¿Se ha planteado alguna vez que los mayores héroes pudieran ser los más grandes villanos? ¿Y si Mr. Robot o Whiterose no fuera la cura sino la enfermedad que va a conducir al mundo una Tercera Guerra Mundial o un apocalipsis sin paliativos? ¿Se le puede culpar a Phillip Price por ser aquel hombre que desea ser el más poderoso del mundo y no quiere descender del trono en el que se encuentra? Tal vez habría que entender “eps2.8_h1dden-pr0cess.axx”, décimo episodio de la segunda temporada de “Mr. Robot”, desde su propio título y concepción, así como desde la premonitoria frase de Angela Moss lanzada a Elliot Alderson: tarde o temprano todo aquello que está sucediendo y activó nuestro protagonista al pulsar ENTER acabe volviéndose en su contra. O, posiblemente, Mr. Robot contara con un organigrama que esconde un proceso oculto. Y tal metáfora respecto al cosmos informático, que se amolda con la carcasa audiovisual de la serie de USA Network, acabe por ejecutar un ‘programa’ que nos revela una nueva modulación del concepto de suspense. Es preciso señalar que uno de los capítulos más cortos de esta entrega encubre aquel que más cuestiones e incógnitas plantea, utilizando la distancia y la lejanía como un nuevo significado que aúne el cliffhanger con la incertidumbre. ¿Qué nos espera en una recta final que se antoja fundamental para entender un gran plan que nos ha sido velado desde distintos y variopintos frentes? ¿Es la intención de Mr. Robot o Whiterose acabar Phillip Price y, por extensión, con ‘Evil Corp’ para desarrollar e implantar un nuevo sistema operativo dentro de la sociedad? ¿Solamente nos queda sumergirnos en esas imágenes televisivas sobre un control completa de la tecnología para manipular y controlar a la población? Repasemos “eps2.8_h1dden-pr0cess.axx”.
“Mr. Robot” nunca ha sido un espectáculo de respuestas evidentes, sumergido en una nube de intriga y paranoia y ubicando siempre al espectador al mismo rasero (o incluso al escorzo o sombra) de Elliot. Y, además, en esta temporada el protagonista dejó de confiar en nosotros y nos devolvió la vuelta de tuerca a lo “El club de la lucha” que algunos pudieran intuir el año anterior. Ahora es momento de que profundicemos más en esa niebla argumental que nos rodea y tratemos de palpar los objetos que creemos percibir. De este modo, nos sumamos al punto de vista de los personajes y tratamos de divisar la respuesta a sus movimientos previos. Es normal que pensemos que “Mr. Robot” es una gran partida de ajedrez en el que sobre el actual punto los protagonistas esperan el movimiento de su contrincante o antagonista. La pieza está ya en el aire, alzada para caer en un posible jaque… o jaque mate. Esos citados mecanismos de suspense pasan por el álter ego del personaje principal y sus desapariciones y/u omisiones de la verdadera historia y plan. En el fondo, “Mr. Robot” siempre ha tratado de profundizar en la articulación de la psique de Elliot y las artimañas de su cerebro para conducirlo a un objetivo que sobradamente cree conocer pero, por el contrario, esconde un oscuro camino. Las respuestas no sólo eluden contestar sino que esconden nuevas preguntas e incógnitas. “eps2.8_h1dden-pr0cess.axx” posiblemente nos revele la esencia de la femme fatale en tres revisiones bajo un neto influjo contemporáneo. Joanna Wellick, Darlene y Angela Moss son tres potentes personajes femeninos que revelan las tres puntas de un triángulo.
Joanna ha llegado a un callejón sin salida y necesita la ayuda de Elliot (Ollie) para localizar a su esposo. Veremos cómo se prepara para la batalla, su ritual de guerra, su fiereza escondida en su belleza. Y no va a aceptar un no por respuesta siendo incluso Mr. Sutherland un objeto a modo de arma que utiliza en sus maquinaciones. Resulta interesante que el episodio manipule y manosee dos secuencias de tensión sexual con Elliot como eje. El acercamiento de Joanna se ejecuta desde una esencia netamente sexual, despojando a Elliot de su ‘armadura’ y susurrando a su oído una orden por encima de una amenaza velada. Ella obtiene lo que quiera y su historia romántica con Tyrell esconde un lado oscuro y enfermo del amor, obteniendo ambos aquello que desean como un juego y lenguaje que comparten… sin importar los medios que necesiten. Esos pendientes también marcan aquello que pudiéramos definir como la primera cita de Elliot con Joanna y nuestro protagonista no va a poder resistirse a sus deseos. Su influjo es tan poderoso que es capaz de ‘leer’ los pensamientos de Mr. Robot, incluso diluirlo hasta su desaparición. Elliot, no obstante, se siente intrigado por esas llamadas recibidas en el smartphone que recibió Joanna, dudando si en realidad asesinó a Tyrell o forma parte de esa Fase 2 que ha desarrollado Mr. Robot como un proceso oculto. Como la serie no sería fiel si no hubiera hackeos, seremos testigos del ritual de Elliot para preparase para su nueva batalla. Elliot se va a replantear si realmente es el futuro por el que quería luchar… ¿Han perdido la batalla y la guerra? Sea como fuera, la idea es que Mr. Sutherland vuelva a esa mecánica en la que una solución a un problema genera otro mayor. Y es que la dirección desde la que se hicieron las misteriosas llamadas y mensajes sería el último lugar en el mundo en el que podrían hacerse. ¿Alguien nos lo explica?
Darlene está cayendo a ciertos abismos de la oscuridad ética, planteándose finalmente dejar de ser una hacker y activista a convertirse en un monstruo que podría acabar con cualquier eslabón dentro de la cadena de mando. Considero que la idea es que Darlene se siente en cierta medida tentada con los procedimientos del Ejército Oscuro respecto a sus soldados y acciones, aunque el destino prepara una jugada bastante siniestra a la joven. En primer lugar veremos que ese encuentro de Cisco en el lujoso piso de Susan Jacobs y aquel que tiene la propia Darlene en la puerta del apartamento de su novio están relacionados. Como suele ocurrir en la serie, y comentábamos anteriormente, las respuestas generan más preguntas. De este modo, veremos que esa persona moribunda es Vincent, aquel miembro de fsociety que se encargó de la misión ‘testicular’. ¿Quién le golpeó tan violentamente que produjo en su cuero hemorragias interiores? Darlene pensará en que quitarse del medio el lastre y Cisco actúa como la voz de su conciencia, dejando claro que ni es tan especial ni una líder como pudiera ser Whiterose. La hospitalización del personaje gravemente herido provoca, por el contrario, que el FBI y Dominique DiPierro unan puntos con los que descubren que Cisco está involucrado en una cadena de acontecimientos en los que la agente comienza a hallar algo más que está debajo de la punta del iceberg. He aquí también una historia trágica sobre una mujer que trata de ser una femme fatale pero a la que el destino le prepara una jugada bastante macabra. Todos los personajes comienzan a conectar los puntos y Darlene recuerda su historia personal con su hermano… mientras el montaje nos ofrece el contraplano de éste. Esas conexiones y la hospitalización de Vincent, en realidad, ofrecen una salida a Cisco y Darlene del centro clínico que salva a ambos de caer en manos de DiPierro… aunque la publicación en los medios del retrato robot del soldado del Ejército Oscuro provoca que todo se tense. DiPierro descubre que Cisco y su novia no vieron las noticias y que no son conscientes de todo aquello que se reveló en los informativos, viviendo su propia historia y cita romántica en un restaurante cercano. Era obvio que si la agente llega al lugar el Ejército Oscuro, alertado con el descubrimiento de uno de los suyos, no iba a quedarse cruzado. Una moto y otro hombre armado harán acto de presencia para llenar el lugar de balas. El suspense aquí se manifiesta con una brillante alegoría respecto a esos personajes secundarios alejados (literalmente) del foco de la acción… donde DiPierro volverá a toparse con ese ‘borrado de historial y de su caché’ que hacen los miembros del Ejército Oscuro que son heridos en combate. No sabemos Darlene y su novio han sobrevivido al tiroteo y mucho nos tememos que el objetivo real del asunto era Cisco… Continuará.
Respecto a Angela su encuentro con Elliot está marcado por códigos respecto a su historia personal y esa ‘F’ que gobierna actualmente sus vidas. Y si todo empezó en un vagón de metro, es hora que Angela y Elliot se encuentren frente a frente y que toda esa cadena de secuencias y sucesos nos lleve tanto a pensar que ese clímax emocional estaba condenado desde el principio a un beso de despedida. ¿Es el final para Angela? ¿Esas dos figuras que se acercaron a la joven son de ‘Evil Corp’ o el gobierno? Angela bien pudiera ser una variación trágica de femme fatale, o una revisión de esa inocencia interior que trató de dominar al mundo… y se dio cuenta de que era una simple secundaria y eslabón. Tal vez nos quede sumergirnos en el libro de Terry Colby, en la descripción perniciosa de Precie alrededor de la política como un objeto para marionetas. Y es que la política, la economía y la geografía siempre han estado ligadas a la historia de la humanidad y Price ya no puede soportar pensar que en algún sitio del mundo hay algunas personas que piensen que no es el ser más poderoso, aquel que en su despacho preside su imperio con un mural del mapa global. Y de esa música clásica pasamos a los tambores de guerra, a los rugidos del rock, revolución y esos tigres que ahora pretender dominar la selva que habita en el mundo.
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Gracias por el review, sin falta como siempre, cada semana espero al día después del capitulo para leer tu articulo, saludos.
ResponderEliminarIdem. Me pregunto que huevos de pascua habrá en la casa de Elliot y si la dirección de origen de las llamadas misteriosas no será la casa del marido de sharon knowles
EliminarHola en Reddit subieron un gif de la escena final de este capitulo y sí, Cisco quedó hecho puré.
ResponderEliminarMás que un beso de despedida, intuyo que será el beso de la traición al más puro estilo de la mafia. Mr. Robot estará detrás para que Angela no impida el comienzo de la fase 2. Veremos. Al menos la serie vuelve a ponerse interesante después del relleno que supusieron los siete primeros episodios.
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