Es bueno dar segundas oportunidades a series que encajan en ciertos
clichés y arquetipos que provocan ciertas reticencias. El tiempo suele ser la
mejor cura junto con una perspectiva desde la opinión generalizada infalible:
lo que es bueno suele ser bueno para una amplia mayoría heterogénea. Algo
parecido me ha ocurrido con “La chica invisible (Awkward)”. Inicialmente
no me provocó una reacción positiva: era diferente pero finalmente era igual…
más de lo mismo. No obstante, la serie comenzó a ser un descubrimiento para
muchos que se consolidó como fenómeno en su segunda temporada. No sólo era
capaz de convencer a adolescentes y la audiencia donde queda enmarcada en la MTV
sino que las buenas críticas comenzaron a resonar desde todo tipo de frentes y divergencias.
Es momento de una segunda oportunidad, como la que sus compañeros de instituto
dieron a Jenna Hamilton…
Revisitando el principio de la primera temporada y disfrutándola (esta
vez) al completo, me entiendo perfectamente cuando criticaba la utilización
continuada de música con meros fines publicitarios a lo teletienda, las
sobredosis de secuencias de montaje, secundarios adultos no más allá de ciertos
estereotipos y bastante desaprovechados y la enésima revisión de conflictos de
la adolescencia desde el punto de vista de una chica inadaptada. Sí, ese el
precio. Pero esta vez los «You’re welcome» de Sadie me provocaban risa y la
ironía de Jenna en esa voz en off cobraba un vigoroso sentido. También la
destartalada Tamara, la mafia china y sus continuados escarceos dentro del
humor irreverente y negro. La suma de elementos encontraba una forma brillante:
un accidente que es confundido con un intento de suicidio, una carta misteriosa
y extremadamente cruel y la elección de dos chicos populares que se han fijado
en la chica que escribe un blog… privado.
¿El argumento? Dos líneas y media: Matt quería mantener el rollo en privado pero finalmente Jake es el que lleva a la muñeca pepona. No falta baile final y, sobre todo, un cliffhanger: su madre escribió la famosa carta. La serie trata sobre ese punto final con el que sonoramente arranca cada capítulo en busca de la transformación y visibilidad de esa chica invisible. Siempre existirán series de adolescentes porque series de adolescentes ambientadas en el instituto hay muchas, demasiadas… Tras los éxitos de películas como “Juno” las aventuras de Jenna Hamilton merecen un pequeño hueco y ser revisitada como la versión mainstream de “Freaks and Geeks”. Merece, en definitiva, dejar de ser invisible como ese blog (‘The Invisible Girl’, que pasa a ser ‘That Girl’) para convertirse en algo personal y con entidad: ‘I’m Jenna’. Realmente el acierto de “La chica invisible (Awkward)” es que es capaz de que nos sintamos como parte de ella y su disfuncional mundo con mala baba, sarcasmo y la tremenda e inteligente capacidad de saber reírse de uno mismo y sus desgracias.
Aquí, la famosa carta al completo:
Jenna,
Tal y como estás ahora, podrías desaparecer y nadie lo notaría. A
continuación, una lista de sugerencias que deberías tener realmente en cuenta:
Número 1: Deja de ser tan cagona.
Número 2: Tus instintos son pésimos. Nunca los sigas.
Número 3: Las únicas personas más patéticas que tú, son tus amigos. Deje caer el
peso muerto.
Número 4: Cuando estás guapa, eres feliz. Y está claro que no eres feliz.
Número 5: Saca la cabeza del culo y hazte notar.
Número 6: A nadie le gustan las infelices. Deja de ser tan aburrida.
Número 7: Tienes que ser cruel para ser amable.
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