Serie de TV
“Rake”
EEUU
2014
Sinopsis (Página Oficial):
“Rake” es un nuevo y audaz drama de abogados basado en la homónima serie australiana, nominada al Mejor Serie Dramática en los Australian Film Institute Award, que sigue la cómica y caótica vida de un abogado de defensa criminal llamado Keegan Deane (Greg Kinnear). En un único día Keegan Deane puede ser calificado como muchas cosas —la mayoría de las cuales están lejos de ser halagadoras—. Su ex esposa lo llama ‘poco fiable’, para sus colegas abogados que es ‘un obstáculo’, los jueces piensan que es ‘un ultraje, el IRS lo llama un ‘acusado’; su corredor de apuestas dice que es un ‘dolor en el culo’, y para su antiguo camello él es simplemente una ‘trágica pérdida’. Brillante y frustrantemente encantador, Keegan es uno de los grandes adictos a la vida. Su asombrosa falta de criterio y la incapacidad de auto-censura le hace aterrizar en los casos que nadie más va a tocar, pero detrás de eso se esconde un optimismo firme y la creencia en la justicia que alimentan su férrea determinación para defender a aquellos que parecen más allá de la redención. Él siempre trata de hacer lo correcto pero, al mismo tiempo, lucha para salvarse de los muchos elementos autodestructivos que afectan a su propia vida, como su adicción a las mujeres, los juegos de azar y otros excesos.
Otro remake y otra serie cancelada prácticamente desde su piloto. Los ¿desalentadores? datos de la versión americana de la originaria australiana creada por Peter Duncan pronostican que Greg Kinnear tendrá que buscarse otra ficción en la que poder vivir y consolidar una carrera televisiva tras su paso por “Los Kennedy”. Un episodio y ya está todo dicho para los expertos... Otra cuestión es que no sea la última palabra para un personaje que vive siempre en el límite y que tiene todos los alicientes (auto-destructivos) perfectos para dibujar una serie que ha sido rápidamente ajusticiada por tratarse de una versión norteamericana pese al sello de FOX y Sam Raimi, que dirige su primer capítulo. Con todo prácticamente dicho y sentenciado da pereza seguir la enésima ficción judicial y con aroma a procedimental que pretende ser atípica con un personaje principal carismático cargado de excesos y toxicidad para todos aquellos que le rodean. La gracia precisamente de “Rake” es la interacción del protagonista con su familia, mejor amigo (y mujer) y sus clientes (y anexos) mientras trata de salir de su completa mala suerte y deudas pendientes.
No es que “Rake” sea mala sino que la pregunta, sobre todo para aquellos que han visto la serie homónima y original australiana, es comprobar si era necesaria. Es cierto que la actualización de “Wilfred” en FX deparó buenos momentos pero esta vez desconozco si FOX ansía hallar líneas de intersección entre “The Good Wife” y “Ray Donovan” para construir una sólida ficción de calidad que pueda balancearse sobre el drama y la comedia dentro de la ambivalencia del protagonista para ser un looser o un hábil rufián. Prefiero ponerme al día con la serie que monopoliza Julianna Margulies a seguir con “Rake” hasta que la cadena confirme su respaldo hacia la propuesta, aunque tampoco siento mucho más fervor que me producían los rollos familiares de Liev Schreiber o Jon Voight. Considero que la química con el seriéfilo debe ser fundamental y el ‘rastrillo’ que genera el juego de roles de un adicto sin cura con un corazoncito de buen abogado no despierta en mí la más mínima adhesión.
Enamorado de una prostituta de lujo, psicoanalizado por su ex mujer y fichado tanto por su mejor amigo como por su esposa y habitual antagonista en los juzgados, Keegan Deane juega al coqueteo tanto con el resto de personajes como de la propia audiencia, gracias a ese rostro adorable que esconde un brutal narcisismo donde camuflar sus costas adicciones y problemas con el dinero y deudas. La escritura de “Rake” no es mala, la serie tiene sus momentos y los personajes son correctamente presentados en el piloto pivotando sobre la comedia negra y la serie de abogados en ese carrusel de meteduras de patas y travesuras. El problema es que estamos ante una imitación del algo que según cuentan fue mejor (y más ácidamente) narrado y la sensación, ante la tímida acogida de la serie por parte del público, de constatar que nos están vendiendo polvos de talco por cocaína. Y con la droga del seriéfilo no se juega.
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