Con motivo del comienzo de la segunda temporada de “Boss” es buen momento de repasar y ponerse al día sobre la serie que se compuso
de 8 capítulos, repasando en este post todos los méritos de la ficción que ha
encandilado público y crítica. Que “Boss” sea producida por Gus Vant Sant parece que no es casualidad. La
decadencia de poder y de salud de Tom Kane, alcalde de Chicago, es la portada y escaparate de la serie. Únicamente
su hija, con la que no ha tenido relación en años es la única persona que
comparte el secreto de su enfermedad degenerativa, y le suministra los
medicamentos de su novio camello pero su mujer y consorte político sospecha de
que algo le ocurre. Uno de los temas argumentales de la primera temporada fue
las primarias con dos candidatos y sólo uno de ellos tiene el beneplácito de Tom. Justamente intentará conspirar en
contra de él y un escándalo de corrupción surgido del pasado provoca un ataque
colectivo sin precedentes… mientras que un periodista va directo a por su
cabeza…
Los primerísimos planos de los personajes que componen “Boss” envuelven y encierran al
espectador en esos rostros que parecen mapas a la deriva. La capa política de “The Wire” es visible pero su tono crepuscular sobre la mirilla de
su poderoso y enfermo personaje principal genera una crítica sobre el poder y
la enfermedad que lo correo. Tom Kane sacrificará todo aquello que considere necesario para mantener sobre su
trono.
En esos ocho episodios hemos visto una oscura conspiración que se establece
para derrocarlo y perpetrada por aquel en el que confiaba. Sí se ha notado ese
aire de cambio final para prepararnos hacía su segunda temporada. Desde la corrupción
a la que está atada la vida política de Tom Kane y esos títulos de crédito con el tema
de Robert
Plant ‘Satan, Your
Kingdom Must Come Down’, el conjunto juega con una estética seria y un delineado alternativo
gracias a
Gus Van Sant. “Boss” ofrece una clara metáfora sobre el
mundo actual, entendiendo la serie como esa política enferma y palpitante que
agoniza en secreto su futura desaparición. Los reinos y caballos parecen
emparentados con “Ricardo III” de William
Shakespeare aunque también “La locura del rey Jorge” podría expresar las explosiones y
desvaríos de su protagonista, aquello que le hace renegar de su candidato y que
le estigmatiza. En la primera temporada hemos visto una cuidada utilización del
montaje y la cámara lenta pero también en esos ocho capítulos el sacrificio que
tiene que hacer su protagonista: encarcelar a su hija, prostituir a su mujer y,
en el momento de unión entre ambos, quedar desconectado por su enfermedad
pudiendo perder su matrimonio. Su asistente Ezra Stone detectó su enfermedad e intentó
pararle sus pies y locura con una conspiración. Stone es asesinado y Kitty dimite. Tom Kane cada vez está más solo, más loco…
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