“No”
Director: Pablo Larraín
Chile
2012
Sinopsis (Página Oficial):
Ante la presión
internacional, el dictador chileno Augusto Pinochet se ve obligado a organizar
un referéndum de apoyo a su presidencia en 1988. Los líderes de la oposición
convencen a René Saavedra, un joven y atrevido ejecutivo publicitario, para que
se encargue de la campaña a favor del NO. A pesar de disponer de recursos muy
limitados y del férreo control de la policía del déspota, Saavedra y su equipo
llevan a la práctica un plan audaz para ganar el referéndum y liberar al país
de la opresión.
«Antes de nada quería mencionarles que lo que van a ver ustedes a continuación está enmarcado dentro de la actual contexto social. Nosotros creemos que el país está preparado para una comunicación de esta naturaleza… […] Seamos honestos, hoy Chile piensa en su futuro.»
Argumentada sobre la
anterior introducción, frases y maniobras publicitarias, “No” es una
jugada (que no obra) maestra sobre el punto de vista y descripción de una
tragedia a modo de fábula revolucionaria. Bajo un estilo claramente documental,
Pablo Larraín es consciente de frivolizar la desdicha que muchos sufrieron en el pasado. Al
mismo tiempo, describe la misma a través de varios personajes y breves situaciones
dignas de un thriller político como telón de fondo para conseguir, por momentos,
dar amparo a todas las voces y puntos de vista en momentáneas
incisiones argumentales y diálogos. La democracia aquí es divisada como un
simple producto o concepto, que podría enlazar con el discurso final de “El dictador” de Larry Charles. Se trata de un cambio… y un combate
entre jefes y subordinados… para que los primeros reconozcan el valor y poder
de los segundos. No da la impresión de que existan más cambios: la libertad es
poder ir a monopatín a trabajar y expresar tu libre opinión sin que una porra
te abra la cabeza. Simplemente, dejar de tener miedo... aunque dicho concepto sea tan volátil en ejemplos de democracias presentes.
—¿Un arcoíris? ¿Eso no es de maricones?
Basada en la obra de
teatro ‘El plebiscito’ del chileno Antonio Skármeta, Larraín
es consciente de frivolizar la tragedia con un arcoíris, de jugar con la palabra
negativa por antonomasia y de revisar el cambio de una dictadura hacía una
democracia bajo el contraste de los argumentos que exponen los propios
personajes. La publicidad nos demuestra que se puede instaurar una democracia
con una buena campaña sin que realmente importe el mensaje, por negativo que éste sea o camufle una gran e inolvidable tragedia. Vivimos en un mundo
político donde los grandes eslóganes y campañas venden, donde la mentira es
envuelta en caramelizado y vistoso algodón. “No” ejerce un discurso
sobre la retórica de la publicidad llevada a la política de manera aplastante:
murió Pinochet y el cine chileno sigue intentando hacer una nueva película
remarcable tras el fallecimiento del dictador. Larraín,
posiblemente, quiere establecer un paralelismo con su ‘muerte’ política en la campaña
que en el 88 supuso en un referéndum el fin de su gobierno militar.
Cuando la crítica
queda cercada por el absolutismo, llegó un breve espacio para hacerse oír y llegó una reforma constitucional que entró en efecto
en 1980. “No” no esconde ni en su material ni diálogos la influencia y
contradicción gubernamental norteamericana por quitar y desquitar a su antojo
sistemas en otros países. El estilo es documental e influenciado por el formato
y la filmación con equipos de los 80 para no mostrar apenas diferencia entre el
material de archivo y la propia ficción. No obstante, tal vez resulte demasiado
banal o demasiado calculada… Como un anuncio haciendo propio el discurso de la
película: desde una simple campaña/anuncio/película se pretende hablar de un
gran todo. La verdad invisible, como moraleja del cuento de Larraín, no es un
‘NO’ bajo la bandera de un arcoíris sino que vender humo como marca es la clave de
la política, se venda una democracia o un gobierno dictatorial.
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