Matamos a Dolarhyde. Y entonces… matamos a Hannibal.
Al Diablo su debido.
Resulta complicado —y prácticamente imposible— describir algo que es capaz de dejarte sin palabras. Puede que la mejor manera de relatar una obra maestra de la sutileza —y lo macabro— como el season 3 finale de “Hannibal” sea a través de su propia canción con la que posiblemente finalice el show extrasensorial concebido por Bryan Fuller. ‘Love Crime’ de Siouxsie Sioux y Brian Reitzell despedaza en su letra ese sentimiento de los personajes para vencer en ese juego mortal que les ha propuesto el Dr. Lecter. Se trata que lo sublime conviva con lo tétrico, que lo bello sea trágico e incluso lúgubre. Entre la anatómica y la metafísica, todo se resume en otro baño de sangre una vez que el sol se ha puesto y en volver a viajar en esa eterna espiral de vida, muerte, profundas cicatrices y supervivencia, donde da la impresión de que los personajes utilizan a Hannibal para lidiar con sus monstruos interiores y, así, justificarlos. La lectura y adaptación de Thomas Harris (‘El dragón rojo’) siempre ha sido ejecutada bajo el mando de una historia de amor oscura y platónica entre dos seres y especies en peligro de extinción. Tanto el Dr. Lecter como Will Graham han quedado condenados el uno al otro, destinados a ser partícipes de ese juego mortal en el que muchos inocentes (y otras bestias) han ido entrando y saliendo. Volvemos al soundtrack escogido para dar cierre (virtualmente) y conclusión a una de las mejores series que se han emitido (y emitirán) en la presente década. «Voy a sobrevivir, vivir y prosperar. Voy a sobrevivir, voy a sobrevivir». Y solamente los más fuertes dentro de ese tablero podrán hacerlo… o quedarán mutilados o desfigurados toda su vida… Que se lo digan a Frederick Chilton. Repasemos este season 3 finale que bien pudiera ser un series finale. Repasemos “The Wrath of the Lamb”, último capítulo (y decimotercero de la tercera temporada) de “Hannibal”.
Al repasar un episodio tan soberbio y sobresaliente es posible que la mirada para analizarlo en toda su extensión deba pivotar sobre su clímax y esa culminación a la historia de amor y oscuridad entre Hannibal Lecter y Will Graham. Ambos siempre se han dañado e intentado matar —ya sea por sus propias manos o utilizando a otros afines a sus planes—, provocando que sus cuerpos queden cubiertos por cicatrices que les recuerdan ese macabro cortejo y juego que practican. El leitmotiv del show siempre ha sido la evolución, que Will abandone su crisálida y emerja para ser la pareja y alma gemela de aquel que ha sido identificado como Dios y el mismísimo Lucifer. Esa capacidad religiosa quedó implícita desde el comienzo de esta temporada, así como los paralelismos con Dante y ese conflicto de los protagonistas, prisioneros de su imposibilidad de no hacerse daño mutuamente, devolviéndose el golpe cada vez más brutalmente. La llegada del Gran Dragón Rojo ha provocado un insólito triángulo en ese agasajo de ese par de monstruos y ambos van a utilizar a Francis Dolarhyde para hundir más si cabe el cuchillo sobre su corazón. Vimos que el Dr. Lecter posicionó al Gran Dragón Rojo para acabar con la familia ‘artificial’ de Will y así provocar su evolución y que acabara matando a Dolarhyde. La cuestión es que su cuerpo quede empapado y cubierto de sangre a la luz de la llena, que su transformación le transporte al lado oscuro que permanece escondido en su alma para que de este modo ya sea la pareja perfecta con la que Hannibal siempre soñó. Se trata de una codependencia nociva y auto-destructiva… pero no les importa aunque sean incapaces de escapar al magnetismo que ejercer el uno sobre el otro. Ese ‘caracol’ nunca ha podido comer solo y ahí entra su conflicto y también el recuerdo de la propia Bedelia Du Maurier, así como esa conversación que mantuvo con Will y en la que se nos revelaba que los actos extremos de crueldad requieren un alto grado de empatía. De momento, Will ha utilizado su don para hacer el bien… pero algo se va a poner en su camino para que decida propulsarse hacia esa evolución que le haga sobrevivir.
“The Wrath of the Lamb” comienza precisamente donde lo dejó “The Number of the Beast Is 666” (3x12), con Francis revelando a Reba McClane que él es El Gran Dragón Rojo. El plan de Francis es hallar la confianza de Reba, ofreciéndole la llave de la puerta principal para que decida cerrarla… o escapar. Evidentemente la asustada invidente optará por lo segundo pero el Gran Dragón Rojo esperaba ese movimiento en el exterior para sobresaltar más si cabe a esa ‘mujer vestida por el sol’. La llave volverá al cuello de Francis y ambos a la habitación para que Reba sienta la escopeta que porta el asesino en serie y que apunta hacia ella… pero Dolarhyde no podrá apretar el gatillo y empapará todo de gasolina para encender la mecha antes de volarse su cabeza (literalmente) ante aquella mujer que amó (y le amó). Reba, todavía tocada por todo lo sucedido, escapará del lugar recuperando la llave y revelando ya en el hospital a Will Graham lo sucedido. ¿Ayudó finalmente el amor a vencer a la bestia? ¿Ding-dong, muerto el Dragón? Ni Thomas Harris ni evidentemente Bryan Fuller van a ceder ante un elemento discordante y cursi para concluir la obra del gran monstruo que han presentado. El Dr. Lecter ya nos adelanta que esa idea del suicidio resultaría decepcionante y más si Will no lo asesinó con sus propias manos. Esa supuesta despedida se torna en otro concepto mucho más interesante cuando Will es asaltado en su propia habitación de hotel por el mismísimo Francis. Ding-dong, el Dragón vive. La conversación entre ambos, desvela la traición que sufrieron por parte de Hannibal y la empatía de Will nos revela una loca vuelta de tuerca para dar sentido a su venganza y transformación: utilizar a Dolarhyde para acabar definitivamente con el Dr. Lecter.
El FBI también va a descubrir la falsa muerte de El Gran Dragón Rojo y Will aprovecha el envite para mostrar su jugada en esa mortal travesura de la que todos ya son partícipes: Hannibal es el mejor cebo. La idea es tomar al Destripador de Chesapeake en custodia federal y fingir un escape para acabar con ambos. Jack Crawford, Will Graham y Alana Bloom se han convertido en monstruos al entrar en ese juego que les ha propuesto el Dr. Lecter. Frederick Chilton es el vivo recordatorio de los inocentes y corderos sacrificados, de su grito y visibles torturas expuestas. Hannibal no podrá resistirse al lujo y a sus comodidades, a ese buen gusto que Alana sabe que es la debilidad de la bestia que tiene encerrada. Will no puede vivir con Hannibal… ni tampoco sin él y Bedelia le recuerda el precio que pagará en su transformación. Por el contrario, todo no sale como se esperaba. El Gran Dragón Rojo intercepta tanto al Dr. Lecter como a Will en medio del plan cuando eran escoltados por agentes federales. Francis acabará con todos los guardias y dejará vivos a ambos para que huyan… Will no puede rechazar acompañar a su alma gemela y perdición, volver a ese punto que ya nos planteó el season 2 finale. Hannibal tiene una mansión con vistas al Atlántico, un escondite que solamente visitaron Miriam Lass y Abigail Hobbs en el pasado… y ese acantilado revela el tiempo perceptible en esa tierra erosionada, condenada a perderse en el mar. La metáfora queda en ese suspiro porque es obvio que allí tiene que aparecer Dolarhyde y lo hará en el momento en el que menos le esperaban… El Gran Dragón Rojo dispara en el vientre rompiendo parte de esa acristalada mansión y haciendo su entrada para filmar la muerte del Dr. Lecter. El Dragón tiene que comer… Es luna llena y el ciclo debe cerrarse. En este punto no sabemos si Will será un espectador, saboreando su copa de vino, o podrá ceder a ver morir a su alma gemela. Rápidamente nos da señas de que utilizará su arma pero Francis también lo percibe y le acuchilla en su cara. Ambos van a intercambiar esa arma para herirse y allí aparece el Dr. Lecter para conceptuar ese crimen que ambos planificaron sobre Crawford. Solamente los dos pueden vencer al Gran Dragón Rojo y esa secuencia sangrienta y de acción marca la comunión e historia de amor sintetizada de ambos… Con la bestia muerta, llega la catarsis y transformación aunque Will ya nos avanzaba que esa concepción platónica del crimen y lado oscuro no es tan realista como pudiera pensar. La sangre no es negra a la luz de la luna, simplemente sangre. Puede que esas palabras de Bedelia respecta al análisis de la relación de Will y Hannibal dé sentido al acto final. Ambos se abrazan pero Will decide lanzarse al vacío junto a ese ser con el que no puede vivir y, al mismo tiempo, es dependiente a un extremo enfermizo. El suicidio es la solución pero el Dr. Lecter (y Francis) nos desvelaban previamente que ese concepto no entra nunca en los planes de esos grandes monstruos y cerebros del mal. Digamos que el mejor modo de entender “Hannibal” es asomarse a ese acantilado que revela eternidad pero también erosión, como si el tiempo fuera el enemigo de los personajes y del propio show, atrapados en la belleza, en el peligro y la perdición. ¿Es el fin? ¿El sentido de amor, la muerte y la destrucción?
No obstante, el epílogo podemos entenderlo de muchas maneras y ahí se encuentra la brutal y sardónica gracia del asunto. Imaginemos que Hannibal sobrevive y decide comenzar a devorar a su ex psiquiatra e inesperable compañera de fuga europea tal y cómo ya realizó con Abel Gideon. O pensemos que el ‘alguien’ ha cogido el relevo del Dr. Lecter. ¿Will? ¿Otro personaje que nos presentarían en esa cuarta temporada ya prácticamente etérea? Vayamos más lejos. Pensemos que esa secuencia final pudiera ser un simple sueño de la propia Bedelia Du Maurier, una fantasía (o pesadilla) pendiente de completarse o ya ejecutada… incluso por ella misma. Su amor sobre Hannibal pudiera ser tan platónico que ella misma decidiera amputarse su propia pierna y servirla en un grotesco festín que espera a su acompañante como homenaje imposible a un tiempo perdido. Tal vez Hannibal murió y ella, como ese caracol caníbal, busque eternamente a esa compañía para cenar en un cielo e infierno personal que dote de sentido su vida. Ese postre eleva el misterio y la gran leyenda que ha culminado un show fundamental para entender la televisión actual más sibarita, digna del mejor paladar y gourmet. Adiós “Hannibal”, adiós. Gracias por ofrecernos semejante y espléndido menú de maldad y belleza y, ahora, pensemos siguiendo la sintonía de la canción postrera de Siouxsie Sioux en sobrevivir, vivir y perdurar a este juego mortal que tan brillantemente nos ha propuesto la cancelada serie por NBC. Adiós “Hannibal”, adiós. Adiós Dr. Lecter, adiós.
❂ (3x12) The Number of the Beast Is 666: Si juegas… pagas
❂ (3x11) ...And the Beast from the Sea: Sobre anhelar el cambio
❂ (3x10) ...And the Woman Clothed in Sun: Evolucionar o morir
❂ (3x09) ...And the Woman Clothed with the Sun: El juego del Dr. Lecter vuelve a empezar…
❂ (3x08) The Great Red Dragon: El gran dragón rojo
❂ (3x07) Digestivo: «Algunas bestias no deberían ser enjauladas»
❂ (3x06) Dolce: «Veo mi final en mi principio»
❂ (3x05) Contorno: Poniendo cerco a Hannibal Lecter…
❂ (3x04) Aperitivo: Grupo de Apoyo a las Víctimas de Hannibal
❂ (3x03) Secondo: «Por Misha»
❂ (3x02) Primavera: «Hannibal… te perdono»
❂ (3x01) Antipasto: Comienza la tercera temporada de ‘Hannibal’
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Vaya amigo que buen punto de vista sobre la serie, toda una obra de arte este final de temporada, dejándonos muchas dudas, alguien sabe que libro debo leer para seguir con la historia...?
ResponderEliminarHola Fabrizio,
EliminarPuedes leer la continuación de 'El dragón rojo' y su también exitosa secuela: "El silencio de los corderos". El problema es que el creador de la serie ha adaptado magistralmente (y también de manera libre) el material y la duda es saber qué nos hubiera deparado la continuación con la introducción de Clarice Starling. Yo apuesto a que hubieran utilizado de nuevo a Kacey Rohl para remarcar esa posibilidad de volver a recomponer la taza de té.
La serie de novelas dedicadas a Hannibal Lecter se cierra con "Hannibal" y "Hannibal: El origen del mal" que es la precuela de todo. No obstante, gracias al personaje de Chiyo nos introdujeron parte del pasado del Dr. Lecter.
Gracias por el comentario y saludos.
Muchas gracias por el seguimiento que te has marcado de esta gran serie, era todo un placer venir a leerte una vez visto el capitulo y poder analizarlo todo al detalle. Grande hannibal serie de 10, la echaremos de menos.
ResponderEliminarGracias por el comentario y contenido.
EliminarSaludos bastardos.
Enhorabuena por todos los artículos publicados. Una gran serie que se echará de menos.
ResponderEliminarGracias por el comentario y contenido.
EliminarLa echaremos mucho de menos.
Saludos bastardos.
La verdad que to tengo la suerte de haber seguido la serie a partir de la tercera temporada ya mas adelante tratare de ponerme con las dos anteriores y la verdad que no me arrepiento conceptualmente y como adaptación valen un Perú. Saludos y gran trabajo.
ResponderEliminarhttp://elblogdekasehaya.blogspot.com/2015/08/hannibal-se03ep13-wrath-of-lamb-arte-y.html
Un final brillante para Hannibal. Saludos
EliminarHola! Siempre leo tus reviews, sobre todo las de Hannibal, espectacular serie y que "cierre"!!.. algo que no me quedo claro fue cuando Hannibal le dice a Will "que solo Miriam Lass y Abigail habian estado en ese lugar" acaso Miriam fue complice relativamente conciente de Hannibal, como lo fueron Abigail y la Dra Bedelia??????????????????????????
ResponderEliminarPS: Si, exageré con los Signos de interrogacion :O
Hola Anónimo!
EliminarA Miriam Lass la 'lavó el cerebro' como trata de hacer con Clarice Starling en la novela "Hannibal". Desconozco si es un homenaje interno o quiere plantear algo mayor, como que el Dr. Lecter utilizaba ese tipo de medios (recuerde que lo quiere aplicar también a ese personaje interpretado Zachary Quinto) para crear una auténtica factoría de asesinos en serie y moldearlos a su convicción.
Lass, en definitiva, hizo lo que quisiera Hannibal, siendo ese juguete que cambió de manos entre Jack Crawford y él. Su forma de devolverle el golpe como más pudiera doler. Considero que Clarice Starling es una suma de Miriam Lass y Abigail Hobbs y que conscientemente Bryan Fuller escribrió a ambos personajes pensando en la futura introducción de Clarice.
Gracias por el comentario y saludos-.