El final del camino ya está aquí. “Come to Jesus”, octavo y último episodio de la primera temporada de “American Gods”, supone el cierre a lo que podríamos definir como un gran prólogo de Bryan Fuller y Michael Green para adaptar el universo de Neil Gaiman. Todas las piezas han tenido un sentido y porqué y las intenciones de escritores y productores han sido presentar un gran cúmulo de personajes para trazar la línea de un arco argumental alrededor de la declaración de guerra entre Nuevos Dioses y Viejos Dioses. Aunque los primeros tiene el control del mundo —tal y como lo conocemos— el cuestionamiento del discurso pasa por la posición del Señor Miércoles para embarcar a antiguas y primigenias deidades a una batalla frente a esos nacientes y omnipotentes seres que se han ganado la creencia de la sociedad contemporánea. «Los dioses son reales si crees en ellos». He aquí también un significado sobre la evolución tecnológica de la raza humana y su desinterés en las viejas religiones aunque, sobre este punto, echamos en falta la implícita imposibilidad de iconización de Alá o del dios del judaísmo frente a esa lluvia de caras que supone Jesucristo. ¿Es la propia irrepresentabilidad de esos dioses ‘únicos’ la deslegitimación de la idolatría que hemos vivido en estos ocho episodios? ¿O por qué una festividad ha conseguido materializarse como una diosa? Ciertamente las apariencias engañan y la mitología es muchas veces fundamental para entender aquello que nos están planteando. ¿O no era una presencia ‘física’ Ostara como divinidad de la fertilidad? Algo que ha quedado claro es que la creencia genera al dios y no al revés, siendo una extraña lectura respecto a la teología. ¿Significa que la explicita ausencia de una imagen —debido a no tener forma corporal—, para los dioses de ciertas religiones, equivale a creer en ‘nada’ como los ateos? No sabemos Bryan Fuller y Michael Green indagarán en este cuestionable asunto aunque, no obstante, la posición de los Nuevos Dioses y Viejos Dioses nos lleva a la propia historia vivida por Sombra Moon y su esposa. Laura se dará cuenta de que fueron las acciones de un dios, el Señor Miércoles, aquellas que condujeron a Sombra tanto a prisión como a perder aquello que podía dar un sentido en su vida. De este modo, las maniobras de los Antiguos Dioses han sido joder las vidas de los seres terrenales para que, ante el abismo del vacío existencial, rellenaran con sus creencias y fe sus realidades. Todo, al fin y al cabo, se resume en dar un sentido a la vida y los Nuevos Dioses parecen únicamente interesados en ofrecer pasatiempos condenados a la intrascendencia, como el Soma para una nueva sociedad: internet, la tecnología, los medios, el gran poder que mueve los hilos sociopolíticos del mundo en el que vivimos… La cuestión de “Come to Jesus” es clara: ¿conseguirá el Señor Miércoles iniciar una guerra que está buscando seguramente con dobles intenciones como marca la tradición de un dios embaucador? Repasemos el season finale.
No hay final para la crueldad de los hombres y en “Come to Jesus” vamos a ver cómo se completan algunos arcos argumentales que inicialmente pudiera ser baladíes —o reclamos por su alto contenido sexual— para una parcela de la audiencia. Que Mr. Nancy traiga la historia de Bilquis de nuevo forma parte de toda moraleja implícita en una fábula plagada de esos elementos anacrónicos en el libreto; no muy lejanos de los ‘cocksuckers’ de “Deadwood”. En aquellos buenos tiempos, alrededor de la Reina de Saba, surge la traición de los Antiguos Dioses a los suyos por los ofrecimientos de las nuevas deidades para dotar de sentido su pérdida de identidad. Si usted quiere ser una reina tendrá que conseguirlo por sus propios medios. Y esta reina, cuyo poder es el de todas las mujeres (el renacimiento y la creación) siguió animando la fiesta hasta que quedó catapultada en el olvido desde que cayó Teherán tiempo atrás. Bilquis siguió jugando a ser una diosa y a permanecer ‘encantando’ a hombres que cayeran en su influjo… y vagina por toda la eternidad. Esa reina siempre ha permanecido adaptándose y Bilquis tampoco encontró su lugar en Estados Unidos con el VIH haciendo mella y un país que seguía castigando a toda mujer que no ocultara su auténtica naturaleza y poder. Condenada al olvido, la aparición de Technical Boy —tras ver de nuevo en una televisión la crueldad de los hombres— supuso un punto de giro para esa reina que, en cierto modo, hizo pacto con ese diablillo que le ofreció un nuevo altar. Aquella moraleja, cambiando el punto de vista al de los hombres, pudiera ser que hay que conseguir una reina… y los Nuevos Dioses cuentan con una que van a posicionar en contra del Señor Miércoles. Y, para contrarrestar la jugada, el Señor Miércoles quiere hacerse con su reina gracias a Pascua (Easter). Para ello tendrá que hacerse hueco entre una multitud de semidioses cristianos.
Todavía seguimos sin entender al completo ese sueño pesadillesco en el que Sombra trata duramente de escalar una montaña de cráneos para llegar a una cúspide en la que un gran árbol y nuestro búfalo de ojos ardientes esperan y aguardan. ¿Qué significa esa visión que persigue a nuestro héroe? Quizás estemos ante el futuro devastados (y devastado) que planea el Señor Miércoles o, simplemente, ese escenario y tierra representado por ese animal nos sugiera que América —y un gran árbol como forma de vida primigenia— permanecerá en la Tierra aunque sea el final de mundo y el cosmos sea lo único que rodee un planeta baldío. Humos aparte, la fiesta de Pascua aka Ostara en Kentucky va a estar rodeada de toneladas de azúcar y muchos conejos, entre flores variadas, junto a todo tipo de versiones de Jesucristo que uno pueda imaginar. En realidad, el Señor Miércoles desea convencer a esa entidad —que no propiamente dicho deidad— de qué bando tiene que elegir respecto a la guerra inminente con los Nuevos Dioses. Ciertamente la cuestión es que Sombra descubra quién es realmente aquel hombre que lo contrató y que manipuló su existencia para llegar a este punto. Ya había quedado claro en previas referencias que el Señor Miércoles era Odín (o una encarnación terrenal del mismo) y que sus planes pasaban por declarar la guerra a esas divinidades que ahora controlan el tablero de juego. Wotan no quiere ser un simple peón y ha planeado estratégicamente su jugada. Y aquí podemos llegar a las teorías: ¿tendría sentido que Sombra fuera la versión afroamericana de Jesucristo y la reunión con otros de su condición cobrara sentido en la fiesta de Pascua? Al fin y al cabo, las creencias no dejan de ser industrializadas máquinas de marketing y los Nuevos Dioses y Viejos Dioses parecen querer seguir permutando el modelo.
Como “Come to Jesus” tiene que dar sentido a varios arcos argumentales abiertos, el viaje de Laura y Mad Sweeney llega a su fin. Ostara es la encargada de dar de nuevo vida a una Laura dañada por el calor y que comienza a vomitar gusanos… mientras su piel se descascara. El problema para la mujer de Sombra es que Ostara mirará en sus retinas y descubrirá que su asesinato fue la obra de un dios. No quiere interferir y, aunque Mad fue el asesino, el Señor Miércoles ordenó su crimen. Al fin y al cabo, ése ha sido el juego de los dioses… y el destino de Laura parece sellado. Gillian Anderson todavía tiene que ofrecernos otro rosto como Media y una caracterización como Judy Garland conforma la perfecta pulpa para que se entrometa en la fiesta de Easter para buscar al Señor Miércoles. Allí aparecerán otras presencias macabras como esos drugos sacados de “Silent Hill” que sirven de escolta para la reina que declara que el ateísmo es el nuevo orden del mundo. Odín tiene tantos nombres como máscaras y es el momento de un enfrentamiento que no va más lejos de un pulso de poder entre esas deidades. Que esos drugos se multipliquen y uno de ellos sirva para poner rostro a Mr. World sirve para que Media trate de ganarse mediante el temor la confianza y control de Pascua. La llegada de Odín con una tormenta plagada de truenos asesinos dan a Ostara una vía para desatar todo su poder y ejecutar el plan del Señor Miércoles. ¿O quién mejor que la reina de la primavera para privar a los mortales de la estación que veneran y recordarlos la presencia de los dioses a los que tienen que servir y orar? El hambre será paliada por la oración a Ostara, ese contrato ancestral en el que los dioses quitaban y daban a modo de recompensa/castigo… Sin primavera y con campos grises y devastados, “American Gods” decide finalizar con su primera temporada con la declaración de guerra entre Nuevos Dioses y Viejos Dioses y una zombificada Laura reclamando a su esposo. Es curioso que Sombra siga todavía sin creer en aquello que está viviendo, como un sueño lúcido que en cierta medida también es compartido por nosotros. Pero ese Jesucristo, interpretado por Jeremy Davies, ya avisaba a nuestro héroe que tendría seguir al final del camino y estos ocho episodios han sido una introducción a alargado pasaje todavía por recorrer y, por supuesto, recordar.
A continuación, las reviews de la primera temporada de “American Gods”:
✍ (1x02) The Secret of Spoon: El séptimo sello
✍ (1x03) Head Full of Snow: ¿Ilusión o verdad?
✍ (1x04) Git Gone: Flashback, la historia de Laura Moon
✍ (1x05) Lemon Scented You: La oferta de Mr. World
✍ (1x06) A Murder of Gods: La vida es grande
✍ (1x07) A Prayer for Mad Sweeney: Cuentos y leyendas
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Acabo de verlo.
ResponderEliminarDespués de dar vueltas y vueltas, el capítulo final nos deja con ganas de más.
En fin, espero que la 2da temporada sea más directa.