Mar de plástico: La mejor serie de la historia de la televisión

Serie de TV

“Mar de plástico”

España

2015

Sinopsis (Página Oficial):

En una noche oscura sin luna, en los invernaderos de Campoamargo, Almería, una joven pide ayuda, es Ainhoa. Aunque trata de correr, de pronto, parece succionada por los plásticos y desaparece. Un vecino que se encuentra cerca de los invernaderos, Amancio, avisa a la Guardia Civil de que una chica corría pidiendo ayuda. Sin embargo, cuando llega la Guardia Civil no encuentran nada. A la mañana siguiente, en los invernaderos, los aspersores de riego se conectan y en vez de salir agua, sale sangre. En los invernaderos, Héctor y sus nuevos compañeros, Lola y Salva y el Alférez, encuentran en un pozo cercano la cabeza de una chica que parece pertenecer a Ainhoa. Los análisis confirman que se trata de sangre humana y que pertenece a la misma persona. 

Crítica Bastarda:

El nuevo thriller policíaco de Antena 3 es la mejor serie de la historia de la televisión. Sin discusión. Toda aquella persona que no lo vea así obviamente no sabe de lo que habla. Es comprensible, pero nadie debería opinar de algo que no conoce de primera mano porque no estamos ante una simple serie de televisión sino ante pura y dura realidad transformada en arte audiovisual. Del bueno, sin discusión. Me atrevería a decir que va incluso más lejos que el arte, a plasmar algo más cercano al documental y a la propia existencia humana. Y es que para todos aquellos habitantes de pueblo (y aldea en mi caso) que hemos estado conviviendo con un asesino en serie —decapitase o no a sus víctimas— es imposible que no nos sintamos identificados con “Mar de plástico”. Y repito, es la mejor serie de la historia de la televisión. Sin discusión. Pura realidad directa a la cara. Toneladas de realidad saliendo a borbotones de tu televisión: autoridades no haciendo nada útil, burocracia absurda, políticos que no se enteran ni del NO-DO, investigadores con complejo de ser protagonistas de una versión de “CSI” rodada por Mariano Ozores, gente malmetiendo en el pueblo (o aldea en mi caso) tratando de resolver sus múltiples traumas y problemas mentales y, por supuesto, toneladas de mierda argumental. Nada de lo anterior lleva a algún lado, pero es una nueva muestra del talento de los guionistas para producir arte conceptual como un cuadro en blanco o una papelera en un museo de arte contemporáneo dentro de esa alegoría al emitirse la propia serie dentro de la caja tonta.

Pero “Mar de plástico” no es una obra maestra porque sea completamente realista y nos muestre la realidad de Andalucía y de los pueblos que viven en el Mediterráneo sino porque se siente en ella todo aquello que nos rodea a todos los habitantes de pueblo (y aldea en mi caso). Luego está la calidad de cinco estrellas de la serie. Brutal. Sin discusión. Rodolfo Sancho es un actor excepcional. Si trabajara en Hollywood estaría todos los años nominado al Oscar. Sería conocido como la Meryl Streep con pene aunque haya foros donde se diga que la actriz que ha ganado 3 Oscars y ha sido 19 veces nominada a la estatuilla tenga morcillón de Burgos entre sus patorras. Sin discusión. Luego están sus referencias. La serie ha sido comparada con “La Isla Mínima” pero deja en paños menores a la sobrevalorada película de Alberto Rodríguez. El director y los responsables del film español, tras ver cinco segundos de “Mar de plástico”, deberían devolver todos los Goyas que ganaron si tuvieran el más mínimo sentido de la decencia. El guión es certero y no tiene nada que envidiar al mejor libreto de “Bron/Broen (The Bridge)” y cualquier serie que sea adorada por esa crítica hiperbólica y fetichista que no tiene ni puta idea de series pero que suelta lo primero que se le pasa por la cabeza para justificar sus pajas mentales. ¡ESTO es televisión de la buena y de la verdadera, señores con estreñimiento! Sin discusión. Los personajes son mucho más profundos que los de la primera temporada de “True Detective” y sus diálogos dejan la metafísica y a Aristóteles al mismo nivel que Belén Esteban dando lecciones sobre el sentido de la vida. “Mar de plástico” es, en definitiva, una obra capital del arte contemporáneo. Rodada con el sacrificio de temperaturas que alcanzaron 98 grados y sin importar el capítulo a filmar o la secuencia. Daba lo mismo: aquí se rueda una pedazo serie y punto bajo sudor, plásticos, lagrimas, decapitaciones y la compañía de Jesús Castro. Pero un pedazo serie que deja a “Los Soprano” y “The Wire” al mismo rasero que “Ana y los 7”. Es más, HBO deberían devolver todos los premios que han ganado y también las buenas críticas si tuvieran el más mínimo sentido de la decencia. Sin discusión.

Aunque estamos ante una obra maestra que deja a “Twin Peaks” al nivel del betún, “Mar de plástico” se atreve a iniciar un debate con el propio espectador gracias a sus licencias más gratuitas. Y es que ese halo de telenovela un tanto barata y cutre es una clara muestra del surrealismo que genera el término «alma» para la filosofía moderna, así como ese marcado contexto de la sociedad que representa. La serie incluye constantes réplicas a momentos cinematográficos que fueron calificados como insuperables. Nuestro protagonista lo primero que hace al llegar a Campoamargo es dejar claro en la taberna del pueblo que Chuck Norris y ‘Street Fighter’ deberían ser cultura para los más jóvenes. También contemplamos una revisión de “Crash” con Jesús Castro con la que Paul Haggis debería devolver todos los Oscars que ganó. Sin Discusión. Pero la nueva serie de Antena 3 es tan grande porque lo tiene todo. Los acentos son soberbios, repletos de credibilidad y sin caer en ningún momento en el estereotipo. Las secuencias de acción son sorprendentes y dignas de la mejor superproducción hollywoodiense y, sobre todo, Jesús Castro está de Goya. O de Iris. O de la cara bonita con alma oscura más buscada en el chat de Terra entre las cinco de la mañana y tres y cuarto de la tarde galardonada con un Premio Fotogramas. O de lo que den por hacer estas cosas. Sin discusión. Aunque todo lo anterior ya justifica afirmar que estamos ante la mejor serie de la historia, la pequeña y ficticia localidad de Campoamargo nos representa a muchos televidentes. Sin discusión. Tenemos africanos acusados de robar el trabajo a los españolitos, rusas o mujeres del Europa del Este busca-fortunas y mafiosas, gitanos metidos en turbios negocios, gente ricachona que putea a los demás y les pasa por las narices su fortuna y bienes, alcaldesas que no sabemos cómo llegaron allí, autoridades y policías incompetentes, chonis que solamente entienden la violencia como medio de comunicación, mucho folleteo… y un asesino en serie (o varios criminales). Toneladas de estupidez en cada metro cuadrado, en resumidas cuentas. Y es que “Mar de plástico” nos revela lo que hay en cada pueblo (o aldea en mi caso). Y yo, como aldeano, me siento muy orgullo e identificado con esa serie en la que se respira tanta y tan pura realidad sobre esa aldea en la que vivo llamada España. Sin discusión. 

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