Serie de TV
“G.L.O.W.”
(GLOW)
EEUU
2017
Sinopsis (Página Oficial):
En Los Ángeles de los años 80, un grupo de inadaptadas se convierten en populares luchadoras. Una comedia del equipo responsable de “Orange Is the New Black”.
En “Bigger, Stronger, Faster*” Chris Bell establecía una extraña y compleja dicotomía entre la iconización y la desmitificación de los héroes de su infancia donde, evidentemente, se encontraba Hulk Hogan. Más allá de muñecos de plástico, el poder de la televisión y, por supuesto, el uso de esteroides, la nueva serie de Netflix trata de sacar rédito de una década explotada hasta la saciedad a través de sus propias armas. “G.L.O.W.” no pretende ser una propuesta que normalice una década sino que, no obstante, saque provecho de su esencia y misticismo por medio, contrariamente, de sus clichés y consumadas mentiras. No es que las protagonistas de la comedia dramática se conviertan en heroínas por luchan dentro y fuera del ring sino que establecen en los márgenes de los estereotipos que representan ese sentido y sentimiento que instituía Chris Bell en su documental. Pensemos en que los tópicos se transforman en una doble vara de medir tanto las intenciones como los conflictos de la serie. Desde la primera secuencia también Ruth Wilder (Alison Brie) revela esa aureola contradicción constante en la nueva propuesta de Neflix. Se trata de una actriz fracasada que busca un papel de verdad y que encuentra en la interpretación de un rol ‘masculino’ su única oportunidad para brillar. El machismo se encuentra presente en esa secuencia inaugural y, de nuevo, surge la dicotomía: allí únicamente hay mujeres, ningún hombre. Precisamente “GLOW” desea construir su material cómico y dramático sobre los cimientos de las vidas en ruinas de sus protagonistas, atrapadas en esa oportunidad que parece la última para deslumbrar y florecer en un programa de televisión de lucha femenina.
Todo en la serie de Netflix se ampara en la interpretación y la dualidad de tal posibilidad, como si dentro de los personajes de ese show de lucha libre se constituyera el auténtico drama y sustancia emocional de la ficción. La propuesta creada por Liz Flahive y Carly Mensch conjura los demonios de esas luchadoras que tienen que sobreponerse a los estereotipos que las han encasillado dentro y fuera del ring. Allí también está el rostro de Ruth Wilder como idónea metáfora que condense los terribles errores que ha cometido en su vida y que le han llevado a ese punto y última oportunidad. Los guionistas juegan bastante con esos personajes definidos y generalmente opuestos para explorar esa gran farsa que todos interpretan. Pese a lo que puede parecer, nada es sencillo… inclusive para la representación que tienen que llevar a cabo para el espectáculo televisivo que preparan. “G.L.O.W.” puede entenderse, por lo tanto, como el génesis y desarrollo de esa idea a modo de entrenamiento y transformación de todas las implicadas en sus diez primeros episodios. Precisamente su clímax supone un idóneo cliffhanger para exigir más material al otro lado de la pantalla y consumar la adicción. Incluso ese fracasado director de filmes de explotación, Sam Sylvia, trata de conducir sus desilusiones a ese viaje conjunto que todos comparten. Lidiando con la implícita previsibilidad de la historia y los márgenes dramático/cómicos de las protagonistas, en la serie subyace una parodia social y también esa modulación de telenovela que señalan los propios personajes. De este modo, una premeditada coreografía sirve de metáfora para sintetizar la lucha de esas mujeres sobre la lona y en sus propias vidas, conformando un planificado culebrón que se retroalimenta de toda la desmitificación que envuelve el lado kitsch y retro de los 80. La nueva propuesta de Neflix puede que sea imperfecta en algunos tramos pero, no obstante, saca provecho de sus debilidades y situaciones físicas, guiando esa idea de una década en la que ideas locas y extravagantes —como el conflicto edípico combinado con los viajes en el tiempo que preparaba Sylvia— se conviertan en un concepto ‘mainstream’ y clásicos populares indemnes al paso del tiempo. Esa foto fija e imagen congelada en el tiempo es el perfecto vehículo para un viaje a los 80 con tonalidades e inspiraciones reales, como las propiciadas por ese proyecto televisivo que se convirtió en un éxito o la referencia a “Regreso a futuro”. Uno de los alicientes de la serie también es Alison Brie. Su interpretación y evolución se suma esa gran danza que se va perfilando con el paso de los episodios y es aderezada por ese toque de trajes chillones —y ajustados— y sobredosis de laca. “G.L.O.W.” desea también someterse a esa locura en la que todo pueda ser posible aunque, por el contrario, todo sea parte de una gran farsa que desmitifique y homenajee esa década de falsos ídolos y muñecos de plástico. No obstante, estas damas no necesitan esteroides sino un buen papel en el que centellear y recrearse hasta la extenuación o el amor y el odio popular. ¿Lo han encontrado todas ellas en la serie de Netflix? ¿Hemos encontrado a nuestras guerreras en la pequeña pantalla?
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