miércoles, 11 de enero de 2012

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El niño de la bicicleta: Un cuento moral a dos ruedas

“El niño de la bicicleta”
(2011)
EEUU
Director: Jean-Pierre Dardenne y Luc Dardenne
Título original: Le gamin au vélo

Sinopsis (Filmaffinity):

Cyril, un niño de once años, se escapa del hogar de acogida, donde su padre lo dejó después de prometerle que volvería a buscarlo. Lo que Cyril se propone es encontrarlo. Después de llamar en vano a la puerta del apartamento donde vivían, para eludir la persecución del personal del hospicio, se refugia en un gabinete médico y se echa en brazos de una joven sentada en la sala de espera. Así es como, por pura casualidad, conoce a Samantha, una peluquera que le permite quedarse con ella los fines de semana.

Crítica Bastarda:

Puede que aparentemente los Dardenne nos cuenten en “El niño de la bicicleta” el mismo cuento que en “La promesa”, “Rosetta”, “El hijo”, “El niño” con esos personajes que parecen sacados de la calle y transportados a la pantalla donde les observamos, donde contemplamos sus objetivos definidos y que harán todo lo posible por conseguirlos… Esta vez un niño quiere volver a encontrarse con su padre aunque de sendas previas de no querer saber nada de él. Esa pérdida del cordón umbilical le resulta inadmisible y la bicicleta actúa como metáfora de ese único nexo de unión que queda entre ambos. Su pedaleo es su propio corazón…

Los nuevos nexos digitales de unión
Precisamente “El niño de la bicicleta” trata del amor… como único modo de vivir. Y es un abrazo, en la ausencia del amor paternal y cuando está más alejado de él, lo que hace encontrar una nueva madre, un nuevo motor existencial. Pero los actos que comete ese niño y su testarudez pueden llegar a extremos de tolerancia de la audiencia que sigue sus tambaleantes e imprecisos pedaleos por la vida. ¿Le entendemos o le queremos entender? Tal vez los golpes de una amarga existencia lleven a las personas a intentar aferrarse a los vínculos que establecen con otros individuos, en agradarles para conseguir lo que ellos piensan que es el único amor que pueden conocer. Así, los Dardenne parece contarnos una fábula con hada (Cécile De France puede ser la primera estrella que habita en su filmografía), con lobo y cazadores… 

El hada y el chico
En esta película la vida es un pedaleo y la puesta en escena, al igual que sucedía con un personaje como Rosseta, es hacer que su personaje principal queda atrapado, asfixiado y sin aire en esos planos cortos que siguen su frenético ritmo. La amplitud aquí de un plano es la dilatación de la propia vida. De tomar aire en un mundo hostil. La diferencia es que “El niño de la bicicleta” acaba como un cuento donde el espectador ofrece y reflexiona su propia moraleja en unos minutos de incertidumbre (*). 

(*) La varita que emplea el hada es aquí la llamada a través de un móvil a su príncipe caído y postrado ante la muerte. Los tiempos cambian y nuestras pulsaciones, también.

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