Mis primeras reacciones sobre “Penny Dreadful”, nueva serie de terror de Showtime, no fueron en absoluto entusiastas. Es cierto que tampoco me excitaron las primeras entregas de “True Blood” o “American Horror Story” y la era estigmatizada por el éxito de ‘La Saga Crepúsculo’ y “The Walking Dead” han generado todo tipo de reformulaciones, adaptaciones y dramas con componentes sobrenaturales que dudo recordemos pasado el tiempo. La serie creada por John Logan nos remite a esa reunión de monstruos y mitos literarios sobre un Londres victoriano ideada y dibujada ya en “La liga de los hombres extraordinarios” por Alan Moore y también a esa moda actual de imponer un tono sucio y realista sin censurar la sangre, los desnudos y las vísceras como credencial de estilo. Ciertamente mi primer posicionamiento pasaba por el culo de Josh Hartnett. ¿Había algo más allí aparte de su factura técnica e imposición gótica? ¿O aquí solamente había culo? Ya los dos capítulos dirigidos por J.A. Bayona nos revelaban unas tremendas debilidades para generar suspense y sus mecanismos (planos secuencias con susto final) no pasaban de esa superficialidad impuesta en su costosa y ostentosa fachada. Considero que la primera temporada de “Penny Dreadful” fragmentada en ocho capítulos —aparte de bascular entre el homenaje y la atmósfera y carcasa impuesta— se condensa en la lectura de los monstruos sobre sus condenas a permanecer atorados en sus propias maldiciones. Pero también a esa imagen de Abraham Van Helsing (olvídese de encontrar a un nuevo rol a lo Hugh Jackman) presentando a Victor Frankenstein esas ‘novelas sensacionalistas’ (las ‘penny dreadful’) como la única base introductoria de la sociedad de la época a esos horrores y monstruosas criaturas.
Esas historias enfermizas colmadas de sangre son el guiño y conexión con la reciente “Sweeney Todd: El barbero diabólico de la calle Fleet” surgida de esas sensacionalistas revistas. La cuestión es que la suma de mitos cree una nueva y gran historia pero el problema de espectador actual es que no tiene una amplia gama de ‘penny dreadful’ sino series de alto voltaje y calidad con las que comparar lo ofrecido por Showtime. Supongo, no obstante, que es fácil ser un fan de “Penny Dreadful” al no tener competencia en ese cruce de terror gótico con la calidad de la televisión por cable y su vertiente estilizada y postmoderna de las películas de terror de la Hammer. Aquellos seguidores del género de la vieja escuela pudieran picar el anzuelo y dejarse llevar por esa pretendida e impostada densidad dramática, sobre todo si buscan una serie que no cancelen a primeras de cambio. La rápida renovación por una segunda temporada del show facilitó a muchos su incondicional apoyo pero, ¿y el resto?
Ser hater de “Penny Dreadful” o simplemente repelerla/descartarla es simple y sencillo. La historia es previsible hasta decir basta y desde los primeros episodios se sabe cómo va a acabar todo. Y cuando digo todo, digo todo. El arco argumental está mal estructurado tendiendo a ser reiterativo y subrayando todo con los mismos recursos de guión. ¿Por qué tanto flashbacks? ¿Es que no se confía en la habilidad de los diálogos de dejar al espectador maquinar el backstory? La perspectiva y el punto de vista son malos, generando el tedio y el aburrimiento. Para colmo, su credencial y vocación realista en ese amasijo referencial no hace más que desnudar la esencia de muchos de los personajes clásicos, desmitificándolos a unos extremos un tanto insultantes. ¿Podemos llamar vampiro a esa serpiente cutre que, al parecer, únicamente se dedica a montarse un harén repleto de rubias locas (infinitas en plan video-juego) en las ciudades que visita? ¿O ese consolador con ojos llamado Dorian Gray declinado a un pene con piernas con una y siempre agradable sonrisa? Con decir que el monstruo de Frankenstein acaba teniendo su momento drag queen en el último episodio creo que sobran las palabras… Más que desaprovechar esa conjunción de monstruos, demonios e incluso exorcismos, la impresión dramática es el de una previsible telenovela barata repleta de clichés y lugares comunes. Me gusta la concepción estructural, que todo acaba y empiece dentro de los márgenes de ese ‘Gran Guiñol’ que enmarca la propuesta, donde la violencia, el artificio y lo truculento tratan de hacerse con el espectador. Un espectador que, desgraciadamente, acaba dándose cuenta al final que el protagonista de “Penny Dreadful” era el culo de Josh Hartnett.
El auténtico protagonista (¿y terror?) de "Penny Deadful" |
NOTA: Eva Green también nos regala algunos generosos desnudos pero son anti-eréctiles con el pelo en plan Juana de Arco o posesa perdía en plan niña de “El Exorcista” (pero sin vomitona) como fórmula anti-pajas. En resumen, que si quiere ver Green mostrando su green lo suyo es que vea la horrible “300: El origen de un imperio”. Para el resto, ¿el culo de Hartnett?
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ResponderEliminarCOMENTARIO SIN SPAM: Es una serie magnífica, todo está cuidadosamente realizado y detallado para que tenga más credibilidad, la calidad de actores en ésta serie es impresionante. Estoy fascinada con ésta serie.
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