Carrie: ¡Al infierno con “Carrie”!

“Carrie”

Directores: Kimberly Peirce

EEUU

2013

Sinopsis (Oficial):

Una reinvención de la clásica historia de terror acerca de Carrie White (Chloë Grace Moretz), una tímida niña marginada por sus compañeros de clase y que vive sobreprotegida por su madre (Julianne Moore), una fanática religiosa. Esta opresiva situación hace que Carrie desate sus poderes de telequinesis, después de que las bromas de sus compañeros lleguen al extremo en el baile de graduación.

Crítica Bastarda:

El mejor remake de “Carrie” sigue siendo el propiciado por la infravalorada “Superstar” de Bruce McCulloch con esa camaleónica y abducida Mary Katherine Gallagher por las cintas de VHS que rebobinaba en el videoclub donde trabaja para aprender a ser una súperestrella. El resto… ¡al infierno! La nueva adaptación del material de Stephen King por Kimberly Peirce deja en evidencia la explotación comercial sin reparos de clásicos para el gran público durante los 80 y 90. Y poco más se puede añadir porque poco importa el género sino el impacto en taquilla para que las nuevas generaciones también crezcan con personajes como Carrie White dentro, además, del universo de las redes sociales y las radiografías sociales que provocan los smartphones. ¿Son la nueva herramienta para el acoso escolar como ojos de otros dentro de la red? ¿La nueva cara y poder telequinético del diablo? El tema no es nuevo y la integración de ese parto y sangre de una adolescente (metáfora de la menstruación como liberación de sus hormonas y poderes) carece de un foco completo de interés como ese totemismo juvenil sobre el que coagulaba los tópicos referentes a los bailes de promoción de instituto ya divisados en el filme de Brian De Palma.

Chloë Grace Moretz y Julianne Moore nos van a recordar a Sissy Spacek y a Piper Laurie en cada plano y nos interesa más ese cruce y diálogo que establece el material con nuestro actual universo y los resortes actuales del subgénero de institutos con la evolución de esas acosadoras divinas y la masa social que las rodea. “Carrie” siempre me ha parecido una versión gore de ‘La Cenicienta’ por encima el impacto menstrual y en su versión de 2013 han preferido una princesa por encima de un príncipe que encaje el zapato entallado en venganza. La propia madre de Carrie define todo el entuerto al pensar que ese bebé era un cáncer porque realmente la película de Peirce es todo un tumor que poco a poco extermina la poca vida que pudiera contener su conjunto, dejando claro en su desenlace por el ano sale la shit. ¿O cómo explicar ese final de mielda salvo como la obra demoníaca y pestilente de un recto cinematográfico? ¿Debería ir esta película directamente al infierno o la libertad de expresión ampara un actos impuro y amoralmente luciferino? Pues nada, yo lo tengo claro: ¡al infierno con “Carrie”!

P.D.: Y quédate ahí por toda la eternidad, reina mora.

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