Los X-Men nos llevan acompañando desde que comenzó el Siglo XXI, haciendo historia y marcando la sintonía del mainstream, ya que el éxito de los mutantes en salas de cine resultó determinante para que otros superhéroes dieran el salto a la gran pantalla. El resto de la historia la conocemos… aunque siempre es necesario recopilar toda la información de las aventuras de Lobezno, Charles Xavier, Magneto, Mística y compañía. Una historia que puede que cambie a los ojos de un bastardo y cuyo repaso nos lleva a explorar una saga que inició Bryan Singer y que se ha encargado de revitalizar y reformular gracias a la mejor entrega hasta el momento: “X-Men: días del futuro pasado”. La cinta que se estrena en cines en España el 6 de junio nos obliga a recopilar la trilogía inicial a los superhéroes de Marvel Comics y al primer spin-off dedicado a la figura de Logan, “X-Men Orígenes: Lobezno” (2009). Aunque sonó la posibilidad de una variada selección de proyectos dedicados a los ‘orígenes’ de Magneto o Charles Xavier, finalmente la concepción fue bastante distinta en “X-Men: primera generación” (2011). La precuela de Matthew Vaughn adaptaba el cómic homónimo aprovechando la presencia de estrellas emergentes como Michael Fassbender o Jennifer Lawrence y el camino de su gran éxito y la secuela de Wolverine para dar de comer aparte, “Lobezno inmortal” (2013), nos llevan a una aparente continuación en “X-Men: días del futuro pasado”, donde Singer retoma el destino de sus mutantes para propulsarlo a nuevo futuro. Ahora, repasamos su pasado:
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“X-Men”
Director: Bryan Singer
EEUU
2000
Presupuesto: 75 millones de dólares
Boxoffice USA: 157 millones de dólares
Boxoffice Internacional: 139 millones de dólares
Sinopsis (Oficial):
Son seres que poseen increíbles y peligrosos poderes resultado de extraordinarias mutaciones genéticas. Bajo la tutela del profesor Xavier (Patrick Stewart), Cíclope, Lobezno, Tormenta (Halle Berry) y otros jóvenes sin rumbo ponen sus poderes al servicio del bien de la humanidad. Ahora deberán proteger al mundo de los maquiavélicos planes del más poderoso de los enemigos, Magneto.
Crítica Bastarda:
Hasta “Folclóricas-Men” (Versión X) de Bryan Singer nadie tomaba en serio a las películas de estas todo-poderosas tonadilleras nacidas del papel de la prensa rosa y de otras coloraciones chillonas. ¡Qué poderío! ¡Qué poderío! ¡Qué poderío tenía er’ Supercalzónman y er’ Barman en er’ tanga de tigre metio’! Desde el arranque de esta película se nos avisó de las mutaciones que estaban teniendo las folclóricas por allá entonces: «La mutación folclórica es la clave de nuestra involución musical. Nos ha permitido pasar de la Copla al Sálvame Deluxe, a dominar el plató televisivo. El proceso antes era lento y duraba muchos años pero en determinados momentos de escándalo da un determinado avance». “X-Men” llegó para dar ese avance en un momento en el que nadie creía en las películas de superhéroes y —o folclóricas que más que cantar dan el cante o chillan, normalmente desafinando— más allá de divertimento insustancial y, posiblemente, un director como Bryan Singer imprimió la calidad que necesitaba un proyecto no tan ambicioso pero sí efectivo como punto de partida.
En un futuro no muy distante los poderes emergieron, sabíamos que hubo primogénitos, sabíamos que tuvimos un primer beso mortal y no ignorábamos que había una lista de mutantes y peligros morales. La cuestión que planteaba “X-Men” es que la evolución de la humanidad (y también del cine comercial respecto a adaptaciones de cómics) fueran los mutantes. La envidia sabíamos que era muy mala y las ‘folclóricas’, por el contrario, también estaban enfrentadas. Las ‘buenas’ quedaron marcadas con esas patillas de Logan premonitorias de Conchita Wurst. Ella era peluda, fumaba puros (¡cómo le gustaban los puros, ay!) y cuando la atacaban sacaba las uñas. Lobezna la llamaban y tertuliana (y rencorosa) puso en su sitio a esas folclóricas malas-malísimas como La Folclórica Magnética (vieja y que siempre empinaba el codo), o a las folclóricas tigresa, sapo y, sobre todo, a esa tonadillera Judas… que algunos satánicos llamaban Mística. Pese a ser más falsa que una moneda de dos caras (y tiene cientos), todos acabaron juntos y revueltos en la Estatua de la Libertad para iniciar mecánica (Magneto pone en peligro a humanidad, los X-Men la salvan) de una saga que dio la bienvenida al Siglo XXI y sigue vigente en nuestros días.
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“X-Men 2”
Director: Bryan Singer
EEUU
2003
Presupuesto: 110 millones de dólares
Boxoffice USA: 214 millones de dólares
Boxoffice Internacional: 192 millones de dólares
Sinopsis (Oficial):
El odio y la desconfianza superan a los humanos y a los mutantes. Un ataque mutante accidental sobre el presidente brinda al General William Stryker la ansiada oportunidad de desencadenar la guerra total contra los mutantes. Una guerra en la que sólo puede haber una raza vencedora. Xavier, Lobezno, Tormenta y los demás X-Men deberán unir sus fuerzas a las de su antiguo adversario Magnetto, para evitar una devastadora confrontación que podría destruir a todos los seres humanos que habitan el planeta. En “X-Men 2”, el aclamado director Bryan Singer nos deleita con efectos especiales de vanguardia, una acción explosiva y un argumento de giros inesperados.
Crítica Bastarda:
“Folclóricas-Men (Versión X-2)” fue la favorita de muchos fans desde su estreno y su arranque invitaba al aplauso: «Folclóricas: desde que se descubrió su existencia se las ha mirado desde el canalillo hasta el pelo del refajo con miedo, suspicacia e incluso con odio. Por todo el planeta rosa se ha abierto el debate: ¿son las folclóricas el siguiente eslabón de la cadena del váter o musical? ¿O simplemente una nueva especie humana, peluda o no, que busca su lugar en el mundo de la fama? En cualquier caso es un hecho histórico que la generosidad para compartir la pasta de los platós de televisión no ha sido una característica del ser famoso-español». La batalla entre seres humanos y folclóricas nos llevó a un enfrentamiento prácticamente terminal donde estaba la más beata de todos la X-Men junto a la folclórica David Bowie o la más Pícara del lugar… que no hizo nada: bueno, un beso cutre… una tocadita pero la dejaron conducir y dar los documentos clave al presidente por decir que había hecho algo.
Lo siento, pero me parto de risa cada vez que veo esta película. Me parto con La folclórica Pepinera-Beata Alemana dando su discurso final y cada vez que lo recuerdo me río más fuerte que la anterior… Tan (pero que tan) fuerte que estaba entrando en niveles de peligro para el planeta Tierra. Si ocurre un brutal terremoto sepa que estoy viendo de nuevo “X-Men 2” pese a prometerme por el bien de la humanidad no volver al verla nunca jamás.
El Señor es mi pastor,
nada me falta.
En verdes praderas, me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Aunque camine por cañadas oscuras,
Nada temo,
porque tú vas conmigo,
Amén.
¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!
¡ME PARTO!
¡ME DESORINO!
¡UY, TERREMOTO!
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“X-Men: La decisión final”
Título original: “X-Men 3: The Last Stand”
Director: Brett Ratner
EEUU
2006
Presupuesto: 210 millones de dólares
Boxoffice USA: 234 millones de dólares
Boxoffice Internacional: 224 millones de dólares
Sinopsis (Oficial):
En su tercera aventura llevada al cine, los mutantes más famosos que diera la Marvel deben decidir si seguir con sus superpoderes o renunciar a ellos y convertirse en seres humanos normales tomando una ‘cura’ recién descubierta. En medio de semejante dilema, el grupo se ve sometido a la prueba definitiva: desencadenar la guerra que pondría fin a todas las guerras.
Crítica Bastarda:
“X-Men 3: La decisión final” cerró la trilogía dedicada a ‘La patrulla X’ rompiendo, pese a su éxito, el equilibrio entre el espectáculo de acción más comercial, los visibles mensajes sociales y el retrato de los personajes que dio un claro y manifiesto protagonismo a la folclórica Lobezna. Brett Ratner dirigió la más floja de las tres, la más descuidada en el guión, la peor planteada y desarrollada. Aunque posiblemente fuera la más espectacular debido a su multimillonario presupuesto y es precisamente ese espectáculo de acción aquello que maquilló la cinta a la vista con secuencias muy grandilocuentes como la propiciada por el puente de San Francisco. Dejando los con kilos de palomitas y las tanquetas de refresco, ante tanto sonido envolvente y atronador, lo restante trató de lidiar y evitar el ridículo con un Magneto haciendo de Bin Laden en unos informativos o Calisto soltando la frase que definió el MEME de la película: «Sé que usted controla el metal».
Desconocemos si Dania Ramirez había visto en Ian McKellen el reverso mutante de Abbath de los Immortal o al rey de las cacerolas y demás congéneres pero el resto fue más de lo mismo: Lobezno (Hugh Jackman) más chulo que nunca o haciendo el fantoche con patillas (según se mire), siendo el encargado de hacer los comentarios jocosos o Tormenta (Halle Berry), que se confirmó como la niña crecidita de “El pueblo de los malditos” y futurible mujer del tiempo en el Canal 7. Y del resto mejor ni hablar. Como se trataba del cierre de la trilogía hubo nominaciones y expulsiones en la academia de la mutante de Operación Triunfo. Los guionistas habían esperado ansiosos para desquitarse de ciertos elementos a los que tenían ganas con un «Y hasta aquí puedo leer…». Lástima que los productores no dijeron lo mismo cuando llevaban leídas las primeras cinco páginas del guión.
SPOILER: Pocos entendimos la puñalada trapera (y consentida) de Lobezno a la fogosa Phoenix cargada de HAMOR. ¿No había quinientas jeringuillas para desprenderla de sus poderes por el suelo? La cuestión era empalarla… que ya le había chupado muchos planos una folclórica a otra.
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“X-Men Orígenes: Lobezno”
Título original: “X-Men Origins: Wolverine”
Director: Gavin Hood
EEUU
2009
Presupuesto: 150 millones de dólares
Boxoffice USA: 179 millones de dólares
Boxoffice Internacional: 193 millones de dólares
Sinopsis (Oficial):
Nueva entrega de los X-Men, basada en esta ocasión en los orígenes del mutante Lobezno (Wolverine). La búsqueda de venganza de Logan contra Victor Creed por la muerte de su novia acabará metiéndole de lleno en un oscuro proyecto denominado Arma X.
Crítica Bastarda:
Llegó el spin-off dedicado a Lobezno y muchos nos pusimos ‘de uñas’ y no por vocación de auto-bombo para una folclórica sino porque “X-Men Orígenes: Lobezno” fue una película de uñas. De uñas como las de ‘Lobezna’ y las de su némesis Victor Creed, de uñas como las de los productores por el tema de la piratería y su versión filtrada en la red antes del estreno. Uñas con las que contaron finalmente los 373 millones de dólares que se embolsaron. Las filtraciones de producciones inacabadas comenzaban ya a oler como lobos… junto a los pelos de teorías conspiratorias.
Lo curioso es que la versión pre-air o workprint (lo de ‘pirata’ y filtrada finalmente parece un pistacho para comerte otro en la sala de cine) fue más divertida porque los efectos estaban sin acabar (como, al parecer, también el guión), convirtiendo en hándicap el (des)mérito de este tipo de producciones. “X-Men Orígenes: Lobezno” pareció, antes de estrenarse, una superproducción de la Troma o un fanfilm con estrellas. Después, llegó la shit. No es que se pasaran el cómic por el forro sino que la película fue un forro que se restregaba por la cara en contra de la voluntad del espectador. Fue una tontería entretenida pero, al fin y al cabo, una tontería con clichés de lo más vomitivo que hizo sacar las uñas de muchos aunque planetaba las posibilidades de Deadpool (más que del desaprovechado Gambito) en la gran pantalla. “X-Men Origins: Wolverine” fue el inicio de un nuevo sistema de explotación: los estudios no parecían querer una precuela sino muchas, un berenjenal de spin-off, post-cuela y ¿tri-pología mutante?
Carne de precuela, de videojuego frívolo y de exigencias de un guión con derecho a roce, la historia se remontaba hace mucho tiempo, en un universo no muy lejano. Lo mismo descubríamos que Lobezno mató a Lincoln pero la lejanía de la realidad se vivió en imposibles historias de amor, en corporaciones adictas al riesgo y en jugar a los superhéroes como si fueran Pokemon. Lo mejor fue quedarse mudo, levantar las manos arriba (y con garras) porque una folclórica con patillas y amnesia, que se trajina puros cubanos, llegó pa’ atracarnos y fumarse los cómics originales. Nosotros, de uñas y Conchita Wurst tomando nota.
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