The Last Ship: The Last Shit

Serie de TV

“The Last Ship”

EEUU

2014

Sinopsis (Página Oficial):

Su misión es simple: encontrar una cura, detener el virus, salvar el mundo. Cuando una pandemia mundial asola al ochenta por ciento de la población del planeta, la tripulación de un aislado destructor naval debe encontrar una manera de sacar a la humanidad del borde de la extinción. El productor ejecutivo Michael Bay presenta “The Last Ship”, protagonizada por Eric Dane, Rhona Mitra y Adam Baldwin.

Crítica Bastarda:

Da la impresión de que Michael Bay le ha cogido el gusanillo a eso de producir series (“Black Sails”) y “The Last Ship” de TNT ha sido anunciada con todo el artificio necesario para consolidarse este verano. Cualquier fanboy del director de la saga ‘Transformers’ se sentirá emocionando ratificando —en el piloto y antes de que haya pasado un cuarto de hora— las 859 explosiones y los 1.569.754 disparos necesarios como marca de distinción de la acción de la serie. El argumento se propulsa con una premisa tan simple (y fatal) como una pandemia que se desarrolla en paralelo a una misión de alto secreto en el Ártico. Mientras una científica —que bien pudiera ser una top model retirada (Rhona Mitra)— recoge muestras biológicas, el capitán del acorazado militar —prototipo de material masturbatorio para marujas (Eric Dane)— descubre las intenciones veladas de su ‘invitada’ a bordo. Ambos son los protagonistas de la serie a distintos niveles y su posición de aislamiento les ha garantizado que, mientras el mundo agonizaba y moría (al 80%), ellos tienen la posibilidad de trabajar en una vacuna. Evidentemente antes de poder regresar a aquello que conocieron como patria y tratar de localizar a sus familias o descubrir si sobrevivieron. ¿Con qué mundo se encontrarán cuando ni siquiera tienen contacto con aquellas ruinas que quedan de su Gobierno y la situación internacional es de completa anarquía? ¿Cómo conseguirán alimentos o combustible? ¿Estarán a salvo de un virus que sigue mutando? ¿Hay una conspiración detrás? ¿Conseguirá crear la vacuna la científica? ¿No es un poco como “El Barco” cambiando a los adolescentes adictos al nudismo por unos militares? ¿¡Y dónde está Mario Casas!? 

Los 10 capítulos que componen la primera temporada “The Last Ship” dan la impresión de ser un cóctel de acción/ciencia-ficción con toques de Michael Crichton, Tom Clancy y ese fondo post-apocalíptico entre tramas y romances de cartón. Algunos recurrirán al cliché e influjo de la superficialidad para calificar el conjunto como un video-juego ante una premisa y material que proviene de la novela homónima de William Brinkley. Las páginas del autor norteamericano son de 1988 y puede que la sintonía sociopolítica donde quedaba enmarcada su obra no tenga comparación en la actualidad. Vivimos en tiempos más cercanos a la cancelada “Last Resort” que de aquello que pretende plasmar la ficción de TNT, más adyacente inclusive a “Guerra Mundial Z” sin zombies ni Brad Pitt (y su acondicionador de pelo) de por medio. Por ejemplo, rápidamente la presidenta de EEUU en funciones nos devela el nuevo mapa gubernamental con una pandemia que ha sesgado al 80% de la población: «no quedan gobiernos, no tenemos aliados, no tenemos enemigos, solamente un mundo enfermo con gente desesperada». ¿Tratará, entonces, asumir el poder de aquellas ruinas y caos organizaciones terroristas, mafias o club de fans de Justin Bieber y One Direction para imponer un único pensamiento? ¿Esto es un plan de un supervillano en plan James Bond y regresará del espacio como cliffhanger de final de temporada?

Que “The Last Ship” forme un doblete junto a “Falling Skies” no deja de marcar ciertos tiempos en la concepción estacional de TNT para atraer al público en verano. A mi, ciertamente, no me cautiva “The Last Ship” con el sello Michael Bay como tampoco me atrajo la miniserie y remake para televisión de “La amenaza de Andrómeda” con la producción de los hermanos Scott. Los fuegos artificiales para las fiestas y/o que no pasen de una noche. Por el contrario, la nueva serie de TNT parece que quiere ser concebida como un proyecto de largo alcance y marear la perdiz como ocurrió en “La Cúpula”. Yo me bajo de este barco aunque me interesa cómo los guionistas han decidido sintetizar toda la gestión dramático-familiar de la serie y de su protagonista. Les sobran apenas unos segundos con una refriega de de flashback y una foto esquematizada en un mosaico, donde no faltan todos los tópicos con un perro de regalo. La narrativa abocada a la acción y el suspense es carcomida por otro fragmento en formato mpeg para rematar el escaso material a todos los niveles. Con esa premisa tampoco la ficción necesita ponerse sentimental salvo en su justo punto. Aquello que premia es la épica, el mitin militar, el giro argumental, los enemigos múltiples variables por esa explosividad geopolítica y que el conjunto sea tan estereotipado para atraer un público mayoritario. Si usted es fanboy de Michael Bay, debería estaría recogiendo firmas desde ya para que incluyeran a Mario Casas en el reparto lo antes posible o que salgan los Transformers en la segunda temporada. Por mi parte, sin lozanas adictas al nudismo en una serie con diálogos dignos de lozanas adictas al nudismo, me voy con el virus mortal antes que volver a ver un capítulo de la que ya podemos renombrar como “The Last Shit”.

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