“2012”
2009
EEUU
Director: Roland
Emmerich
Sinopsis (wikipedia):
La Tierra será destruida en el año 2012, tal como lo predice el calendario
maya. Todo comienza años antes, en 2009, con la alineación de los planetas y
con el sol. Ya en la tierra cuando Adrian
Helmsley (Chiwetel Ejiofor), uno de los científicos, viaja a la India,
donde encuentra a su amigo Satnam (Jimi Mistry), que ha descubierto que el
Sol sufre las mayores tormentas solares en la historia de la humanidad, lo que
ha ocasionado que los neutrinos empiecen una serie de reacciones físicas que
elevarán la temperatura del núcleo de la Tierra. De inmediato, Adrian Helmsley retorna a Washington D.
C., donde encuentra al jefe de gabinete, Carl
Anheuser (Oliver Platt), que de
inmediato informa al presidente de los Estados Unidos, Thomas Wilson (Danny Glover).
En el 2010, cuando ya se han confirmado por medios científicos los eventos
catastróficos que vendrán, el presidente Wilson
informa a las demás cabezas de estado durante la 36ª reunión del G8, y solicita
la colaboración de los países más industrializados que forman el IHC (Institute for Human Continuity).
[AVISO AL LECTOR: ESTA PELÍCULA Y SU CRÍTICA PUEDEN SER UN SPOILER DE NUESTRA DESTRUCCIÓN, CEREBRAL O NO, EN 2012]
Cuenta la leyenda que
el Fin del Mundo llegará cuando una persona vea “2012” 2012 veces. Por suerte, estamos a salvo: no hay nadie tan
friqui y/o enfermo y/o gilipollas. Ni siquiera la madre de Roland Emmerich porque el director cogió el dinero y corrió tras
destrozar otras veinte ciudades más para añadir a su destructivo curriculum.
¡Papá! ¡Cuidado con el Bodrio! |
“2012”
es como un cruce de “Titanic” (tiene
barco y escena de coche pero sin sexo), “Million
Dollar Baby” (película inicial deportiva pero con un giro final muy
dramático), “Mars Attacks!” (sin
chistes ni alienígenas) y un vídeo promocional de los Testigos de Jehová. La
película funciona como la teoría de los neutrinos que se sacan de la manga del
sobaco. Pero en vez del Sol es la propia película quien envía esas partículas a
nuestros cerebros que empiezan a calentarse… Mucho, mucho… pero que mucho. Y la
corteza craneal se descompone y te quedas… como Roland Emmerich. Puede que ese sea el motivo por el que no he
entendido la película. Si Danny Glover
hace de Obama, entones, ¿Bin Laden es Mel Gibson? No la he entendido y mira que dura la cabrona…
“2012”
es tan sumamente idiota que no la disfrutará ni siquiera un anarquista
extremista ateo pese a quedar desolado el Vaticano y hundido hasta las cejas
del presidente el imperialismo americano y sus monumentos.
Un Bodrio así de Grande: Emmerich rules |
“2012”
es tan sumamente estúpida que inventa el sampler
‘catastrófico’ con multitudinarios chillidos que se repiten de manera estúpida
y clónica en cada secuencia catastrófica, claro. ¿¡Pero cómo vamos a escuchar
los gritos de la gente a veinte kilómetros de distancia y con un ambiente
alrededor más chungo que la boda de Farruquito!?
“2012”
es tan cínica que da esperanzas a los escritores que publiquen y vendan 400
copias para que lancen al final una frase (sin pagar derechos de autor) en el
discurso del héroe que empape un puñado de bragas y calzonces.
“2012”
es tan pero tan mala que cualquier dramatismo es un chiste genial. Te reirás
2012 veces como poco.
Pero es que “2012” es súper-súper-súper-espectacular,
espectacularmente divertida, espectacularmente gilipollas.
Creo que deberían obligar a los asesinos a ver "2012" para que confesaran sus pecados...de lo insoportable que es.
ResponderEliminarEn la primera imagen Cussack se parece a Francis Lorenzo.
ResponderEliminarPor cierto, en mi blog ya se criticó esta peli y acabó tmb a caldo jiji
Hola Namusi!
ResponderEliminarPues la película tiene fans... y gente a la que le encanta. Puede ser el motivo por el que tiene que acabarse el mundo en el 2012.XD
No me extrañaría que la utilizarán en Guantanamo...
Gracias por el comentario y saludos bastardos!
Hola blogbuster!
ResponderEliminarQue te dejaba para el 2012 por no contestar antes...
La película es carne de caldo y de blog de grandes obras magnas.
Saludicos bastardos!