Con la confirmación de que tendremos
una quinta temporada de “The Walking
Dead” llega el momento de asimilar las críticas que circulan, cual
hambrientos caminantes, alrededor de la serie que ocasionó los cómics de Robert Kirkman. Que si es siempre lo
mismo, que si no explican el origen del virus, que si es muy lenta o que si
concuerda con ese MEME sobre el esquema episódico de la ficción de AMC;
aquel gráfico en el que la introducción y el final salvaban el show y en el que
el 40% era prácticamente de relleno con algo estúpido que cometía uno de los
personajes para dar acción al asunto y otro 40% de preguntas del propio espectador sobre por qué seguía viendo
la serie… La verdad es que, de momento, el invento funciona y la ecuación final
del MEME corresponde con la realidad: cada vez son más los millones de
infectados a un constatado acontecimiento televisivo que ha llegado a “Indifference”, cuarto capítulo de la
cuarta temporada, como parte del nuevo tarro de las esencias adictivas de la
serie. Mientras seguimos comprobando si nuestras cábalas sobre el destino de los personajes principales
se materializan llega el momento de repasar el capítulo.
Los expertos de marketing de la serie
han sabido vender una temporada en sus previos con un topor que no era tal y un aliado de El Gobernador dentro de los
muros de la prisión que, salvo sorpresa de última hora, no era más que la
acción desesperada de uno de los miembros del consejo. Carol asesinó y quemó a Karen
como a David para evitar el contagio y para salvar al grupo, pero tendrá que hacer frente a su decisión
tanto ante Rick como ante esa bestia homicida de caminantes llamada Tyresse. Junto a Daryl, Michonne y Stookey se
dirigen a esa universidad local para llevarse todas aquellas medicinas que encuentren en el centro
veterinario en West Peachtree Tech. Glenn, Sasha y Herschel están
infectados y éste último y sus infusiones de bayas del saúco tienen muchas papeletas para partir al cielo… y
hacer verdad aquello de «Las cosas en la prisión se ponen cada vez peor». Otro
nuevo engaño de los responsables de marketing de la serie porque apenas
visitaremos a los personajes infectados de la prisión antes de que Carol y Rick
se pongan sus trajes de gitanas para lidiar con los últimos acontecimientos
criminales. Tampoco continuaremos con esa misteriosa voz por radio y el ‘santuario’
porque “Indifference” va a funcionar
como un capítulo de transición para que los personajes evolucionen y cambien
mientras se complementan las cuotas de entretenimiento, suspense y acción para
que nadie salga corriendo.
El arranque
de “Indifference” nos muestra a Rick vendándose la mano y Carol mirando el cuchillo con el que cometió su
crimen antes de que una conversación con Lizzie Samuels, presumiblemente la
niña fan-girl de los caminantes de la valla que nos informará de que nadie ha
muerto en la zona de cuarentena. Nos dará el contraplano a la voz en off de
Carol y la preparación del líder del grupo. Rick continúa solo y la voz de
Carol queda como un recuerdo como señal de aquello que presenciaremos al final
del capítulo. No rendirse y no parar de luchar son las claves de un episodio
para que Rick y Carol trabajen juntos y arreglen sus diferencias. «La rabia te hace
estúpido… y los estúpidos consiguen ser asesinados» es el consejo que Michonne
dará a un auto-destructivo Tyresse que servirá de espejo frente a su venganza contra El Gobernador. El
capítulo va a funcionar por el avance de sendas misiones que darán tiempo a los
guionistas a ese ‘bla, bla, bla’ para profundizar en los personajes y sus
actuales motivaciones. Era evidente que los asesinatos de Carol iban a salir a
la palestra y que Rick ha tomado una decisión que evidentemente cobrará forma
durante la recolecta que ambos llevarán en las casas de un pueblo cercano. Que
encuentren una camioneta abandonada con indicios que lleva allí un par de días
nos va a servir de interludio para aquello que vimos en un sneak peek y el
encuentro tanto de una caminante-maruja y... dos supervivientes. Cada grupo, tal y
como hemos visto en encuentros y webisodios, ha puesto a los muertos vivientes
un sobrenombre. Sam y Ana tienen pinta de carnaza y el grupo que les abandonó
utilizaba el término ‘comedores de carne’. Carol arregla la luxación que sufre
en el hombro el muchacho (más tarde descubriremos que internet obró el milagro), que también está maltrecho por unos cortes que se hizo en el
invernadero. La chica nos enseña tatuaje de pierna con motivos evidentes y no
del incendio que provocó la separación de su grupo y la salvación por parte de
Sam. ¿Por qué será, por qué será? Sí, soy estúpido. ¿Por qué será, por qué será?
Que Rick va
a hacer (las tres) preguntas a los chicos es claro, así como el duelo de
poder entre Carol y el líder del grupo. ¿Confiará Rick de nuevo en Carol? Esa
mirada de niño asustado de Andrew Lincoln cada vez que Carol abre la boca y
oculta información, como la muerte de Sophia, o cuando la mujer propone que la
carnaza del ayude a barrer el barrio son síntomas de esas ‘serpientes en la
cabeza’ de las que habla el ‘Serpents’ de Sharon Van Etten, el tema que cerrará
el capítulo y fue la sintonía del trailer de la cuarta temporada de “The Walking Dead”. Las parejas se separarán y Rick le dará un reloj a Sam para reunirse
pasadas dos horas… Mientras tanto, Daryl, Michonne, Stookey y Tyreese continúan
con su misión que parte desde una camiseta mojada (como Chad L. Coleman está fofo no han tenido cojons a sacarle en plan Jacob o Mario Casas todo el capítulo) hasta llegar a un cuarzo verde
para empezar a marcar ciertos conflictos interiores de los personajes. El grupo
encontrará un coche pero necesitarán una batería nueva y una recubierta casa
por ramas de árboles propiciará sustos y que Tyreese y Stookey se aclaren un
poco. El primero está fuera de control y el segundo confirma que un alcohólico
y que piensa que es víctima de alguna maldición por ser testigo del fin de los
dos grupos diferentes en los que estuvo. También se considera culpable de la
muerte de Zach por su adicción y agarrar esa botella de vino que produjo la
cadena de acontecimientos en el supermercado de “30 Days Without an Accident”. Con la parte de ‘bla, bla, bla’ despachada el grupo llegará a la
hospital veterinario para que veamos si Stookey se decanta por la lectura de ‘Enter
A New Dawn’ de Linda Meichtry o ‘Pathology of Fear’ que esconden ese temor y
nuevo amanecer en forma de botella de alcohol. El grupo acaparará todos los
suministros médicos que pueden llevar y se encontrarán con un gran grupo de
caminantes, con visibles rasgos de la enfermedad que asola la zona, que les
dejará atrapados y con una decisión sin continuar frente a un peligro
desconocido o lidiar con el copioso número de muertos vivientes que sigue su
rastro. Finalmente, los caminantes que yacían tras una puerta eran pocos y la
escapada final del grupo finaliza con Stookey tratando de salvar su mochila por encima de una horda de zombis que
ansiaban arrebatársela. En el interior el grupo comprobará que había únicamente
una botella de alcohol en lugar de medicina y Daryl se arrepentirá de haberle
recogido. El instinto asesino de Stookey por proteger su adicción provoca que también
se quede sin arma y que la misión no tenga un final feliz todavía, aunque
Michonne evolucione y deje de perseguir sus fantasmas y venganzas pasadas en
forma de El Gobernador como catarsis de esa ira interna enterrada cual ira mineral.
Oh, wait! ¡Qué lo atropelle! ¡Qué lo atropelle! ¡Qué lo atropelle! |
Rick y Carol
también charlarán y los eventos sobre Sam y Ana servirán al líder del grupo
como ese cuarzo verde resplandeciente. El punto de vista varía y, aunque Carol
hubiera sido declarada inocente por un jurado popular, no se pueden comparar
sus actos a los cometidos por Rick cuando asesinó a Shane en defensa propia.
Rick no puede aceptar las acciones de Carol ni tampoco ya la ve como esa víctima
de su maltratador esposo, que perdió a su hija y que ya prácticamente la ha
olvidado para continuar en esa lucha de supervivencia interior. Que ambos
encuentren la pierna despedazada con el tatuaje de Ana junto a una cesta de
tomates caídos y que Sam tampoco aparezca a la hora señalada deja aún más clara
para Rick la decisión sobre Carol… Karen y David podrían haber vivido como Sam
y Ana pero la sentencia de Carol en esas cuatro vidas provocó su muerte sin darles una oportunidad. Rick
ya no puede fiarse de esa mujer y considera que el resto del grupo tampoco. Además,
Tyreese la matará cuando se enteré y Rick no podrá guardar el secreto. La
decisión está tomada y Carol tendrá que buscarse la vida en un nuevo grupo
donde no la conozcan y la acepten. “The Walking
Dead” ha
decidido cambiar el recurso de la despedida para un personaje principal —a la
espera de que la veamos en el futuro tanto de la serie como de esta temporada—
y Carol no morirá pero sufrirá un exilio por sus actos. Rick se quedará con el
reloj que Ed la regaló para su primer aniversario y el objeto será el recuerdo
de un personaje que se nos va dejando un par de preguntas en el aire para
todo aficionado de la serie: ¿Qué pensará Daryl de todo el asunto cuando se
entere? ¿Nadie más pensó que Carol tendría que haber atropellado a Rick cuando
le tuvo a ‘tiro’ antes de darse el piro? Carol, estamos contigo. Tú no tienes la culpa de que en esta serie los secundarios duren menos de dos telediarios. “Indifference” muestra, en
definitiva, aquello que nos habían vendido para esta cuarta temporada: más
desarrollo de los personajes con los porcentajes mínimos para continuar con la
adicción implícita en el famoso MEME. O sea, seguimos sobreviviendo a la supervivencia de sobrevivir a un esquema ya clásico en la serie de AMC.
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