“Digestivo” es el gran cierre de todo el primer acto que compone la presente temporada de “Hannibal”. Bryan Fuller ha jugado bastante con la digresión temporal, rompiendo y reconstruyendo esa taza de té que simboliza su propio show. El fin y está cerca y no da la impresión de que tengamos continuación… tras la negativa de Amazon y Netflix y la pérdida del ‘imán’ contractual sobre Mads Mikkelsen y Hugh Dancy. Si existe una vía de avance, al menos, no será en un corto espacio de tiempo. El propio villano y protagonista nos anima, en cierta medida, a construir nuestro propio palacio mental y tomar incluso el material cinematográfico para recomponer esa frágil taza hecha añicos por la indiferencia del público estadounidense. Precisamente los pésimos niveles de audiencia han provocado que NBC termine quemando la serie en la noche de los sábados aunque AXN España y la televisión canadiense, por ejemplo, transformen su emisión en ese extraño ritual de recomposición previa a su destrucción definitiva. Siempre nos quedará el culto, la magnificencia extrasensorial de una serie ciertamente en peligro de extinción, como si fuera la última de su especie. “Digestivo” está condenado a convertirse en uno de los mejores episodios emitidos de la adaptación del universo de Thomas Harris y ser el desenlace de todo ese inventivo prólogo que ha conformado el show a lo largo de estas dos temporadas y media. Ahora llegamos a ‘El dragón rojo’ pero, antes, tenemos que digerir lo ofrecido aquí.
Nos vamos directos hacia a la venganza de Mason Verger pero si la tercera temporada fue articulada sobre un gran avance, para recapitular todo en “Aperitivo” (3x04) —y darnos el correcto y propicio backstory—, en “Digestivo” nos complementan ese espacio temporal que nos perdimos en el desenlace de “Dolce” (3x06). Sabíamos que la policía italiana está completamente sobornada (y en el bolsillo de Verger) e hizo acto de presencia en esa terrorífica cena que preparó el Dr. Lecter a Jack Crawford y Will Graham… con el cerebro de éste último —servido completamente en su punto y sangrienta salsa— como colofón de su desagradable y macabro menú de despedida. Hasta que Will y Hannibal fueran dispuestos cual producto cárnico —en ese camión que los trasportaba directos hacia Granja Muskrat— ocurrieron una serie de eventos que este prólogo nos relata. Evidentemente esos ‘saltos’ temporales son parte del planteamiento narrativo de Fuller por tratar de quebrar y recomponer el tiempo de su propuesta, jugando al despiste o a que el propio espectador rellene huecos. ¿Estaba Crawford en peligro? Es obvio que si la corrupta ‘polizia’ deseaba manejar el asunto fuera de sus libros y el ex jefe de la unidad de ciencias del comportamiento del FBI era un testigo y obstáculo… que tenía que desaparecer. El Commendatore Benetti —tras esa irrupción junto a sus hombres que pone punto final al ‘aserrado’ del cráneo de Will— confirma a Jack sus peores sospechas al no existir un precio sobre su cabeza: será ‘la última víctima’ de Il Mostro di Firenze y destripado como Rinaldo Pazzi. Chiyo y su mirilla telescópica se han convertido en un ángel de la guarda para los personajes y desconocemos si en sus planes también se encontraba frenar a Hannibal de ese asesinato que planteaba respecto a Will… Tal vez ella también quería darle de su propia medicina tras ‘obligarla’ a asesinar. Chiyo acaba fácilmente con los hombres que amenazaban a Jack y éste tiene información vital sobre el destino del Dr. Lecter que le interesa a la asiática. Pero algo nos dice que no van a ser determinantes en los sucesos que van ocurrir en la finca Verger junto al río Susquehanna al norte de Maryland…
Obviamente la Granja Muskrat se va a convertir en un lugar impenetrable de puertas para afuera y si Will y Hannibal desean disponer de alguna oportunidad, ante los sádicos planes de su vengativo captor, van a necesitar ayuda. La relación lésbica entre Alana Bloom y Margot Verger no es un concepto ni gratuito ni un elemento superficial sino algo necesario para vincular a ambos personajes. Ambas quieren algo y ambas se necesitan… y tienen poco tiempo o el que consigan ganar gracias a los crueles juegos que planea Mason tanto con el Dr. Lecter como con el ex agente especial del FBI. Conocíamos la tradición del padre de Verger con ese cuchillo que utilizaba para revisar la profundidad de la grasa en los cerdos y, ahora, Hannibal va a ser tratado como uno de ellos… aunque sea el más exótico de todos. Es conocido que el Dr. Lecter ha tratado a la mayoría de sus víctimas como tales, sobre todo cuando sacó su rolodex para traer de nuevo a la vida al Destripador de Chesapeake. Los planes de Mason Verger pasan por rendir un homenaje bíblico de Jezabel pasando por “Los ojos sin rostro” de Georges Franju y “La piel que habito” de Pedro Almodóvar. El fichaje del Dr. Cordell ha sido idóneo a sus macabros fines ya que desea robarle (literalmente) la cara a Will para, después, ‘despojar’ su cuerpo vivo a modo de comida a sus insaciables cerdos. En esa cena donde el gran villano expone sus propósitos aparece todo un recital de referencias y humor negro. Desde la ‘salchicha’ del caníbal alemán buscando un amigo para comérselo y, sobre todo, un bocado en la mejilla del propio Cordell que nos remite a “El silencio de los corderos”. Esa sonrisa del Dr. Lecter da la impresión de que no quiere apagarse… Alana Bloom nos recuerda que «él siempre está jugando» y no parece sobresaltado por su desagradable destino: sus manos y pies serán servidos como primer plato en una barbacoa prometeica, con su lengua finalmente hervida y rebanada finamente mientras es marinada en aceite de oliva, ajo, perejil y vinagre. Para llevar a cabo tal festín, Cordell ‘removerá’ a Hannibal todo lo que tenga de los codos y rodillas para abajo, siendo mantenido con vida con intravenosas y torniquetes hasta su último suspiro… para que su lomo y costillas sirvan de alimento a Mason durante días. Para completar el horror, esa anguila que hemos visto siempre como ‘animal de compañía’ de Verger será alimentada con sus genitales… Tal maléfica y nauseabunda venganza es inminente.
En ese terrible escenario para Will y Hannibal sabemos que hay un par de intérpretes decisivos. También da la impresión de conocerlo Mason aunque desea torturar a su hermana hasta el final ofreciendo sus óvulos e incluso un bebé… gracias a una madre ‘sustituta’ que está en la granja. Evidentemente Mason retuerce la verdad de sus palabras mientras que Alana se reúne con Will para confirmar que sus acciones por encontrar a Hannibal eran para salvarlo de su oscuro destino y transformación… y que sus propósitos no son asesinar al Dr. Lecter… aunque sí que sufra un poco (o bastante). Su plan A (Jack Crawford y el FBI al rescate) ha fallado y el plan B pasa porque la Granja Muskrat se convierta en una carnicería e incluso que ella misma tenga que mancharse sus manos de sangre. He ahí también la cuestión del encuentro entre Hannibal y Margot y ese elemento de extorsión con forma de bebé que ha hecho acto de presencia. El Dr. Lecter recuerda a Margot que hasta que no asesine ella a su hermano no resolverá su conflicto y allana una vía para ejecutarlo al responsabilizarse él del mismo en esa larga lista de crímenes que confesará a las autoridades en una carta. Alana sabe que también necesita a Hannibal libre para poder salvar a Will ya que es el único que puede hacerlo. Esa promesa también se torna en una prueba (piel y cabello) para responsabilizarlo del crimen que cometerá Margot y así exonerarla. Los intérpretes ya está dispuestos sobre el escenario y, ahora, llega el festival del horror y la sangre… donde ni el telón va a quedar impoluto.
El clímax de “Digestivo” juega también al despiste con esa operación de trasplante de cara de Mason y las intenciones de arrancársela sin anestesia (quirúrgicamente) a un inmovilizado Will. Margot y Alana, por su parte, descubrirán que ese bebé se encuentra en el interior de una gran cerda dispuesta sobre una alcoba. La secuencia es completamente ‘bizarra’, extraña e inquietante. El feto no tiene latido de corazón… y ese acto formaba parte de la tortura que Mason disponía respecto a su hermana: destruyendo cualquier esperanza, negándola continuadamente. Con el inicio de la incisión en el rostro de Will llegamos a la revelación final. Mason se despierta para darse cuenta que es la cara de Cordell aquella que fue dispuesta sobre la suya propia pero cayendo al no estar cosida y ensangrentando su actual rostro… Hannibal acabó con todos sus hombres y, ahora, Margot perfila su venganza con la ayuda de Alana. Mason sabe que su testamento es clave para mantenerlo con vida ante la ausencia de un heredero… pero Margot ya tiene lo que quería: el esperma de su hermano. Aquí llega una de las grandes frases seriéfilas del 2015: «Él (Hannibal) nos ayudó a ordeñarte» y también una de las mejores muertes que veremos en este televisivo año: Mason es ahogado en el hogar de su querida anguila que no duda en meterse entera dentro de su boca hasta completar una perturbadora secuencia y peculiar vendetta. Chiyo también ayuda en el escape de Hannibal trasportando el cuerpo de Will en sus brazos. Esa conmovedora secuencia ciertamente finaliza un gran ciclo e historia de amor. «Algunas bestias no deberían ser enjauladas», confiesa Chiyo a aquel que fue su mentor y éste responde a la pregunta respecto a Mischa: se la comió pero no la mató. Entre el hierro y la plata también está ese tiempo intermedio, esa taza de té impuesta en las reglas del desorden. La mente y la realidad pueden ir por separado pero en ese reencuentro final de Will y Hannibal la historia de ambos llega a su fin, como una ruptura y divorcio definitivo, como esa taza de té a punto de quebrarse sobre una sólida superficie.
No voy a echarte de menos. No voy a encontrarte. No voy a buscarte. No quiero saber dónde estás o lo que haces. No quiero pensar más en ti. Te deleitas en la maldad y después te regañas por la maldad. Tú te deleitas. Yo tolero. No tengo tu apetito. Adiós, Hannibal.
La llegada del FBI a la casa de Will con Jack Crawford al frente nos confirma parte de esa despedida pero llega el punto de giro. Aunque Will ha roto su relación y vínculo con el Dr. Lecter a éste no le ha sentado nada bien la ruptura: se ha convertido en ese caracol (y depredador) incapaz de comer solo, estando condenado a buscar una pareja y alma gemela. Will era el indicado, Bedelia Du Maurier una sustituta hasta ese encuentro plagado de traiciones y oscuros pensamientos. De este modo, la jugada de Hannibal es aparecer en ese momento para entregarse al FBI. «No te atrapé, te rendiste», le espeta Jack a esa bestia que ahora permanecerá enjaulada… y sabemos que algunos depredadores no deberían ser recluidos porque siempre están maquinando y jugando, haciéndose más peligrosos tras las barras que las separan del mundo.
P.D.: ¿Y qué pasó con los perros de Will? Volved pronto, vuestro amo necesita mucho cariño en este duro momento tras su ruptura sentimental con su novio tras dos temporadas y media de serie.
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Fantástica crítica.es un capítulo increíble,inolvidable....espectacular.Hannibal es la mejor serie del momento.seguro que alguna plataforma la rescatara de la cancelación.
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