de estilo. El punto es que todos deseamos que se nos recuerde. Pero Hazel es diferente. Hazel sabe la verdad. Ella no quería un millón de admiradores. Solo quería uno. Y lo tuvo. Quizá no la amé mucho tiempo, pero sí profundamente. ¿No es más de lo que la mayoría logramos tener? Cuando Hazel estuvo enferma, me enteré de que yo iba a morir pero no quería decírselo. Me colé en Terapia Intensiva diez minutos y me senté con ella antes de que me descubrieran. Tenía los ojos cerrados, la piel pálida pero sus manos aún eran sus manos. Aún tibias, y tenía esmalte azul muy oscuro en las uñas y las tomé entre las mías. Intenté imaginar un mundo sin nosotros y lo vacío que estaría. Ella es muy hermosa. Uno no se cansa de mirarla. No te preocupa si es más lista que tú, porque sabes que lo es. Es graciosa, pero jamás es cruel. La amo. Vaya que la amo. Soy muy afortunado por amarla, Van Houten. No puedes elegir si van a hacerte daño en este mundo pero sí eliges quién te lo hace. Y me gustan mis elecciones. Espero que a ella le gusten las suyas. ¿De acuerdo, Hazel Grace?
Aquí no hay vómitos hacia la pantalla ni tanta mierda como en ‘2 Girls 1 Cup’ porque es un ideal, una farsa y mentira sobre esa verdad auténtica que adorna y se niega a traspasar. El problema de “Bajo la misma estrella” es que es cínica e hipócrita y dentro de ese mundo algodonado y donde fumar queda como una metáfora de su propio absurdo. La propia película se convierte en un arma asesina y los inocentes espectadores piensan que no tiene el poder de matarlos… pero sí a todas sus neuronas. De hecho, estoy seguro que la OMS dentro de unas décadas incluirá a este tipo de películas en su lista de cosas que producen cáncer. Tiempo al tiempo. Tratando de hallar la quimioterapia fílmica, la cinta alcanza el tumor y la vergüenza ajena cuando el cáncer llega a casa de Anna Frank como tremenda vinculación al mal gusto. ¿Y por qué no se casaron en Austwich para alcanzar esa soñada y algodonada comunión del cáncer y el Holocausto? Considero que el resumen de la película que protagonizan Shailene Woodley y Ansel Elgort es todo ‘Un dolor imperial’ de cojones entre tanta leucemia mieloide aguda, neuroblastoma y cáncer de testículo. O lo que es lo mismo, la definición de este engendro llamado “Bajo la misma estrella”. Una pregunta estúpida, ¿se puntúa con estrellas o tumores?
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Tarde pero hermoso, como siempre bastardo.
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