Castlevania: ¿Lo corto puede ser intenso o es una jugada de marketing?

Serie de TV

“Castlevania”

EEUU

2017

Sinopsis (Página Oficial):

Un cazador de vampiros lucha para salvar a una ciudad asediada de un ejército de bestias de otro mundo controladas por el mismísimo Drácula. “Castlevania” es una serie inspirada por los videojuegos clásicos del mismo nombre.

Crítica Bastarda:

Es complicado valorar una primera temporada de una serie compuesta por cuatro únicos episodios de poco más de veinte minutos. En cierto modo, esta “Castlevania” de Netflix supone un híbrido de largometraje de anime dividido para la ocasión y que pudiera dejar distintas sensaciones de una audiencia expectante con la adaptación de la saga de videojuegos de Konami. Considero que la respuesta general ha sido la misma: deja con ganas de más (y sabe a poco). Y es que el ‘aperitivo’ ideado por la pluma de Warren Ellis y dirigido por Sam Deats supone un prólogo para un espectáculo que seguirá creciendo en el gigante del streaming con una segunda temporada de ocho capítulos. Esta puesta a punto, pese a cierta estructura interna, se puede considerar como una mera declaración de las intenciones y elaboración para una premisa que nos acerca al germen de una adaptación de “Castlevania III: Dracula’s Curse” con esperados añadidos de “Castlevania: Symphony of the Night”. Trevor Belmont parece ser el último miembro de una familia de cazavampiros que fueron exiliados tiempo atrás de Valaquia y se convierte en la única esperanza para la humanidad para lidiar con una brutal y sanguinaria venganza del Conde Drácula. En realidad, el principal antagonista de este preámbulo es la propia Iglesia (y el pérfido Obispo de Gresit que la representa) ya que sus decisiones serán la causa de la ira de Drácula y de la condena de todos los inocentes a su alrededor. Tal vez esta idea antirreligiosa —donde los vampiros, los magos, los cazavampiros y las mentes científicas son minorías de una dictadura— se aparte de un plumazo los prototípicos moldes de un videojuego y sirva para dotar de sentido una dramática red de maquinaciones (bastantes simples) puestas en marcha. Posiblemente a “Castlevania” le falta profundidad pero, por el contrario, trata de establecer sus argumentos entre catacumbas, misterios y una revelación final que cierra su primera entrega. Y es algo evidente que no tiene tiempo para más.

Es cierto que “Castlevania” puede estar influenciada por “Ataque a los Titanes” —y algunas otras propuestas del anime junto a guiños a “Assassin's Creed”— para incluir brutales imágenes y violencia desmedida cercana al gore pero, no obstante, trata de ganar su propio espacio dentro de los márgenes de una fantasía gótica con cierta oscuridad y hordas demoníacas asesinas entre fanatismo y locura religiosa. Su anacrónico lenguaje malsonante, sin embargo, no la convierte en más madura sino que se suma a un concepto más cercano al marketing para buscar un target más adulto que juvenil. Apartándonos de su animación (y ciertas mejoras en sus secuencias de acción), la nueva serie de Netflix nos presenta a varios personajes principales, con entidad propia, que sirvan para posicionar la ficción hacia un territorio de acción y aventuras en un escenario claramente apocalíptico. Es interesante que la ciencia se una a la mitología y a la magia en una asociación que tampoco tiene suficiente tiempo para despuntar con originales propuestas. Seguramente presentar un arco argumental y a sus personajes sea el sacrificio de estos cuatro primeros episodios que, contrariamente, pudieran compendiar una extraña mezcla entre piloto y primera parte de una franquicia de distintos largometrajes. Warren Ellis está más preocupado, por lo tanto, en dar una envoltura narrativa propicia a través de muchos diálogos a la historia de los Belmont, de los Oradores (y, en especial, de Sypha Belnades) y, sobre todo, de la introducción de Alucard. Con las presentaciones oficiadas —y una profecía cumplida— ahora nos queda esperar ver qué sucede tras esos cuatro capítulos que saben a poco y que nos dejan una pregunta en el aire: ¿lo corto puede ser intenso o una hábil jugada para comercializar un producto de futuro?

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