Director: Gavin O'Connor
EEUU
2011
Sinopsis (Página oficial):
La película está
protagonizada por dos estrellas emergentes, Tom Hardy y Joel Edgerton,
que interpretan a dos hermanos distanciados que se enfrentan a la lucha de toda
una vida en “Warrior” de Lionsgate,
un inspirador y conmovedor drama de acción del aclamado director Gavin O'Connor (“El milagro”). Atormentado por un
pasado trágico, el marine Tommy Conlon
(Hardy) vuelve a casa por primera vez en catorce años para contar con la
ayuda de su padre (Nick Nolte) y entrenar para el Sparta, el torneo más grande
y revelador en la historia de las artes marciales mixtas. Tommy,
un prodigio de la lucha en el pasado,
se dirige como un rayo hacia el campeonato, mientras que su hermano, Brendan (Edgerton), un ex-luchador que ahora es profesor, regresa al ring en
un intento desesperado por salvar a su familia de la ruina financiera. “Warrior” es una
oda al despertar de la redención, la reconciliación y el poder del espíritu
humano, pero también un testimonio viviente a los lazos perdurables de la
familia.
Mientras
veía “Warrior” pensaba en que la
diferencia con nosotros es que allí los problemas familiares se arreglan a
puñetazos y patadas voladoras (por obra y gracia de Chuck Norris) y aquí, en España, en un plató de Telecinco.
En ambos casos existe un flagrante ánimo de lucro… Las emociones viscerales en
directo, remover los vertederos del pasado tortuoso de los protagonistas, los
arrebatos más lacrimógenos explotados con los recursos más efectistas, los
primeros planos y los contraplanos de los familiares emocionados y/o afectados
son el pan de cada día de la telebasura. El filme de Gavin O'Connor tiene todo lo anterior pero no es cine-basura porque
tiene una historia suficientemente potente y resuelta no por golpes de efectos
sino con golpes de verdad. Autenticidad directa gracias a las buenas
interpretaciones y presencia musculo-facial de Tom Hardy, Joel Edgerton
y Nick Nolte.
Las artes marciales mixtas ya tienen una película seria |
Las
cintas que hablan de la separación absoluta y la unión en el lugar menos
propicio tienen encanto. Sobre todo cuando, entre hermanos, amar es golpear y
golpear es amar… pero también es cierto que hay películas que llegan tarde y
pronto. Eso quiere decir que aparecen en el momento exacto en el que otro
objeto provocó un oleaje mediático hace poco tiempo y al llegar demasiado
pronto allí no queda más que un hueco vacío y sin corriente. “The Fighter”, nominada a 7 Oscars y
ganadora de 2, fue ese objeto que estrenado un año antes que de “Warrior” se llevó los laureles y los
claveles… y no ha dejado, al parecer, ninguno… Como mucho algún pétalo para Nolte. No es la primera vez que pasa…
Le ocurrió a “Historia de un crimen”
con “Capote”, por citar uno de los
últimos ejemplos. Y al igual que me ocurría con la película de Douglas McGrath me quedo con ese
segundo impacto porque, admitámoslo, son películas estrenadas desde la catarsis
y crecimiento que predican. Son esos objetos perdedores que quedan en medio de
la nada, desorientados y descubiertos por el gran público como una pequeña gema
brillante sin valor para otra gran mayoría. Y ese aparentemente pequeño mérito
se convierte en un gran triunfo.
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