(2011)
Reino Unido /
Irlanda
Director:
Rodrigo García
Sinopsis (Página Oficial):
La premiada actriz Glenn Close
(Albert Nobbs) interpreta a una mujer que se hace pasar por un hombre
para poder trabajar y sobrevivir en el Siglo XIX. Más de treinta año después de
ir vestida con ropa de hombre, se encuentra atrapada en una prisión que ella
misma ha confeccionado. Mia Wasikowska (Helen), Aaron Johnson
(Joe) y Brendan Gleeson (Dr. Holloran) se unen a un
prestigioso e internacional reparto que
también incluye la presencia de Jonathan Rhys Meyers, Janet McTeer,
Brenda Fricker y Pauline Collins.
De la reseña para Cinema ad hoc.
Muchas veces las prisiones en las
que estamos atrapados son imposiciones propias nacidas desde la opresión de la
sociedad. “Albert Nobbs” nos narra una historia, que pese a estar
integrada en pleno Siglo XIX, podría ser tan universal como atemporal. En
apariencia contiene todos los elementos propios para convertirse en una cinta
también global e inmortal; en una de esas películas remarcables para la
posteridad. Pero las apariencias, como siempre, engañan…
Él es Ella |
Rodrigo García, aparte de sus imprescindibles
colaboraciones tras las cámaras que pasan desde el piloto de Seis grados de la ‘factoria’ J.J.
Abrams hasta algunos de los más brillantes fortines de la HBO (“Los
Soprano”, “A dos metros bajo
tierra”, “Carnivàle”, “En
terapia” o “Dime que me quieres”), ha destacado siempre por ser un
director especializado en impecables retratos femeninos. El libreto de “Albert
Nobbs”, coescrito por la indiscutible actriz principal, es un contrapunto
interesante en su filmografía si obviamos “Passengers” con
Anne Hathaway. Su cartel revela, más si cabe, la obviedad: «Un
hombre con un secreto. Una mujer con un sueño». Precisamente la película
funciona sobre ambas premisas y ante la nula sorpresa de divisar el rostro de Glenn
Close fingiendo ser un hombre y soñando con una nueva vida en compañía de
una esposa. Aaron Johnson, que actúa fatal todo hay que decirlo, y Mia
Wasikowska, que sigue en su peculiar suma y sigue, conforman esa imagen que
también acompaña a su póster aunque el galán, con órganos genitales masculinos,
sea de todo menos caballero. Nos encontramos ante el triángulo clásico con amor
imposible. Los elementos están dispuestos y, en esencia, “Albert Nobbs” podría ser una cinta académica en plenitud pero el
director de “Nueve vidas” ante
tanto corsé y rigor y correctísimo cinematográfico queda maniatado.
Soñando con las américas |
Queda la interpretación de Glenn Close en esa aséptica y andrógina
desfiguración. Es curioso que en el mismo año las rivales hacía las doradas
estatuillas hayan tendido a la conversión para retratar personajes reales e
icónicos como han sido los casos de Meryl Streep o Michelle Williams,
aunque Rooney Mara sea la transmutación con entidad femenina dominante y
por encima de cualquier grosor testicular; una auténtica imagen postmoderna y
asexuada de la mujer. Entre los personajes de Albert Nobbs y Lisbeth
Salander hay un trazado interesante; entre la debilidad y la fortaleza. Tal
y como nos refleja el filme de Rodrigo García la ropa y sombrero definía el sexo y la posición en la escala social:
los cuerpos no eran más que maniquíes que cobraban plena libertad y liberación
interna en las fiestas de disfraces. Es ahí, en esa secuencia de la
celebración, donde Nobbs va disfrazado y no al mismo tiempo, cual gato
de Schrödinger. Poco más que observar en una cinta que muestra su mayor
virtud en la presentación del su protagonista auto-iluminándose (y
desvelándonos su rostro e identidad: la verdad) mientras enciende una lámpara. Tanto
la historia y las vías dramáticas escogidas abarcan desde lo previsible hasta
lo absurdo (va directa a mis listas personales de películas con muertes cutres
y amoríos robóticos).
Soñando y seguir soñando |
La proposición cinematográfica acaba siendo tan correcta y fría que no
habita en ella apenas emoción. Podría formular y sorprender como una comedia
con ese impactante e impechonante ‘pechos
fuera’ pero “Albert Nobbs” tiene, contrariamente, vocación de (melo)drama. De un
drama caduco y rancio, frío y sin el sentimiento adecuado imprimido por un
director que parece alejado y de paso. Creo que funciona mejor a nivel de
estudio social. ¿Cuántos piensa que ese torturado y ‘enmascarado’ personaje
conseguirá hacer realidad sus sueños y esperanzas? Nuestro deseo enseguida se
asocia con el futuro engaño y la tragedia. Recibirá el cruel destino con
abrazos abiertos y una sonrisa… pensamos. “Albert Nobbs” resulta perfecta para cualquier asignatura de estudio
sociológico a través del cine. Desde la leyenda tradicional china de Hua
Mulan varias veces adaptada a la gran pantalla, el mito de Marlene
Dietrich, pasando por “La gran aventura de Silvia”, “Lady Oscar” hasta “Cómo triunfar
en Wall Street”, entre muchos ejemplos de mujeres que se visten de hombres
podría diseminar el pasado y presente. Sigue siendo un mundo de hombres… desde
el Siglo XIX hasta finales del Siglo XX. El personaje que interpreta Glenn
Close lo hizo por motivos laborales y para dejar atrás su pasado… y
coincide, en cierta medida, con el rol de Whoopi Goldberg en la
infravalorada cinta de Donald Petrie. A ambas las diferencian y separan
más de un siglo. Pero, mientras que la segunda historia se intenta remarcar el
éxito personal y laboral siguiendo el sueño americano, en “Albert Nobbs” su protagonista simplemente intenta
sobrevivir y tener un sueño tranquilo, palpable y real frente a los espejismos
de cruzar el continente de los amantes jóvenes y ardientes.
El único y máximo interés que despierta la película del director de “Cosas
que diría con sólo mirarla”, aparte de unirse a ese estudio
sociológico-cinematográfico, es el
momento de explosión de emoción y felicidad de mujeres que se disfrazan de
hombres y, a su vez, se disfrazan de mujeres pareciendo hombres. No es un
trabalenguas sino el clímax emocional de la cinta aunque parezca, contraria y
ridículamente, un cruce-copia de “Titanic” y “Carros de Fuego”.
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