“Quarantine” / “Cuarentena terminal”
2008 / 2011
EEUU
Directores: John Erick Dowdle / John Pogue
En las dos partes que
componen, de momento, la franquicia de “[•REC]”
Jaume Balagueró y Paco Plaza componían la recreación del
terror desde la vivencia filmada en primera persona. Un carrusel por el paseo
de los horrores bajo el mandato del vídeo digital y su explotación y delirio al
completo. Era más que obvio que el mercado americano estaba necesitado de un
remake pero “Quarantine”, en su
cartel, mata y elimina cualquier suspense:
“El 11 Marzo de 2008 selló un edificio de apartamentos en Los Ángeles.Los inquilinos nunca han vuelto a ser vistos.
Sin detalles.
Sin testigos.
Sin evidencias.
Mientras que en “Holocausto caníbal” y descendientes (“El proyecto de la Bruja de Blair” o “Cloverfield”) se intentaba dotar de realismo mediante el mockumentary o el documento revelador: «lo que van a ver a continuación ha sido encontrado en… y es real». En “[•REC]” se abrían otros espectros que no quedan más abiertos con la secuela. No sólo se intenta dar respuestas sino que se abren nuevas incógnitas. Pero esa ruptura de su recreación americana frente a lo marcado en la original da una sintomatología de que todo tiene que quedar tan bien hilado que finalmente no resulta creíble. Vemos lo que se grabó pero al mismo tiempo nadie nos cuenta cómo llegó a nosotros. Lo que nos indica su cartel simplemente lo da por el hecho, eliminando el suspense de encontrarnos ese terror en nuestra realidad.
¿¡Dónde está Dexter cuándo se le necesita!? |
Pero si imaginamos la
producción española como un Tren de la Bruja re-adaptado a las fórmulas del
terror instauradas por Ruggero Deodato,
Daniel Myrick, Eduardo Sánchez o Matt
Reeves la versión americana parece cambiar únicamente sus carteles y
pasajeros: el vagón y el trayecto es el mismo. Nada nuevo y encima nada útil,
lo que vuelve a convertir el remake como arma de la intranscendencia.
Pero es interesante
ver cómo EEUU americaniza cualquier espectro extranjero posible. Llevando la
inmigración, consiguiendo un entorno óptimo y recreando otras pautas narrativas
iniciales para dar más credibilidad a sus protagonistas aunque ya la tengan
perdida en el cartel que les retrata.
Virus fugado. Secuencia 1.589.987.458 |
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“Quarantine 2: Terminal”, traducida ‘inteligente-terminal-mente’
como “Cuarentena terminal”, se
desarrolla en gran parte en una terminal pero lo único que uno encuentra
‘terminal’ es el encefalograma plano de sus responsables. “[•REC]²” exploraba el formato digital en toda su extensión y
utilizando el género y el mismo escenario para recrear otras fórmulas sobre el
terror (pre)establecido. “Cuarentena
terminal” aleja ese concepto y sólo crea suspense en saber quién será el
primer infectado y quién está detrás del plan que originó su primera parte como
si fuera más un ramal de recreación de “Resident
Evil” que de una película de falsa-realidad.
Hay una cámara en el
avión de pasajeros pero no se retrata su punto de vista porque no sólo se aleja
del concepto germinal, a modo de video-grabación, sino que intenta encajar en
un molde trillado y oxidado de ficción. El terrorismo está presente pero esta
vez los demonios son desastrosas sectas apocalípticas a juzgar por sus
despistes y errores. Sus escenarios, demasiado comunes, hace que veamos esta
secuela más como una revisión, por sus posteriores incursiones en un lugar
sellado por el gobierno en forma de Serie B, de “Flight of the Living Dead: Outbreak on a Plane” y “28 semanas después”.
Hay poco que contar
cuando hay poco que morder.
Sin chicha que morder |
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