“El tiburón del pantano”
Título original: “Swamp Shark”
Director: Griff Furst
EEUU
2011
Sinopsis (Oficial):
Un tiburón comienza a atacar a los residentes y veraneantes de un pequeño pueblo de Louisiana en los pantanos de la cuenca del Atchafalaya. Los más atrevidos intentarán cazar al tiburón sin perder la vida en ello.
Posiblemente, uno de los argumentos más estúpidos de los últimos años aunque la estupidez y la serie Z son conceptos que siempre han estado ligados. En “El tiburón del pantano”, no obstante, la hipérbole se quiere adaptar como ese escualo al agua dulce… Por unos trapicheos tróspidos un tiburón salvaje-de-la-muerte escapa de su contenedor cayendo con el mismo a un lago donde escapa y comienza a alimentarse vorazmente de caimanes y borrachos (en ese orden). El sheriff, mezclado en los anteriores y turbios asuntos, está enamorado de la dueña de un local súper-cutre que teme que la desaparición del borracho (y sus caimanes, aunque no se sabe muy bien en qué orden) y una pelea que tuvo con su hermano —99% músculo, 1% cerebro— provoque que cierren su bar de mala muerte. De este modo y gracias a unos localizadores que tenían los caimanes y que el tiburón asesino no se encargó de vomitar, comienza una caza x y sin cuartel. Se sale el argumento, ¿verdad? ¡Peliculón! ¡Peliculón! ¡Peliculón! ¡Tenemos P-e-l-i-c-u-l-ó-n! Tanto peliculón, que acabó siendo considerada una de las 50 peores del Siglo XXI.
Entre jóvenes monguer, drogadicticos, ciegos y libidinosos para rellenar la premisa anterior, tenemos un gran descubrimiento científico como que los tiburones se confunden con pelos y matojos y que el relleno que utilizan las películas de escualos suelen ser escuálidos. No obstante, “El tiburón del pantano” contiene un momento mierder-glorioso para la historia del cine cutre:
El tiburón llega a la feria y los protagonistas llevaban avisando los últimos 80 minutos de película que no era seguro y bla,bla,bla… Pero, al final, lo celebran. La gracia es que son los protas ¡aquellos que llevan el tiburón allí! ¡Hijos de fruta, que hay niños en el agua! ¡Hijos de fruta! Lo que hace algunas personas egocéntricas para que las tomen en serio… ¡HIJOS DE FRUTA!
En fin, que los niños están a remojo y llega la aleta digital por allí. El ayudante del sheriff no para de gritar unas 2.599.412 millones de veces ¡TIBURÓN! y no paran de escucharse chillidos de la gente saliendo echando patas en una planicie rodeada de 500 metros de tierra. ¡Serán gañanes! ¿¡Y qué pasa con los niños!? Siguen sordos y en el agua. Y han pasado 800 minutos… como poco…
… pero el tiburón llega donde están los niños.
El sheriff le dice otras 2.599.412 millones de veces a su ayudante que hay que ser a los niños sordos-juguetones del agua. ¿El precio de ser hijo de un hijo de fruta?
En el plano anterior comprobamos que había fondo donde jugaban los niños. Ahora, parece que están en la puta orilla porque se nota bastante que están de pie… Y entonces, ¡¿no se supone que el tiburón tenía que estar encallado!? El ayudante del sheriff les grita que salgan fuera del agua.
Ay, por Sharknado, ¡qué suspense ! Dos minutos de tensión y 400 planos después, donde no entendemos mucho por qué el tiburón se zampaba a la gente como cacahuetes en un par de segundos y aquí ignora a cuatro pistachos, el tiburón y sus pixelizados dientes hacen acto de presencia…
… Presencia homicida para lanzarse a tierra sobre el sherrif malo-maloso y devorarlo allí. Sí, allí… mismo. ¡En la puta tierra! ¿EN LA PUTA TIERRA?
La gente se pone detrás de las furgonetas achantada y gritando. Normal.
Los buenos culminan su plan de ataque y su arma secreta (una mierda bomba plagiada de “Tiburón” cutre de cojones) para vencer al escualo-tanque y que el hermano de la protagonista y tía-güena rememoré sus tiempos de fútbol americano gritando «Pasa y corre». Lo normal sería que el trozo de carne fuera al tiburón que yacía en la tierra para dejar la bomba en su boca. No, la tira al agua… donde el tiburón ahora se teletransporta y muerde el anzuelo. La protagonista va ya con su fusca para cumplir con el guión.
Una de las bombonas de gas sale propulsada brutalmente y da en la chepa al amigo-socio-malo-maloso del sheriff.
La bomba no explota… y llega el plan B.
Un aero-deslizador, sangre como anzuelo y un arpón cutre servirán para llevar al escualo a la turbina y que quede hecho un charco en espray de sangre.
La familia lo celebra.
El agente federal arresta al amigo-socio del malo-malo-sheriff y lo celebra.
El ayudante del sheriff aplaude su ascenso y lo celebra.
La familia con su nuevo integrante se van a tomar un café… y lo celebran.
… Y del lago no asoma un nuevo tiburón en busca de venganza que también lo celebre.
¿Qué coño ha pasado aquí?
¡LOS TIBURONES TAMBIÉN TIENEN DERECHO A CELEBRAR!
Perdona, ¿¡una película mierder de Serie Z sin final-susto-cutre-de-cojones!?
¡¡ A LA MIERDER !!
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