Sobran las palabras: Un año sin James Gandolfini, sobran las palabras

“Sobran las palabras”

Título original: “Enough Said”

Director: Nicole Holofcener

EEUU

2013

Sinopsis (Oficial):

Eva (Julia Louis-Dreyfus), una madre divorciada que sigue sin casarse, pasa los días disfrutando de su trabajo como masajista aunque atemorizada por la inminente partida de su hija hacia la universidad. Eva conoce a Albert (James Gandolfini), un hombre dulce, divertido y afín a ella, que también tiene que lidiar con un nido vacío. Mientras su idilio florece rápidamente, Eva hace amistad con Marianne (Catherine Keener), su nueva clienta. Marianne es una bella poetisa que parece ‘casi perfecta’ salvo por una destacada cualidad: no deja de sacar faltas a su ex marido. De repente, Eva empieza a albergar dudas acerca de su propia relación con Albert cuando conoce la verdad sobre el ex esposo de Marianne. “Sobran las palabras” es una ingeniosa y perspicaz comedia que examina con humor el lío que habitualmente acarrea establecer relaciones de nuevo.

Crítica Bastarda:

Puede que estemos ante otra cinta de Nicole Holofcener con sus defectos y deficiencias, en esa búsqueda de angustias de la burguesía estadounidense, de divorcios, del síndrome del nido vacío, de los traumas de la media edad y, en definitiva, de las modulaciones de la soledad. Su argumento trata de seguir los pasos anímicos de una masajista divorciada, que encuentra un romance con un hombre tierno, encantador y ligeramente ácido. En realidad, el hombre esconde innumerables defectos que florecen gracias a las confidencias de su ex esposa, que se convierte en una amiga de la masajista sin que el extraño triángulo conozca inicialmente la vinculación y pirueta del destino. La curiosidad de la protagonista se vuelve tóxica, corrompe cualquier viabilidad de amor y somete, en definitiva, la inocencia de su propio futuro. ¿El spoiler es el peor enemigo del amor?

Hay una clara conexión química entre Julia Louis-Dreyfus y James Gandolfini aunque “Sobran las palabras” funciona mejor sobre la sencillez que cuando trata de articularse sobre ese matrimonio compuesto por Toni Collette y Ben Falcone, o en sus terrenos madre/hija con esa compenetración con la mejor amiga de su retoño a punto de abandonar el nido. Todos los anteriores elementos pudieran provocar que el germen de la cinta se desinfle ya que, más que compensar ese bloque central, acaba ahogándolo, haciendo surgir las mismas deficiencias de la filmografía de Holofcener. Me interesa la película por lo tanto, cuando el conjunto desea palpitar sobre el humor y la tristeza, donde el personaje que interpreta Gandolfini resume la ambivalencia de ambos conceptos. No es que sea una película remarcable incluso dentro de un nutrido y, al mismo tiempo, desnutrido género (por parte de ideas). La cuestión es que ya ha pasado un año desde el adiós de James Gandolfini y esta película nos recordó a muchos cuando la vimos (y la vivimos) el cielo donde puede vivir eternamente, donde sus sonrisas y miradas se corresponden perfectamente en el rostro de Julia Louis-Dreyfus. Donde, en definitiva, sobran las palabras.

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