“Las crónicas de Shannara”
Título original: “The Shannara Chronicles”
EEUU
2016
Sinopsis (Página Oficial):
“Las crónicas de Shannara” es una nueva serie de fantasía y aventuras que adapta a la televisión el universo creado por Terry Brooks, uno de los novelistas de literatura fantástica más leídos en todo el mundo. La serie narra las aventuras de una princesa elfa, una ladrona y un muchacho medio elfo con una gran misión: detener la destrucción del mundo.
Hay series en las que algunos diálogos y secuencias definen tanto el concepto como su target potencial, relegando a intranscendentes palabras cualquier otra descripción. He aquí únicamente un ejemplo respecto al capítulo doble de presentación (en sociedad) de “Las crónicas de Shannara”:
¿Hay alguna regla que diga que una chica no puede correr en el Gauntlet?
Y que gane el mejor elfo.
Son piedras élficas. Pertenecieron… a tu padre. Son mágicas. (…) Encuentra… al druida.
Tuve que ir todo el camino a Olney, pero encontré la corteza del sauce blanco.
Deja a tus demonios detrás y ven a celebrar.
Voy a mantener mis orejas cubiertas…
Cuando toqué el árbol, me mostró visiones… horribles visiones del futuro.
Nunca debí correr en el Gauntlet. Tengo que dejar Arborlon.
—Pensé que se suponía que los elfos eran inteligentes.
●Soy mitad elfo.
—Es evidente que la mitad equivocada.
El Troll debe de haber olfateado tu esencia. Escuche que las orejas de elfo son sus tentempiés favoritos. Incluso las cortas.
Los Vigilantes Oscuros siguen barriendo el campo.
¿La Ellcrys está enferma?
Dijiste que el último druida murió en La Guerra de las Razas.
●Si realmente eres un druida demuéstralo. Muéstranos algo de magia.
—No hago trucos.
Cada hoja representa a un sólo demonio. Una vez que empiecen a caer, las criaturas de la oscuridad serán lanzadas desde Prohibición, una por una.
Esta conversación sería mucho menos incomoda si estuvieras vestida.
Mi nombre es Wil Ohmsford. Estoy aquí porque la Ellcrys se está muriendo.
Ser un druida, no es una elección.
Pero, sobre todo, el momento inenarrable —aparte de un homenaje a “Piratas” de Telecinco y al catálogo de los clichés… de catálogo— es la secuencia «este perro es un demonio». Gana por goleada. ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU!
No obstante, “Las crónicas de Shannara” es un producto con una idónea carcasa para la audiencia que desea captar y aquellos que realmente deberían valorar el resultado final son los fans de la saga de Terry Brook, los destinatarios de esta de carta de amor al género tan intrascendente como superficial respecto a las aventuras fantásticas (y fantasiosas). En tiempos de adaptaciones de fantasía y sagas distópicas adolescentes, “Las crónicas de Shannara” aterriza para que veamos que “Dragones y mazmorras” de Courtney Solomon y “En el nombre del rey” de Uwe Boll fueron errores de un pasado que ya ha quedado atrás. Tras el éxito de “Juego de Tronos” cada cadena está apostando por su distopía y/o mundo mágico o sometiéndose al designio de adaptaciones de sagas literarias ya sea juveniles o marujiles. Ni esperen marca HBO, 0% de austeridad ni tampoco una recreación del universo de ‘Final Fantasy’ sino un show que narra las aventuras de una princesa elfa junto a un par de inusuales héroes por circunstancias del destino (y la propia historia) para salvar al mundo. El show de MTV —que en España emite TNT— recurre al manual de todos los trucos clásicos para potenciar el espectáculo: cliffhangers como cierre de cada episodio, banda sonora anacrónica habitual de la cadena (y de los shows de The CW) metida con calzador, mucha cara bonita, sobredosis de romance mediante un triángulo pasional, golpes de efecto vía violencia y, evidentemente, la canónica y eterna lucha del bien y el mal donde no falta árbol ‘mágico’ a lo “Avatar”. Conocemos todas y cada una de las artimañas argumentales aunque tampoco hay que pedir originalidad a un producto que desea servir más de compendio y vehículo al entretenimiento más superfluo, donde un escenario post-apocalíptico engendra que las leyendas y los cuentos de hada vuelvan a florecer en un futuro distante. ¿Esos elfos, enanos, trolls y gnomos son mutaciones o un regreso al poder de la naturaleza en un planeta que acabó regenerándose y sobreviviendo a ese mal provocado por los excesos de la humanidad? Aunque la pregunta pudiera ser otra: ¿nos importa antes o después de seguir a todas las estrellas del show en Instagram?
Ya se sabe que en el universo catódico todo es relativo: unos verán el más armónico cielo élfico y otros, donde me incluyo, el más desagradable y pestilente Mordor. Puede que con el tiempo mejore, como le ocurrió a “Los 100” según la crónica seriéfila, pero de momento bastardo servidor lo que ha visto en sus primeros cuatro episodios es toda una tragicomedia en su esplendor más tróspido; una serie de la que me siento completamente excluido y apartando cual demonio adicto al piercing y a la estética gótica. Y es que el casting ya es la propia necrología del chascarrillo más irónico. Entre el DJ de La Liga de los Asesinos, Deathstroke y el padre de Dexter Morgan vamos apañados. Y de nuevo, y para colmo, el papel de «la más zorrona» se lo lleva una actriz española… POR FAVOR, directores de castings extranjeros, HÁGANSE MIRAR SU MISOGINIA Y/O FANTASÍAS SEXUALES. DE NADA. En resumidas cuentas, que unos ya tienen serie y otros ‘vampiros de series de televisión’ nos topamos con toneladas de ajo y crucifijos para aniquilarnos si permanecemos en el lugar o en cierta área de proximidad. ¿Exagero? Para nada. ¿O cómo demonios alguien con intolerancia al allium sativum catódico puede defender ESTA CANDIDATA A MUERTE CUTRE DEL AÑO?:
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Una serie demasiado mejorable.
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