The Big Bang Theory (7x12) The Hesitation Ramification: La ciencia del humor

“The Big Bang Theory” nos desea Feliz Año Nuevo con su recibimiento con los brazos abiertos (y piernas cerradas) en 2014. La noticia que embellecido a la serie ha sido que Kaley Cuoco se ha casado en plena Nochevieja con el tenista Ryan Sweeting, que está en el puesto 667 de la ATP… Se nota que podemos estar ante unos nuevos Victoria y David Beckham de la era Instagram o ante el enésimo romance con fecha de caducidad en Hollywood. Suerte para nuestra camarera rubia aspirante a actriz y su intelectualidad al igual que para la serie favorita de la audiencia a la sombra de “30 Rock” y “Modern Family” desde su nacimiento. No importa, la sitcom es un éxito y con sus continuadas nominaciones a los Emmys y Globos de Oro ya se desconoce si son objeto de un piloto automático, cariño o simple postureo. “The Hesitation Ramification” es el duodécimo episodio de la séptima temporada de “The Big Bang Theory” y momento de analizarlo.

Podríamos establecer en este capítulo la metáfora perfecta del estado de la serie ya que los conflictos de los personajes principales emergen para que sirva de un ¿giro sobre giro? de la evolución de la comedia. Me gusta la idea de que Sheldon utilice la ciencia para intentar ser gracioso y Leonard le deje claro que una cosa es hacer reír y otra que se rían de ti. Realmente convivir con el Dr. Cooper debe ser la experiencia más molesta a la que se puede someter a un ser humano pero su desquiciado comportamiento analítico, como si fuera un androide, provoca que se haya ganado el favor, respeto y admiración de la audiencia. Sheldon Cooper es uno de los personajes más divertidos de la sitcom del Siglo XXI y todos esos intentos por confeccionar la broma de la historia nos llevarán precisamente al mejor momento (y más divertido) tanto del capítulo como de la presente temporada: el ataque de risa de Bernadette por el chiste colateral involuntario de su marido Howard. El momento pudiera ser un guiño al momento orgásmico-público de “Cuando Harry encontró a Sally” o una simulación alegórica de esas risas que son supuestamente reales pero cada vez parecen más enlatadas que nunca. ¿Hace gracia TBBT o da tanta pena que nos reímos de ella frente a su cara y ponemos el punto y fin a la sonrisa cuando acaba la secuencia y/o capítulo? 

Ese espejo al que se someten también esa extraña pareja de losers asociales como Raj y Stuart pudiera simplificar los apéndices que representan: no tienen mayor vuelta de tuerca que verles sufrir, meter la pata y reírse de ellos más que con ellos. Su insignificancia existencial y el ¿nazismo? social de Raj (¡abajo la gente normal, fea o gorda!) les lleva a un centro comercial donde acaban siendo objetos de atrezo, simbolismo idóneo para su papel en la propia serie. Al final Raj hablará con el guarda de seguridad y es un comienzo… el éxito de la mediocridad, claro. Todo lo anterior se suma a la trama troncal y anticlímax de la presente temporada. Penny conseguirá un papel para una serie de televisión e interpretará a una cliente de una cafetería con la coqueteará Mark Harmon. Recordemos que desde el anuncio de hemorroides y alguna participación en una obra de teatro han sido sus éxitos como actriz durante una década. Ella sigue haciendo el gañán (van siete temporadas) y “The Hesitation Ramification” servirá como punto de giro al asunto. 

Penny verá junto a sus amigos que su escena fue cortada y entrará en depresión. Su alcoholismo bien pudiera ser un contrapunto dramático pero la realidad es que Leonard se sincerará con ella y le hará ver que su carrera no lleva a ningún lado… salvo a esos papeles de quita y pon de tres líneas. Que un actor de éxito diga que las posibilidades de alguien se convierta en un símil de él sean de una entre un millón nos deja claro que estos señores no quieren que vayan más ‘estrellas’ a robarles los papeles. ¡Abusones! No obstante, Leonard trata de aferrarse a su frikismo y consigue a Penny una audición para la nueva de ‘Star Wars’. Aquí podría haber dicho que el director es J.J. Abrams para que esta rubia ¿de bote? mojara su chochote, pero no… no, no y no… la cuestión es que la fuerza de acompañe y seas Luke Skywalker o el elegido de “Matrix”. En resumen, uno entre un (mil)millón. Todo provocará que Penny vea que su único logro en una década haya sido tener una pareja inteligente como Leonard y sea ella-aquella que proponga el matrimonio. Leonard, al ver que está borracha y deprimida, opta por el silencio onomatopéyico. O lo que es lo mismo, callarse como una meretriz, único papel que podrá conseguir su amada vecina rubia. Con Penny despechada hasta en la mediocridad existencial y rebajada a ser una maruja del montón, no sabemos si han roto o aquello que está quebrado es nuestro cerebro con tanta tontería. Todo nos podría recordar el dialogo de Matt LeBlanc en “Epoisodes” con Beverly y Sean Lincoln en la que si se rompe la tensión sexual en una serie con los personajes principales, se rompe la propia serie si conlleva más de una veintena de capítulos por temporada. “The Big Bang Theory” rompió la misma mucho tiempo atrás y ahora vive en ese desvivir si casar o no casar, si romper o no romper o de tocar las pelotas cada quince capítulos y rizar el rizo con mucha tontería vacua. Eso sí, la audiencia no para de reírse y aquí mi sigue preocupando si es ‘de’ o ‘con’ esos personajes de cartón piedra sacralizados por la crítica norteamericana y la audiencia internacional. Han renovado por otras 859.569 millones de temporadas y seguirán con ese reseteo en plan fase de videojuego: la misma tontería una y otra vez hasta que llegue el GAME OVER... y están tardando en reír con esa supuesta gracia científica en la que se ha convertido la serie tiempo atrás. JAJAJAJAJAJAJAAJAJA! ¡Qué DIVERTIDA! ¡ME PARTO! JAJAJAJAJAJAJAJAJA jajajajjajaja AHAHAHAHAHAHHAHAAH aaaaaaaaaaaaaaaaYYY. ¡Qué hartá de reír! jajajajajajaj AJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA AAAAAAAAAAAAAY. Venga, vale. Adiós.