“...And the Beast from the Sea” supone el primer paso de los tres finales que conformarán la despedida de “Hannibal”. La serie de NBC se ha vuelto mucho más clásica y convencional para arroparse con el material propio de Thomas Harris y dar sentido a ‘El dragón rojo’, pero el sentimiento es que el show al servicio del Dr. Hannibal Lecter sigue manteniendo sus credenciales extrasensoriales. A Bryan Fuller, por lo tanto, le interesa mucho más el film de Michael Mann que el de Brett Ratner, como una declaración de intenciones sobre esos thrillers con asesino en serie tan manoseados por el mainstream y las series de televisión en primetime. El show que monopolizan Mads Mikkelsen y Hugh Dancy desea también dar un completo y amplio significado a su recurrente leitmotiv: la evolución, la transformación, el cambio… El Dr. Lecter siempre ha sido una guía y herramienta para el mal y en el presente episodio se vuelve a potenciar su vinculación con Francis Dolarhyde y sus intenciones de seguir arrastrando al lado oscuro a Will Graham. También “...And the Beast from the Sea” marca esa maniobra para ‘enlazar’ con la oscarizada e iconizada película de Jonathan Demme ante el posible fin definitivo de la propia serie. En esta cuenta atrás esa bestia enjaulada y monstruo va a ir perdiendo su dignidad, vinculando a esa imagen tan característica con la que quedó inmortalizado y perdiendo el glamour, la belleza y el buen gusto con los que se codeó tiempo atrás… incluso en esta primera fase revelada en el Hospital Psiquiátrico de Baltimore. Los buenos tiempos quedaron atrás y esos festines culinarios ya son parte del pasado del show y de la vida actual del Dr. Lecter. ¿El principio del fin? Repasemos “...And the Beast from the Sea”.
Hay una sensación por parte de la presente concepción de la ficción de NBC por recrear una vieja película en blanco y negro cuando nos introducimos en la torturada mente de Francis Dolarhyde durante la luna llena. El Gran Dragón Rojo, conocido públicamente como el Hada de los Dientes, filma sus crímenes y previamente a sus víctimas, como si ese carácter cinematográfico dialogara tanto con el espectador como con su monstruo interior. En “...And the Beast from the Sea” vamos a conocer muchos más detalles de su maltrecha psique pero también seguiremos el juego de Hannibal Lecter por introducir al resto de personajes en su maquiavélico tablero del mal. Tras devorar (literalmente) la pintura de William Blake es hora de introducirnos en esa tercera acuarela tras ‘El Gran Dragón Rojo y la Mujer revestida en Sol’ y ‘El Gran Dragón Rojo y la Mujer revestida con el Sol’. ‘El Gran Dragón Rojo y la Bestia del Mar’ retoma esa ‘deglución’ del villano y las reacciones de Jack Crawford y Alana Bloom ante el relato de los hechos por parte de Will Graham. Sus huellas confirman su vinculación con los crímenes de la familia Leeds y vamos a ver el reverso más maléfico de Crawford para ‘quitarse’ del medio a ese nuevo monstruo que ha puesto en jaque al FBI. Will ve cómo caen las máscaras de aquellos que están a su alrededor… y “...And the Beast from the Sea” es un episodio en el que todos le van a pedir a gritos que acabe definitivamente con Dolarhyde. Muerto y solamente muerto… ¿Podrá ceder Will a sus instintos y ser capaz de no evolucionar a la oscuridad que esconde su alma?
La cuestión es clara: Hannibal guió a Will a hallar a Dolarhyde y evidentemente él sabe quién es el Dragón Rojo… Francis sigue con su transformación, tratando de no dañar a Reba McClane y preparándose para la próxima luna llena. El Dr. Lecter tiene una familia candidata para ‘alimentar’ al Dragón y no es otra que la nueva de Will. «Sálvate, mátalos a todos». La maldad de Hannibal esconde ese conflicto que le posiciona entre el amor y el odio frente a aquel que estaba condenado a ser su alma gemela. El ex agente del FBI no sabe lo que se avecina y vamos a ir desarrollando la planificación y también la escenificación de los asesinatos que plantea Dolarhyde. En realidad, aquí también se halla ese doble juego de los guionistas del show por adaptar el material original pero al mismo tiempo tratar de evitar esa convencionalidad inclusive lidiando con la misma. Aquello que pudiera ser un tercer y último acto se va a convertir en el primero. “...And the Beast from the Sea” se mueve en ese terreno cinematográfico y precisamente en esa historia de amor que se proyecta al otro lado de la pantalla. «Despiértame, si me caigo». La dicotomía de Francis es un rasgo visible de su personaje, como si ese nuevo sentimiento hiciera luchar a su ser humano frente a la bestia que habita en su interior. Mientras tanto, seguimos con la articulación de esa historia de terror y sus consecuentes actos. Los perros de Will van a ser ‘envenenados’ pero nosotros sabemos ese peculiar detalle… e incluso los guionistas nos van a dejar una imagen de un aviso del FBI en el veterinario donde tendrán que pasar la noche. El cambio de dieta puede ser el recurso perfecto para ‘vender’ que ese secreto siga siendo secreto. Me interesa, no obstante, que el libreto tenga la suficiente capacidad testicular para lanzar una burla a la comida enlatada made in China. Estamos viviendo tiempos en los que las grandes producciones de Hollywood temen mencionar al gigante asiático y sorprende ver en “Hannibal” una referencia tan directa para dar una mala publicidad, aunque si se busca en la hemeroteca la mención forma parte de una noticia real.
Vayamos a dar sentido al ataque del Gran Dragón Rojo sobre los Graham y todo ese thriller en un tono cercano al blanco y negro, como si Bryan Fuller deseara rendir tributo tanto al film de Michael Mann como a viejas películas europeas. La secuencia es larga, abocada al silencio y a la imagen, a esos resortes clásicos de planos de botas y una tensa huída. Por suerte para Walter y Molly podrán detener un coche, utilizando el suyo como cebo para entretener al asesino en serie. La sangre tiene que correr y el conductor del vehículo será la víctima de uno de los disparos del Gran Dragón Rojo… como solución más realista. ¿¡Cómo se podría explicar en menos de tres segundo a una persona a la que has obligado a detener su automóvil, de manera tan desesperada y violenta, que un psicópata te persigue!? Molly tampoco podrá evitar a la puntería del asesino en serie y será herida en su escapada. En su recuperación hospitalaria Will tendrá que hacer frente a su lado humano, a su salvación… a su familia. Contrariamente Walter, conocedor de su pasado, le pide asesinar a aquel que ha atacado a su madre. Crawford también da la impresión de querer que Will elimine a ese monstruo y su nuevo plan pasa por Alana Bloom al averiguar que el abogado de Hannibal no le había llamado desde que fue declarado oficialmente loco. El Dr. Lecter siempre ha tenido una peculiar manera de decir la verdad y la idea es que éste ‘entretenga’ al Dragón hasta que el FBI localice la llamada de rigor. Alana le amenaza con quitarle su comodidad e importancia, arrebatarle su dignidad si osa volver a saltarse las reglas de ese juego que tan bien maneja. Mientras tanto, veremos cómo el ‘Dragón’ castiga a Francis, como los recursos visuales nos introducen en la locura que padece. De las auto-lesiones pasamos a la dolorosa ruptura con Reba y a una llamada con su psiquiatra con Crawford y Bloom escuchando al otro lado. Finalmente, Hannibal no puede seguir con la falsa y se auto-condena. El Hada de los Dientes escapa mientras que Will y Molly ofrecen un reflejo y contraste de la relación de Francis y Reba. El show siempre ha funcionado por ofrecer espejos respecto al bien y al mal con su antihéroe y su don de la empatía en medio, pero también desea ofrecer una salida satisfactoria a Will tras su ruptura con el Dr. Lecter en el desenlace del maravilloso “Digestivo” (3x07). Molly y Walter son la luz, ello y solamente ellos importan. «Es difícil aferrarse a lo bueno. También escurridizo». Will sabe que todavía la cumbre queda lejos y las piedras para apoyarse son muy resbaladizas. “...And the Beast from the Sea” decide finalizar con Will frente a su mayor y lóbrego escollo existencial: el Dr. Lecter. En ese nuevo vis a vis, los reflejos vuelven al discurso de la transformación y el cambio, como si el corazón de Hannibal deseara reactivar a apelar a ese viejo anhelo de Will por convertirse en un monstruo. El Gran Dragón Rojo pudiera ser aquel único elemento capaz de conseguirlo, como si Graham y Dolarhyde fueran seres similares pero eligieron caminos dispares en el pasado. Es más, me atrevería a decir que la jugada del show es potenciar el sentimiento de que Will al cerrar la puerta de su transformación abrió la de Dolarhyde, como si el bien y el mal conformaran el propio espectro y universo de la serie. El Dr. Lecter desea proseguir con el juego, dar pistas a Will para enfrentarse tanto al monstruo que persigue y sacar a aquel que lleva dentro en el proceso. «La construcción de un cuerpo nuevo, la singularización de sí mismo y la división de su personalidad parecen activas y deliberadas». Francis también anhela el cambio y realmente está transformando a las familias que asesina, como el Dr. Lecter desea mutar a Will. Y aquí aparece la apuesta de Bryan Fuller para dotar de sentido a la recta final de la temporada y posiblemente de la serie: tres almas gemelas atrapadas en esa espiral de referencias que abarcan todo el material original y sus referencias así como todas las temporadas de la serie de NBC. Un gran todo, una gran serie.
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Exacto: "Un gran todo, una gran serie"
ResponderEliminarGracias por el review, ya falta menos para el final :)
Una sinopsis Tan bien escrita como exquisita es la serie.
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