lunes, 13 de julio de 2015

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True Detective (2x04) Down Will Come: La masacre de Vinci


Es difícil hallar a estas alturas de la segunda temporada de “True Detective” un leitmotiv que ejerza como constante a una entrega complicada de asimilar y digerir a todos los niveles, tanto creativos como dramáticos y narrativos. El cierre de “Down Will Come”, cuarto episodio de esta nueva entrega del show de HBO, se realiza sobre un plano fijo, congelado y detenido en el tiempo para oscurecerlo con un fundido a negro. Es una extraña instantánea que nos remite a su clímax previo: violento, desmedido, brutal e incluso discordante con el ritmo previo ofrecido… Una gran mascare en Vinci va a detonar esos mecanismos expuestos en los capítulos anteriores, como si sintiéramos que el eje central de esta entrega es la mentira alrededor de la existencia humana. Ese tóxico y corrupto municipio refleja la capacidad del ser humano para crear esos paraísos artificiales sobre la naturaleza que acaban convertidos en avernos y abismos de su propia moral. No es casualidad que los personajes principales de esa segunda temporada de “True Detective” vivan atrapados en mentiras, en las peores variaciones de sí mismos. Precisamente hay un diálogo en “Down Will Come” entre Frank Semyon y Ray Velcoro que nos remite a dicho concepto: «A veces, tu peor yo es tu mejor yo». Esa idea es un choque existencial entre ambos protagonistas. Frank se ha quitado la máscara de ese hombre de negocios, con el que había soñado e idealizado su ascenso existencial, y regresado a su peor versión criminal. Vuelve a ser un mafioso muy peligroso y demasiado vengativo, buscando respuestas de una traición en los crímenes de sus antiguos socios y declive en lo que poder se refiere. Por el contrario, Ray parece reflejar el espíritu de la ‘redención’ desde su ‘regreso’ a la vida. Las segundas oportunidades existen pero tal vez el ser humano esté condenado a perderlas y arruinarlas nuevamente… Todas esas conexiones también formarían un elemento en común con la primera temporada de “True Detective”, en esa capacidad del ser humano por ser el motor de las mayores y más despreciables atrocidades. ¿Estamos condenados al mal, al pecado y tropezar sobre la misma piedra o a reinventarnos en esa peor versión de uno mismo que acaba siendo la mejor? Repasemos “Down Will Come”. 

El personaje que interpreta W. Earl Brown en cierto modo también define esta segunda temporada de “True Detective” de cara a la propia audiencia: una mezcla de dejadez, decadencia, de asco por vivir y trabajar, cualidades dignas de un ‘loser’ poco interesante, que no nos importa en absoluto, que cabalga entre el amor y el odio sin definirse… con alguno ramalazo de cabronazo y, para colmo, con la muerte sobre su cabeza si osa cometer el acto mínimamente heroico y/o arriesgado. También disponemos de esa capa lynchana amparada en «es un mundo extraño» en el que incide nuevamente un diálogo entre Paul Woodrugh y Velcoro:
—Simplemente no sé cómo ser... en el mundo, tío.  
×Oye, mira por la ventana. Mírame. Nadie lo hace.
Paul también tiene tiempo de ejercer como un detective, hallando en una casa de empeño objetos robados de la casa de Caspere y conduciendo la investigación hacia un peligroso hombre del crimen organizado mexicano. Uno de los riesgos de la temporada está siendo dar protagonismo a un mafioso como ‘cuarto detective’ pero su farsa formulada sobre la esperanza de ascender y ser ‘otro yo’ sintetiza el concepto sobre el que ha sido engendrada su propia vida: un cuarto oscuro repleto de peligrosas ratas que desean devorarlo. Los cuatro protagonistas son supervivientes pero Frank es el más peligroso de todos ellos. Está al otro lado de la ley y ha vuelto a ejercer como ese criminal tras recuperar su club y confirmar al mundo que nunca ha perdido un diente en su vida. ¡Ni los de leche! ¿Ni los de leche? Más allá de esas frases y miradas chungas los planteamientos sobre su búsqueda de la paternidad son de nuevo dibujar círculos concéntricos sobre esa mentira en la que quedó construida su vida. Pudiéramos pensar que Jordan (y algún aborto en su pasado) fueran los responsables de esa esterilidad de la pareja, que un ser tan hijo de puta como Frank está siendo castigado por el karma y el destino para que no pueda poner sobre la faz de la tierra a alguno de sus vástagos. La cuestión parece ser otra en esas mecánicas del show en esta temporada: la paternidad como parte de los discursos y, al mismo tiempo, ratificación de las mentiras a las que han quedado atorados los protagonistas. Véase esa discordante relación de padre/hijo (a todos los niveles) entre Ray y el pequeño Chad, que nos ofrece una secuencia torpemente cómica en ese regalo de su abuelo que ni siquiera es de su propio padre… O el descubrimiento por parte de Paul que su ex novia se encuentra embarazada para tapar su homosexualidad (y esa inusitada fama por un escándalo sexual) en ese mundo en el que no encaja. Posiblemente “True Detective” nos habla de que la ‘mentira’ forma parte de todas sus respuestas… “Down Will Come” también aprovecha para recuperar al padre de Ani que le recuerda que ella es la oveja negra de la familia. Su hermana también incide en que ella ya tenía suficientes problemas para poder ayudarla. O lo que es lo mismo, su presente como detective de policía es otra nueva mentira respecto a ella misma y su pasado. El capítulo también sorprende por revelar que Jordan Semyon no es ni Carmela Soprano ni Margaret Thompson… Ella conoce todos y cada uno de los negocios de su esposo, cada uno de los dientes que ha sacado a lo largo de su carrera criminal… Y ella está con él, aunque ejerce de voz interior de su conciencia y perspectiva e incluso tiene contactos gracias a sus propios ex novios para que Frank busque un inversor… o más dientes que extraer.


La investigación respecto al asesinato de Ben Caspere sigue con esas líneas paralelas que parecen no llevar a ningún sitio. Después del mundo de esas fiestas de depravación, drogas y prostitución de lujo por bandera, pasamos al reino de Hollywood… De farsa a farsa… aunque la irrupción de una tercera línea va a desatar la violencia sobre esa realidad a pie de calle. A golpe de balas, sangre y un regadero de víctimas inocentes que se encontraban en el lugar menos indicado de la ciudad. Hasta llegar a esa operación que se torna en desastre —y que en cierto modo conecta con una secuencia similar de la primera temporada de “True Detective”—, los personajes se ven envueltos en ese caos argumental que no considero un error de Nic Pizzolatto como muchos están señalando. Nos falta perspectiva y su escritura nos remite a esas novelas noir en el que un asesinato va detonado secretos de gente muy poderosa, donde muchos flujos narrativos de distinta índole acaban formando un gran río en su clímax final. Tenemos al alcalde de Vinci, los contactos sexuales de ese cadáver y objeto del deseo que le unía a un mafioso como Frank e incluso el mundo de la farándula hollywoodiense como parte de ese hedonismo macabro y asfixiante. 


Toda esa pretendida confusión argumental es una niebla para que vayamos a otro foco vinculante con Caspere: una peligrosa organización criminal latina con un laboratorio de metanfetamina que nos traslada a un sangriento tiroteo que tampoco nos ofrece respuestas. ¿Por qué? ¿De qué ha servido? O mejor dicho, ¿qué es acaso la violencia que engendra el ser humano —atrapado entre el bien y el mal, la vida y la muerte— que remarcan esos quince minutos finales de “Down Will Come”? La contaminación moral es parte también de ese leitmotiv que nos lleva a la investigación de Velcoro y Bezzerides respecto a esos terrenos que el alcalde ha estado infectando para conseguirlos gracias a sus conexiones con diferentes organizaciones (y empresas fantasmas) y, finalmente, especular con ellos gracias al gobierno federal. Austin Chessani es uno de los villanos de la temporada y el fiscal general del estado está utilizando el caso para ‘extorsionarlo’ a sus fines. Desde que Ray ‘regresó’ a la vida resulta ser el personaje más realista, danto a entender a Ani que nadie quiere cambiar el modelo ‘tóxico y corrupto’ que lleva impuesto en Vinci desde hace un siglo. La hija del alcalde también parecer recordarla que en ese mundo de hombres poderosos no hay reglas y Ani se va a ver atrapada en sus errores, siendo utilizados por sus superiores para derribarla. No se trata de sexismo o el machismo de tener una aventura con un compañero o un subordinado sino de meterse con gente intocable… como esos manifestantes inocentes acribillados por el fuego cruzado y armas automáticas. El gran poder siempre gana: de un modo u otro. 


La sensación precisamente de esta segunda temporada de “True Detective” es de sentir a esos protagonistas como títeres que se revuelven entre las cuerdas que manejan su destino. Los cuatro ‘detectives’ (incluyendo a Frank) son seres prescindibles (por ‘outsiders’) en sus respectivas organizaciones y esa fotografía que revela el padre de Ani indica que el Dr. Pitlor (Rick Springfield) y Chessani tienen un pasado en común… y un presente que les vincula a Caspere. ¿Le contó algo que no debía a Piltor durante sus sesiones y éste contactó con Chessani? Todavía es demasiado pronto para que veamos algo entre esa niebla argumental y nos ceñimos a la propia línea actual narrativa del capítulo. La redada en un edificio donde opera una mafia para crear metanfetamina acaba en una sangrienta batalla campal y callejera con cabezas reventadas e inocentes acribillados. Todo se resume en el planteamiento suicida de ese sospechoso que acaba con la vida de un rehén para ser fusilado (literalmente) por Paul y Ray. Ani también tuvo una experiencia cercana la muerte tras quedarse sin balas y presenció cómo a Dixon (W. Earl Brown) —al igual que a otros agentes— les reventaban los sesos y la cara delante suya. Esa culminación se siente como la propia explosión de ese laboratorio de metanfetamina: un avance en desvelar algo de ese secreto sobre el crimen de Caspere y un montón de víctimas… Demasiadas. Tantas, que Pizzolatto decide congelar el momento de desolación de esos tres detectives cada vez más perdidos y rodeados de muerte y violencia. Ellos están condenados a sobrevivir, a ser los narradores de esta historia plasmada intencionadamente en un caos argumental y caída en espiral de la moral humana. 

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4 comentarios:

  1. Que capitulo el de ayer, nada mas que agregar sobre el capitulo que el review no lo haya mencionado ya. La que se armo y las consecuencias pesaran sobre todo en Ani. Viendo el avance del capitulo de la próxima semana notamos que Ani ha sido degradada de puesto ya que le vemos con uniforme y a la vez bastante segura (y por supuesto es obvio) de que el caso no fue resuelto en verdad, aunque si podemos inferir que las autoridades (principalmente de Vinci) darán el caso por cerrado. Experimentaremos un salto temporal (meses tal vez) y por supuesto nuestros detectives seguirán la investigación por su cuenta, Ani hablando con Ray en el bar sobre que si realmente cree que atraparon a los responsables; Paul junto a Blake (el pelirrojo subordinado de Frank) me imagino que de infiltrado en una de aquellas fiestas exclusivas que tanto se ha hecho mención y por ultimo a Velcoro visitando nuevamente al psicólogo de Casper pero con una actitud mas violenta para conseguir respuestas. Interesante desarrollo se nos viene.

    P.D: saludos y excelentes review, primera vez que paso por la pagina.

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    1. corrijo: es el hijo del alcalde quien esta con Blake y no Paul.

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  2. Puede que Frank mintiera a Velcoro sobre quién violó a su mujer. Es que ahora que leo lo que ha escrito Boris acerca de que Blake es pelirrojo...

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