Serie de TV
“Glitch”
Australia
2015
Sinopsis (Página Oficial):
Cuando el sargento Hayes es contactado para que acuda al cementerio se encuentra con un descubrimiento sorprendente. Un grupo de personas han vuelto inexplicablemente de entre los muertos y se encuentran en perfecto estado de salud. ¿Cómo es esto posible? ¿Quiénes son y por qué están de vuelta?
Es imposible no referirse a “Les revenants” si se escribe algo sobre la nueva serie australiana de ABC1. Y es que de “The Glitch” da la impresión de formar parte de ese gran todo que integran toda una oleada de recientes shows dramáticos bajo un manto sobrenatural que han manoseado ese concepto tan dreyeriano y evangélico del regreso a la vida sin desear devorar hasta el último cerebro e intestino en cien kilómetros a la redonda. Aparte del show de culto francés —y su innecesario, prescindible y cancelado remake norteamericano (“The Returned”)—, la también enterrada por ABC “Resurrection” ofreció otro tipo de variables respecto a ese material primigenio que proponía “La resurrección de los muertos”. Hemos tenido múltiples variaciones, desde el cómic de Chris Roberson y Michael Allred para plasmar “iZombie” o incluso pudiéramos añadir ese intento fallido español llamado “Refugiados” de cambiar el concepto de muertos vivientes por viajeros del tiempo. Por el contrario, “The Glitch” se recrea en ese concepto básico de traer de nuevo los muertos a la vida, amplificando su minimalismo en un entorno prácticamente rural y alejado del mundanal ruido. No busquen en la serie demasiadas explicaciones, ya que la idea es provocar que su simpleza le permita desarrollar otros conceptos dramáticos. Los créditos de la serie australiana nos dirigen precisamente hacia ese leitmotiv sobre la resurrección y de que lo marchito renazca, que regrese al punto más vital y culminante desde la defunción. Pero, ¿por qué y para qué?
La estrategia pudiera parecer aparentemente recurrente, e incluso superflua teniendo como referencia la calidad de “Les revenants” pero la propuesta de ABC1 quiere integrar los elementos habituales del subgénero dentro de un drama clásico, formalizando ese ‘glitch’ de romper los elementos naturales y el ciclo de la propia vida, de enfrentar tanto al pasado como al presente, siendo ese objeto del que nunca podremos escapar por mucho que lo enterremos. Ese engaño no está exento de un suspense gracias a un hilo fantástico plagado de incógnitas. “The Glitch” no va a dar demasiadas respuestas, como si en sí mismo esa resurrección romeriana en un cementerio —remarcando esquemas clásicos— sintetice el concepto metafórico de un nacimiento adulterado con la inherente muerte. Aquellos que han regresado lo hacen con su memoria perdida, sin saber ni siquiera cómo murieron y qué hacen allí. Un policía y la doctora local se encargan de mantener el secreto a los habitantes de esa ficticia ciudad victoriana de Yoorana. Precisamente el escenario nos vuelve a trasladar a ese juego de muerte y resurrección, como si el tiempo no hubiera pasado y fuera una constante. Con el misterio planteado llegan algunas iniciales revelaciones, como que ese agente de la ley se enfrenta al reencuentro con su difunta esposa. Los vivos siguieren con su camino y ese personaje que interpreta Patrick Brammall encontró una nueva mujer que está embarazada pero, ahora, se enfrenta a una doble vida que enfrenta el pasado y el futuro colapsando entre sí, incapaces de convivir en el mismo espacio.
En “Glitch” no hay demasiado tiempo para la metafísica y durante los seis episodios de su primera temporada nos van introduciendo el pasado de sus personajes, sus secretos e incluso los motivos que les llevaron a ‘regresar’. Digamos que la lectura más gratificante de la serie australiana es precisamente un concepto muy abramsiano sobre el destino, como si en el fondo el show fuera una circunvalación de “Lost” respecto a la comunión entre ciencia ficción y mitología. El espectador es aquel que tiene que contestar a las preguntas, coger esas mínimas pistas y hallar la verdad de por qué han vuelto esos personajes que vivieron en distintas épocas de ese ficticio escenario del que no puede escapar… salvo si quieren convertirse de nuevo en cenizas. Ellos son precisamente los que tienen las respuestas, aunque tienen que hallarlas en sus recuerdos, conociendo los motivos por los que murieron y entablando un diálogo con el nuevo tiempo en que han vuelto a la vida. Ellos son ese ‘glitch’ y burla del destino al que hace referencia el título y nosotros nos situamos en su escorzo, viviendo el melodrama donde conviven desde la xenofobia a secretos inconfesables, incluyendo un extraño triángulo romántico bajo ese continuado hilo de suspense. La idea es que el espectador también quede atrapado en Yoorana junto a esos muertos que han vuelto a caminar y vivir para completar un enigmático destino y deuda que dejaron pendiente con aquellos que ahora se enfrentan a un tiempo que dejaron atrás. Ellos, al fin y al cabo, son el pasado, su reflejo y consecuencias.
SPOILERS: En el sexto y último episodio de la primera temporada se juegan a otro tipo de elementos e incógnitas. James Hayes nunca sabrá si su ‘segunda’ esposa Sarah es una de ‘ellos’. Aquí se añade el concepto de que no todo el mundo que regresa, lo hace de la misma forma o incluso su identidad pudiera ser distinta. Véase ese antagonista llamado Genevieve O'Reilly que acabó muerto siguiendo el manual habitual para ‘acabar’ con un zombi. Hay demasiadas capas y secretos, como ese extraño objeto (y flauta) de la Dr. Elishia McKellar que al tocarlo hace recordar a los muertos cómo murieron y dar sentido a su regreso. El policía local protagonista descubrirá, como cliffhanger final, que Elishia falleció hace cuatro años y no sabemos si el personaje que interpreta Genevieve O'Reilly es una de ellos o alguien que se hace pasar con esa identidad. Tampoco queda clara su vinculación con Professional Corporation y ese ramal de Farmacéuticos Noregard, que hacen antivirales y que, según la enigmática doctora y posible responsable de lo sucedido, trabajan para ella y no al revés. Tal vez descubrieran algo más allá de toda lógica y la propia Dr. Elishia McKellar fuera un conejillo de indias en sus propios experimentos. Todo ese cúmulo de incógnitas realmente impulsando todo tipo de argumentos dramáticos, ya que gran parte de esos ‘revividos’ ahora ya conocen su propio pasado. Se conocen a ellos mismos y ejercen plenamente como ese ‘glitch’ en un presente que no les corresponde pero que, al mismo tiempo, tiene una deuda pendiente con ellos. ¿Hay más vida después de “Les Revenants”? Puede que en Australia tengan las respuestas…
SPOILERS: En el sexto y último episodio de la primera temporada se juegan a otro tipo de elementos e incógnitas. James Hayes nunca sabrá si su ‘segunda’ esposa Sarah es una de ‘ellos’. Aquí se añade el concepto de que no todo el mundo que regresa, lo hace de la misma forma o incluso su identidad pudiera ser distinta. Véase ese antagonista llamado Genevieve O'Reilly que acabó muerto siguiendo el manual habitual para ‘acabar’ con un zombi. Hay demasiadas capas y secretos, como ese extraño objeto (y flauta) de la Dr. Elishia McKellar que al tocarlo hace recordar a los muertos cómo murieron y dar sentido a su regreso. El policía local protagonista descubrirá, como cliffhanger final, que Elishia falleció hace cuatro años y no sabemos si el personaje que interpreta Genevieve O'Reilly es una de ellos o alguien que se hace pasar con esa identidad. Tampoco queda clara su vinculación con Professional Corporation y ese ramal de Farmacéuticos Noregard, que hacen antivirales y que, según la enigmática doctora y posible responsable de lo sucedido, trabajan para ella y no al revés. Tal vez descubrieran algo más allá de toda lógica y la propia Dr. Elishia McKellar fuera un conejillo de indias en sus propios experimentos. Todo ese cúmulo de incógnitas realmente impulsando todo tipo de argumentos dramáticos, ya que gran parte de esos ‘revividos’ ahora ya conocen su propio pasado. Se conocen a ellos mismos y ejercen plenamente como ese ‘glitch’ en un presente que no les corresponde pero que, al mismo tiempo, tiene una deuda pendiente con ellos. ¿Hay más vida después de “Les Revenants”? Puede que en Australia tengan las respuestas…
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