Roma: Madre Roma

¿Al César lo que es el César? Depravación absoluta y civilización, en resumen. Pocas series han reflejado a Roma tan atinadamente desde un punto de vista reveladoramente inmoral, salvo pegamento Super Glue y licencias históricas adaptadas al formato para dar agilidad, como la serie de John Milius, William J. MacDonald, y Bruno Heller. Una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace (o se hizo). A riesgo de ser apuñalados por historiadores “Roma” pone toda la carne, sexo, violencia, intrigas y sangre en el asador. Como un buen filete sangrante y tierno… duró poco. Suele suceder con las cosas buenas que se devoran con suma facilidad y gusto. Es una pena que series como “Carnivale”, “Deadwood” y “Roma” queden mutiladas por culpa de aquellos que a los que debería resbalarles los intereses económicos frente al arte. Aunque, si esto le ocurre a la HBO le pasaría a cualquiera que no se conforme con “Águila Roja”. La desmesurada calidad de una megaproducción hay que pagarla a golpe de talonario y uno puede recordar el destino de producciones mastodónticas como “Intolerancia”. Los enfrentamientos en batalla aquí son realizados desde la elipsis a las socorridas secuencias de montaje a un fuego llamado cámara lenta difuminada. Economía narrativa para no desviar de todo la atención a las tramas y confabulaciones. ¡Por Júpiter! La emisión censurada y mutilada en algunos países hace pensar que la vida romana era más moderna en ciertos aspectos que la vivimos en nuestros días. Quién iba al circo sabía lo que iba a ver, ¿no?

Aparentemente los títulos de crédito de “Roma” quedan por detrás de impactos anteriores y presentes de la HBO… pero en ellos se encuentra parte de la magia de la serie. Observamos que lo pictórico se mueve y sobresale de su perspectiva bidimensional. La historia que hemos leído en páginas de dos dimensiones va a cobrar vida y ponerse en relieve. Reparto prácticamente desconocido y decorados y medios absorbentes y desmesurados. Todo se puede resumir en la historia de dos madres enfrentadas: una, la de Bruto. La otra, la de Octavio. Atia y Servilia parecen tener claro que quieren ser las madres de Roma y no dudarán en manipular, secuestrar, malmeter hasta sus afiladas lenguas y cerebrales y viles planes, asesinar y corromper todo aquello que consideren necesario para conseguir sus objetivos. 

‘‘Así es como se hace la historia.

“Roma” tiene que lidiar con la historia y guionizar sobre material, hechos históricos y personajes que conoce hasta el apuntador. Los frentes se formalizan en dos soldados que parecen ser guiados por los designios de unos dioses más poderosos que Plutón y Júpiter: los guionistas. Y esa fuerza que podría instaurarse en ellos se convierte en un conflicto culebronico con amante, niño y falta de cariño. El compinche más tontorrón que busca el amor. Voreno es mucho más cerebral pero se convierte en un tirano dictador para su familia y Pullo busca el amor por su bruteza y poco tacto.

La ferocidad manifiesta de los personajes es tan brutal como poco compasiva. Todos asesinan por despecho, necesidad o interés y se ven afectados por el doble rasero de los dioses. Eso es que las vivencias y aventuras de Lucio Voreno y Tito Pullo son el hilo conductor de todas las tramas o se ven inmersos en las mismas. Cambios políticos, guerras y asesinatos parecen convertir en leyenda a estos legionarios pero el karma los maldice con la injusticia y mala fe en su vida personal. Muertes y pérdidas, dolor y perdición parece justificar el beneplácito de los dioses en el campo de batalla, que les hace mantener su amistad por encima de circunstancias y bandos.

Por otro lado, viene el devenir e intrigas políticas a granel con niños prodigio condenados a la gloria y familias que no dudan en practicar el incesto, encargar la muerte de ex maridos y de inflar de ira y odio en todos los frentes posibles. Esclavos y señores, plebeyos y nobles. El futuro de Roma escribió los designios de la civilización y se muestran desde avances médicos hasta avanzados legados que llegaron a nuestros días. El enfrentamiento entre Julio César y Pompeyo se convierte en la lucha por el poder entre Octavio, adicto al sado y Marco Antonio, víctima de su adicción al sexo y promiscuidad. La desgracia se amotina. La controversia y el exceso parece claras armas punzantes y a favor: corrupción de menores, incesto, adulterio, intercambio de parejas, sadomasoquismo, drogadicción, primeros planos de genitales, sexo, sangre y desmembramientos sin compasión.

‘‘Ni prostitutas, ni actores ni mercaderes podrán asistir al acto

Cada ciudad tiene secretos inconfesables y pecados revelados. Cada pedazo de piedra fue puesto allí con dolor, pasión y sangre en un pedestal de amor a una madre llamada patria y ciudad. Empedrada con surcos de sangre y vidas sesgadas. Toda historia se ha construido sobre vidas y cadáveres, sobre el olvido y la divinidad de la leyenda. “Roma” creó controversia y ejemplificó la propia historia que pretende representar: la de que siempre la desmesura y la desvirgada creación de lujuriosa ostentación se ve abocada a un pronto final.