Batman. La LEGO película: ¿No es acaso Batman el gran villano de la historia?

“Batman: La LEGO película”

Título original: “The LEGO Batman Movie”

Director: Chris McKay

EEUU

2017

Sinopsis (Página Oficial):

Con el espíritu irreverente lleno de diversión que convirtió a “La LEGO película” en un fenómeno mundial, llega esta nueva aventura protagonizada por el mismo personaje que se consideraba el líder del grupo, LEGO Batman. Pero se están produciendo cambios en Gotham, y si quiere salvar a la ciudad de la conquista de El Joker, puede que tenga que dejar de actuar en solitario, intentar trabajar con otros y, tal vez, aprender a relajarse. 

Crítica Bastarda:

De acuerdo, “Batman: La LEGO película” no es tan buena ni divertida y sorprendente como la “La LEGO película” pero, no obstante, no merece la pena desmerecer en absoluto este nuevo ejercicio en el que la sátira y la parodia abordan un plano que alcanza a la perfección la comunión entre la autoconsciencia y las referencias a la cultura popular bajo el filtro de la spoof movie. Nuestro narrador va a pasar del ‘negro’ al ‘blanco’ para comentarnos toda la retahíla de estereotipos que inundan habitualmente el cine comercial y, en especial, el dedicado a la superheroica en nuestros días. ¿La otra línea transversal sobre la autorreflexividad para todos los públicos tras “Deadpool” de Tim Miller? ¿Es más válida y acertada la afilada ironía que la vulgaridad desatada? En el filme de Chris McKay interesa, por lo tanto, ese acercamiento desde el tono impuesto al conflicto y dicotomía de Batman/Bruce Wayne respecto a su narcisismo y, sobre todo, soledad que le ha hecho aislarse del mundo en una isla física y metafórica. Ese subrayado en el libreto no deja remarcar otro territorio mucho más oscuro respecto al caballero oscuro. Nuestro (anti)héroe no desea construir una nueva familia por temor a perderla de nuevo, tal y como ocurrió en el trágico suceso que marcó su camino desde su infancia. Esa herida todavía abierta nos transporta inclusive a toda la mitología de la saga para revelar que la andadura del personaje siempre ha sido en círculos y bucles, incapaz de escapar a esa mecánica en la que la ironía nos desvela que Gotham City sigue siendo un hervidero de criminalidad en el que su supuesto protector poco o nada ha conseguido en sus numerosas décadas de actividad contra los muchos villanos que por allí han aparecido. 

En cierto modo, “Batman: La LEGO película” nos plantea que cualquier vínculo es necesario para el ser humano y que toda persona necesita a una ‘familia’ por disfuncional que ésta pueda parecer, como si el individualismo fuera divisado como un pecado y vía para el narcisismo y la incapacidad de socializar. Pero realmente la apuesta más notable de la cinta es su capacidad para posicionar a su héroe como el gran villano de la historia y, de este modo, desentrañar su humanidad a través de sus propios enemigos. Y es que la historia de Joker y Batman se siente como una canción de Pimpinela en la que el caballero de la noche desprecia al mundo que lo rodea, incluido a sus antagonistas. El filme de Chris McKay rentabiliza en su narración la necesidad y dependencia de los más indignos personajes para que existan los héroes y un despechado Joker, por su parte, tiene un plan que involucra a la Zona Fantasma, así como a los derechos de Warner Bros para desplegar un delirante clímax gracias a multitud de villanos cuyos nombres nunca deberían ser nombrados… Batman descubrirá que, en realidad y por culpa de su habitual mal humor —insensibilidad y egoísmo— es el gran antagonista y mayor enemigo de su propia historia. El caballero oscuro, de este modo, podría pasar por un ‘malo’, vistiendo de negro y luciendo una máscara aterradora con un nombre que produce pavor. Tampoco sus malas acciones y su aislamiento han beneficiado que sea considerado un héroe… aunque tampoco ejerza como un villano al uso. Ni siquiera es visto como un igual o un amigo por la Liga de la Justicia. ¿Batman podrá cambiar? ¿Podrá manifestar su necesidad de sumisión hacia otro ser que no sea él mismo? “Batman: La LEGO película” no necesita la sutileza para revelar que su (anti)héroe necesita tanto a amigos como enemigos (de siempre) para salvar a su ciudad, aunque tal representación refleja esa historia de ‘hamor’ y enferma dependencia entre Batman y Joker y, al mismo tiempo, el discurso de que el resto de villanos surgidos del abanico de Warner Bros no merecen convivir en un mundo que no les pertenece más allá de su referencia. Tal vez la apuesta de McKay sea mucho más valiente y original de lo que pudiera parecer aunque la saturación en ciertos momentos de elementos sobre la pantalla no acabe de rentabilizar ese delirio que representa la propia película. Posiblemente la idea es que ese (anti)héroe rodeado del ‘negro’ acabe viendo la luz y finalizando y quebrando su bucle existencial con el ‘blanco’, recreándose en su capacidad por lo hilarante y su aparentemente contraria afinidad por la musicalidad. ¿Le sienta, en definitiva, al héroe apostar por elementos y materiales aparentemente contrarios o, no obstante, es el LEGO espíritu aquel que absorbe cualquier referencia (por seria y oscura que sea) hacia su propio territorio? Aquello que está claro es que es seguro que este ‘Lego’ Batman es aquel que haya manifestado una mayor humanidad que sus predecesores a lo largo de más de 75 años y lo correcto sea aplaudir sus virtudes, incluso por encima de algunos defectos en el citado deseo de productores y guionistas de incluir al máximo de personajes y villanos posibles a modo de un homenaje al tono narcisista del héroe que retratan. Otra cuestión es que una película claramente cómica, como es aquella que nos ocupa, se ha haya convertido en todo un auténtico drama para algunas personas. ¿O qué cara se le habrá quedado a Ben Affleck comparando fichas en Rotten Tomatoes?

P.D.: La película hubiera sido mejor si Batman y Joker se hubiera dado un morreo en la boca en el clímax de su relación. Y sí, Iron Man es un ‘pringao’. ¡TODO el mundo lo sabe!

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