“The Assassin”
Título original: “Nie yin niang”
Director: Hou Hsiao-Hsien
Taiwán/China/Hong Kong/Francia
2015
Sinopsis (Página Oficial):
Nie Yinniang, la hija de diez años del general, es secuestrada por una monja que la inicia en las artes marciales, transformándola en una extraordinaria asesina encargada de eliminar a los gobernadores locales crueles y corruptos. Un día, después de fracasar en una misión, su maestra la envía a donde nació, y le ordena matar al hombre al que estaba prometida, un primo que controla la mayor zona militar del norte de China. Después de pasar 13 años en el exilio, la joven debe enfrentarse a sus padres, a sus recuerdos y a esos sentimientos que lleva tanto tiempo reprimiendo. Nie Yinniang está obligada a cumplir con las órdenes de su maestra, así que debe escoger: sacrificar al hombre que ama o romper para siempre con la disciplina sagrada de la orden de los asesinos.
Con Hou Hsiao-Hsien llegó el escándalo… ¿De verdad? ¿A estas alturas? El aterrizaje de “The Assassin” en las carteleras españolas ha desatado de nuevo la controversia generada por el film que se hizo con el premio a ‘Mejor director’ en el pasado Festival de Cannes. Aunque sonaba en las quinielas para alzarse incluso con la Palma de Oro, la cinta del autor de “Café Lumière” y “Millennium Mambo” ha dividido tanto a público como a crítica aunque sea una de las candidatas a figurar en los tops cinematográficos del año, tal y como ya ha revelado la selección de perlas de 2015 de Sight & Sound y el líquido preseminal derramado en redes sociales por algunos medios. Para analizar una de las películas imprescindibles del año, es necesario detallar previamente los resultados de la experiencia de otros y aclarar que ciertamente nos hallamos ante un nuevo ejemplo de expectativas/realidad ya divisado en “The Grandmaster”. El notable ‘cuento de cuatro estaciones’ de Wong Kar-Wai fue un claro ejercicio autoral del director de “Deseando amar”, generando una errónea confusión de muchos espectadores al pensar que verían un film parejo a “Hero” de Zhang Yimou o a “Ip Man” de Wilson Yip. Algo similar ha ocurrido con “The Assassin”, ya que gran parte del público esperaba hallar una nueva “Tigre y dragón” de Ang Lee y se han topado con una cinta propia del autor de “Flores de Shanghai”. Pero, ¿de qué trata exactamente “The Assassin”? La crítica hiperbólica ha pasado de puntillas por su enigmático e impenetrable argumento para desatarse y golpear con sus sexos duramente los teclados donde inmortalizaban sus respectivas reseñas repletas de halagos y fricciones testiculares. Entre la lúbrica y la rúbrica, exponen su fascinación con un sazonado vocabulario que no se sabe si bien se refiere al arte del autor del texto o al objeto y ombligo del mismo. Y, por el contrario, la crítica más ‘boyera’ ha despachado el notable film de Hou Hsiao-Hsien con el arsenal de calificativos habituales y relativos al autor de “Three Times (Tiempos de amor, juventud y libertad)”: vacua, lenta, aburrida, repleta de pedantería, plomiza, pretenciosa, insípida, con un guion confuso e inentendible… Entonces, ¿en qué quedamos?
No profundicemos en las quejas respecto al director taiwanés porque cada persona es libre de odiar o amar el cine de Hou Hsiao-Hsien. Vayamos a resolver otro tipo de preguntas porque, en realidad, todas las respuestas de “The Assassin” se encuentran tanto en la entrevista de Hou Hsiao-Hsien dentro del press book como en otras declaraciones que ha realizado en distintos medios. Si algo dejan en evidencia sus palabras es que el ombligo del autor se encuentra recubierto de endurecidas bolsas escrotales capaces de protegerlo de cualquier virulento ataque circundado de bilis e indignación. Si usted pretende criticar al cineasta por dirigir un libreto carente de una trama completamente legible puede recibir el mayor zas en toda la boca que un ‘hater’ podrá soportar. He aquí las intenciones auténticas intenciones del cineasta confesadas a Nando Salvá en su entrevista publicada en El Periódico:
«Lo que me interesa de un río es su curso, y la velocidad a la que el agua fluye, pero no dónde desemboca. Yo no soy como esos directores que trabajan en Hollywood, no me interesa que el relato esté tan claro. Odio las películas que lo explican todo. De hecho, nunca sé qué tipo de película he rodado hasta que me pongo a montarla o, incluso, hasta que se la enseño a los demás y ellos me la explican».
La explicación de “The Assassin”, por lo tanto, es buscar una explicación de la película para contársela al director y que así entienda su propia película. Simple. Si usted no ha entendido el film no le sirve a su autor, le ha fallado y debería tragarse sus injurias por haber fracasado al propio e implícito objeto de la obra. Hou Hsiao-Hsien entona un bello canto respecto a la ignominia e ignorancia de la propia audiencia que maldice su cinta transformándose en la kryptonita de todo hater que se precie, como si susurrara al oído de sus detractores una defensa perfecta a cualquier violento ataque: «yo no tengo que explicarle nada, usted me tiene que explicar mi propia película». La pregunta, por el contrario, pudiera ser otra. ¿Tiene “The Assassin” explicación? La película habla sobre temas consecuentes con el acercamiento del autor al género wuxia como el poder, la política y la venganza amparándose en los recuerdos del director de los relatos cortos que enmarcaban el chuanqi, quedando fascinado por esas heroínas femeninas que normalmente los protagonizaban y, sobre todo, con la encrucijada emocional en la que se ve atrapada Nie Yinniang. No hace falta tampoco tratar de aventurarse en lecturas ciertamente paranoicas ya que el mismísimo Hou Hsiao-Hsien aclara los conceptos sobre los que ha pivotado su dirección. Según el propio cineasta, por ejemplo, el prólogo en blanco y negro y un ratio 1.33 se debe a un regreso y homenaje a los orígenes del propio cine y, de este modo, entablar un diálogo entre el pasado de la protagonista y del propio medio donde se formula el mismo. Si sumamos a esa espiral sobre el paso del tiempo la participación de Shu Qi, actriz que ha trabajado a las órdenes del cineasta en “Millennium Mambo” (2001) y “Three Times (Tiempos de amor, juventud y libertad)” (2005), tenemos un brillante discurso y razonamiento fílmico del director, como si “The Assassin” fuera tanto un recopilatorio de su cine y al mismo tiempo la evolución más perfecta del mismo. La cronología es importante también para establecer ese colorido presente que enmarca un tiempo recreado sobre la atmósfera y la naturaleza, siempre retratada desde un acercamiento pictórico. El motivo del trabajo sobre planos a la distancia y prolongados en el tiempo, además, también son descritos en las entrevistas del director. Todo encuentra un sentido.
Vayamos a la historia. Inspirada en el cuento homónimo de Xing Pei, ‘Nie yin niang’, se despliegan dos frentes políticos que luchan por el control de la zona donde se desarrolla la cinta. Tenemos aquellos que desean reconciliarse con el poder central —donde queda integrada la familia de la protagonista— y sus contrarios, que desean fortalecer su independencia ante la decadencia de la Dinastía Tang. El punto de partida, en realidad, nos sitúa en un giro de guión y premisa similar a “El caso Bourne”, donde veremos que una joven ‘secuestrada’ por una monja que la entrenó en las artes marciales y la convirtió en una ‘asesina’ es una perfecta máquina de matar. Nie Yinniang, al igual que Jason Bourne, encuentra su humanidad al no poder asesinar a uno de sus objetivos, un gobernador presumiblemente corrupto, al encontrarse abrazando a su hijo pequeño. Esa monja decide probar la decisión del corazón de su discípula por encima de su sobrado dominio de la espada. «Primero mata a lo que ama, y después al hombre». Nie Yinniang será conducida a Weibo para asesinar a su primo Tian Ji'an, siendo su prometido en la infancia y desposado por otra mujer. Se trata tanto de un castigo como la prueba definitiva. Ahora ese hombre ejerce como un líder noble que desea separar su región del poder central de la Dinastía Tang y se ve también aferrado a una serie de intrigas con acuerdos secretos con la Corte y planes que deben ser frustrados para que Weibo pueda desprenderse del yugo del Emperador. El regreso de Yinniang también detona sus propios conflictos respecto a unas elecciones del pasado que nunca fueron suyas, truncando su compromiso de matrimonio que fue traicionado por su madre al utilizarlo en sus maquinaciones con el Señor de Ming. Hay dos elementos que unen también a Yinniang y Tian Ji'an: la historia del baile del pájaro azul del rey de Kophen que representa la princesa Jiacheng y el jade, que simboliza el quiebre decisivo, que le fue dado a la misma siendo obligada a desposar al Señor de Weibo.
Si esperan que este post les narre todas esas maquinaciones que afectan al comandante Tian, al Decano Nie, a Wang Chengzong o Xue Changchao se ha equivocado de texto. Desde este bastardo ‘bloj’ no vamos a permitir que se perjure la voluntad de Hou Hsiao-Hsien facilitando una explicación que usted mismo debe encontrar para explicar la película a su propio director. Es cierto que no lo pone fácil. El espectador se puede perder en las relaciones de Tian Ji'an y su concubina Huji (Hsieh Hsin-Ying), así como las artimañas de su esposa interpretada por Yun Zhou que, en realidad, se esconde como esa antagonista enmascarada. Perderse en el sentido de la importancia de los temas es sencillo al centrarse el autor en aspectos incluso costumbristas y declinar de ofrecer cualquier tipo de información que no yazca en el subtexto plagado de tambores de guerra que no paramos de escuchar y confundimos con la banda sonora —remarcando un inminente enfrentamiento— o ese contexto que sintetiza la visión incompleta de esas cortinas de seda que aletea entre el viento fílmico de la propuesta. Olvídese de encontrar un vínculo narrativo al completo ya que el guión trata más de priorizar que de dar coherencia al desarrollo argumental de la magia negra de ese anciano brujo, la conspiración de Lady Tian con éste último o el embarazo de Huji como parte de una disputa entre el gobernador y su esposa. Ciertamente en “The Assassin” importa esa constante que ejerce Nie Yinniang, atrapada entre la obligación de asesinar y los sentimientos en los que se han visto envuelta su misión. A Hou Hsiao-Hsien le interesa su conflicto y encrucijada, siendo el resto de elementos narrativos meros objetos afines a sus soluciones dramáticas, divisados siempre desde la distancia. La imagen habitualmente se desconecta de la trama, impermeabiliza la narración y permite al espectador disfrutar del cuadro y su simbolismo, alejándolo de su auténtico sentido y significado. En realidad, el film rehuye conscientemente de su trama troncal en la que la política, las conspiraciones cortesanas y/o familiares e incluso la artes oscuras se dan cita en ese enfrentamiento en la Dinastia Tang y la provincia de Weibo con su gobernador. Posiblemente la lectura más gratificante, aparte recrearse en esa atmósfera poética implícita en la obra, sea tratar la película como la historia de un fantasma llamado pasado que encarna Nie Yinniang, de esa amenaza siempre latente y a la paciente e implacable espera. El pasado es el asesino del tiempo, aunque incapaz de cumplir su misión para acabar con el presente y ejercer con su presencia y acciones una esperanza de futuro. No existen los actos de misericordia ni los sentimientos humanos para los asesinos enviados por un gran poder y la posibilidad de empatizar con sus víctimas… salvo su propio exilio y hallar un nuevo destino alejado de esa tenebrosa espiral de poder y confabulaciones para obtenerlo. El camino de la espada no tiene piedad, en definitiva, pero Hou Hsiao-Hsien nos revela que habita la ilusión y el optimismo. Al menos, en ese pasado o emulación cinematográfica, en ese ave fénix que siempre renace de sus cenizas.
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Me encanta esta época del año cuando las criticas se vuelven positivas ^_^
ResponderEliminarA mí me pareció un ladrillazo muy serio...
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