2013 estuvo marcado por tres agradables sorpresas propiciadas por Channel 4 junto al regreso de “Black Mirror”. Mientras que “Dates” se coló en mi personal top 10 del año, “My Mad Fat Diary” y “Utopia” se quedaron a las puertas con una mención especial. Es innegable afirmar Dennis Kelly que se marcó toda una serie de culto aunque su recta final —presumiblemente para formular un final abierto e impredecible tras su renovación por una segunda temporada— despertó alguna/s duda/s. ¿Se trataba todo de una simple utopía y sueño pasajero? Desde sus primeros compases era imposible no sentirse atraído por la cromática fotografía de Ole Bratt Birkeland o la banda sonora de Cristobal Tapia de Veer, con esos aderezos de violencia, compases frikis y mix de los hermanos Coen, Danny Boyle y David Lynch. Es normal que ese universo tan personal ya tenga futuro en un ‘remade’ vía HBO de la mano de David Fincher y la novelista Gillian Flynn, mientras que esta nueva entrega de la ficción británica —que orbitaba alrededor de una novela gráfica de culto y un club de aficionados atrapados en sus innumerables secretos y revelaciones— debería confirmar si estamos ante un objeto de culto o un simple hype con una reinvidicable carcasa. Recapitulemos. Esa novela gráfica titulada ‘Los Experimentos Utopía’ y publicada en 1985 nos revelaba a un científico haciendo un pacto con el diablo… con forma de conejo. Siguiendo con dos básicas preguntas «¿Dónde está Jessica Hyde?» y «¿Quién es Mr. Rabbit?», Dennis Kelly se recreó en una gran teoría conspiratoria y unos oscuros planes para dejar esterilizada a la población ante la superpoblación e imposibilidad de mantener a miles de millones de habitantes con recursos para un 10% de los mismos. Con instantáneas, iconos como un nick ‘Wilson Wilson’ o una bolsa amarilla repleta de armas asesinas, “Utopia” pudo quedar con un final algo artificial, tramposo y sacado de la chistera… como la identidad del Sr. Conejo y su necesidad de encontrar a Jessica Hyde. En este primer capítulo de su segunda temporada nos van a aclarar todo… ¿Están preparados para la doble sorpresa?
Se trata de una doble sorpresa tanto a nivel formal como narrativo dentro del cosmos de la propia serie. “Utopia” ha decido volver a atraparnos con una doble pirueta ofreciendo un capítulo que se desarrolla completamente en el pasado bajo el formato de found-footage cinematográfico de cuatro tercios, con insertos de un trasfondo televisivo afín a esa pequeña pantalla (y recuadro) de sucesos reales como los asesinatos de Aldo Moro o Airey Neave. La idea es volver a 1974 para aclarar al espectador toda la mitología de la serie dejando claro que no es únicamente un juego narrativo afiliado al cliffhanger sino una entidad propia. El backstory sobre Philip Carvel y su vinculación con Milner nos revela que tenemos un medio-metraje independiente en toda regla para vincular todas las pistas y dejarnos algunas incógnitas y misterios por el camino. Aunque partimos de 1979 (en Roma) con el punto de giro en los tormentos de Carvel (estupendamente planteados a golpe de ‘jump cut’) y su batalla contra ese demonio personalizado en la bella Rose Leslie, nos interesa cómo se conocieron y engendraron ‘Janus’.
Milner —o aquella que luego conoceremos como el Sr. Conejo— conoció a un joven y prometedor científico llamado Philip Carvel en un encuentro secreto con líderes de toda índole. Milner se nos revela como una agente idealista de una agencia de seguridad que, en realidad, está al cargo de una organización que ya conocimos en la primera temporada de “Utopia”: La Red. Carvel ha visto el futuro con las consecuencias que tendrán para las próximas generaciones el crecimiento de la población en el planeta y Milner se une a esa visión para dar forma a una solución. Aquí tenemos dos puntos sobre el personaje del Sr. Conejo (o Sra.) a la que vemos ya unida a ese asistente misterioso que se revelaba como máscara de su identidad. El primero es conocer qué otro genocidio formó parte de la vida de Milner y, sobre todo, por qué muestra oposición en convertir en algo étnico ‘Janus’ y dejar fértiles a un particular bloque y raza de la población. ¡Los británicos no son nazis! En este capítulo se nos va a dar un trasfondo de esa Inglaterra de escasez y huelgas pero también de todo el entorno emocional de Carvel y Milner y de su amor imposible, así de los motivos que finalmente les convirtieron en enemigos. Que conozcamos los problemas del pequeño Arby y de cómo su padre trató de experimentar con el mismo para corregir su comportamiento, forma parte de todo ese proceso argumental en el que se va desarrollando la locura del científico y los planes de Milner por quitar del medio a todo aquel (y aquellos) que conozcan tanto su identidad como pudieran revelar algo sobre ‘Janus’. El plan soñado de Milner daba la impresión que era liquidar tanto a su esposo como a la mujer de Carvel y que ambos quedaran ligados románticamente y profesionalmente para concluir su plan. Los traumas de Carvel por los daños causados a su hijo y las sospechas sobre su ‘diablo’ personal, desbarataron los planes de Milner y decidió ocultar la fórmula de su proyecto trayendo consecuencias fatales tanto para él como para su hija Jessica.
Nos vuelve a sorprender la forma y estética pero también los iconos como ese dibujo de Jessica ‘oculta entre los animales (y bestias)’ que finalmente dará lugar a su nombre por parte de Christos, el salvador de la pequeña y su padre, aquel que le ocultó en una institución mental con una identidad oculta (Mark Dane) para terminar de dejar las huellas de ‘Janus’ en esa novela gráfica de culto antes de su suicidio. Que pasemos por Margaret Thatcher o el accidente de Three Mile Island para completar todo el proceso argumental no deja de que la propia serie se reformule con conexiones internas. Tomamos como ejemplo a ese torturador llamado Omida que va a infligir el mismo castigo tanto a Carvel como a su hija para que éste revele la información que oculta sobre el proyecto. ¿Y cuál es ese nuevo ajuste que realizó el científico? De nuevo, los guionistas han dejado unas líneas de misterio dando muchas soluciones que ya conocíamos y dejando ciertas dudas a los espectadores. ¿Por qué este episodio? En sí misma, “Utopia” quiere ser un misterio para sus propios seguidores, sorprenderles con respuestas que ya conocían pero revelarles por otro lado la capacidad de ese universo expuesto. Esa sensación extraña es aquella que consigue Dennis Kelly con este primer episodio de su segunda temporada, donde todo queda atado y sabemos por qué Carvel ocultó su ‘virus’ para esterilizar a casi toda la humanidad de las manos de Milner y por qué trató también de descubrir al Sr. Conejo al mundo para destruirla. También de los motivos que le hicieron utilizar a su propia hija para ocultar ‘Janus’ (y su vacuna) y el porqué de su abandono a su otro retoño y evil baby creado por él mismo. El no-riesgo, por lo tanto, se convierte en riesgo y nos hace desear con más fuerzas esperar el próximo episodio. Como si Kelly a través de un no-juego y perfecta forma nos invitará a ese juego que todavía sigue abierto. ¿Ha llegado de nuevo “Utopia” para dejarnos claro que estamos ante una serie de culto en toda regla?
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