miércoles, 8 de diciembre de 2010

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Boardwalk Empire (1x12) A Return to Normalcy: ¿Trapo o Anillo?

No hagan caso de viejas supersticiones. Mucho menos de esas habladurías que dejan a “Boardwalk Empire” como una serie con un piloto (de marca Scorsese) y poca miga posterior. “A Return to Normalcy” llega para cerrar temporada con un episodio desbordante de una hora que viene a ratificar la condición de líder en solitario.

“A Return to Normalcy” tiene la misión de cerrar tramas y crear un gran círculo que envuelva como un manto dorado la primera temporada de “Boardwalk Empire”. Terence Winter quiere ecos de magnificencia y esplendor para lucir perpetuidad inusitada. Ese encanto que no hemos visto en la HBO desde tiempos de “The Wire”, “Deadwood” o “Los Soprano” y que ahora llega mediante los efluvios en una composición de diseño de producción, actuaciones y libretos inigualables.

Nan Britton y su bebé esperan ansiosos ir a la Casa Blanca como primera dama e hijo salido de la nada. De sueños y anillos vive la mujer y de falsas promesas el hombre. El senador Warren Harding tiene muchas opciones de ser presidente de Estados Unidos y ella, inocente a la vista de Margaret Schroeder, espera que acabe todo para volver con él.

La tarta… la llaman barmbrack. Los irlandeses la comen en Halloween. Se hornea con una moneda de seis peniques, un anillo y un pequeño trozo de trapo dentro. Si te toca la moneda, serás rico. El anillo, por supuesto, significa que te casarás. Y si te toca el trapo, bueno, caerás en la indigencia.

Cierto es que Margaret Schroeder quiere mantener sus principios pero sabe perfectamente que tendrá que elegir trapo o anillo. Y nadie quiere trapo cuando ha tenido y llevado el anillo más caro de la ciudad en sus manos.

Todos tenemos que decidir por nosotros mismos con cuánto pecado podemos vivir.

Tal vez sea la gran frase del episodio y la que haga replantearse a Margaret su huida del ‘Reino’. Para llevar anillos hay que saber el peso que contiene cada uno de ellos.


El agente federal Nelson Van Alden es una de las grandes apuestas de la serie: olviden cualquier cliché porque no tendrán por dónde cogerlo. Después de haberse liquidado a su compañero, el agente Sebso, mediante la purificación de sus pecados en aguas santificadas por su fe (y dos buenos brazos) llega la prueba definitiva. Las indicaciones de Nucky Thompson, para que el agente federal comprado por el dinero del tesorero de Atlantic City encontrase una destilería, desembocaron en un encuentro con la fe y la muerte… pero, más tarde, sí se encontró ese objeto etílico del deseo. Nelson Van Alden, por fin, agradó a su superior y consiguió un aumento, dos agentes adicionales a sus órdenes pero… quiere irse con su tío Byron para ser socio en pleno derecho de su negocio de alimentación… ¡En Schehectady! Se encuentra en el condado de Nueva York y parece ser el fin del mundo para la sufrida esposa del agente (nadie entiende que no haya empezado utilizar ‘Paris Green’ en la sopa). Ella lo que quiere es estar casada con un prometedor agente federal, ¡no con un frutero! Vanidad, sí vanidad… Van Alden siempre suelta sus órdagos bíblicos y mesiánicos y espera una señal divina que le inste seguir investigando a Nucky Thompson. Él pensaba que llegaría en forma de su amada Margaret Schroeder redentora pero aparece por allí Lucy Danziger con su revelador milagro: ¡está preñada!


Todo “Boardwalk Empire” se reduce a la relación entre padres e hijos. Los secretos son desvelados sobre paternidades y pasados traumas por las mismas. Eso es que Nucky Thompson revela toda la verdad a su consorte, Margaret Schroeder. Mabel dio a luz pero el niño murió a los pocos días. Ella no pudo asimilarlo y se suicidó. Nucky continua con esa terrible dicotomía y con Margaret y sus hijos se siente por fin a gusto. Ahora tiene cabida todas las explicaciones por pasados giros en el guión: Nucky abandonó a Lucy seguramente cuando ésta quería quedarse en estado y el objetivo del marido maltratador y asesino de Margaret quedó enfocado en el momento en el que éste acabó con esa ‘inocente’ embarazada que acudió a verle en el episodio piloto. Todo queda entrelazado y tejido en este último episodio. Como que Annabelle encuentre nuevo consorte en el gordinflón de George Baxter al que vimos en “The Ivory Tower”. Y ese círculo ahora parece quedar prendado de hilos por el hábil manipulador de Nucky: vimos en el primer episodio, “Boardwalk Empire”, contar esa historia sobre un niño que tiene que cazar una rata para mantener a su familia moribunda. Era mentira o realidad manipulada a su antojo que prendó y prendió el corazón de Margaret. Ahora parece que esta nueva historia es real… o al menos tiene base real. Es cierto que Nucky manipula y miente a todos a su antojo pero con quién abre su corazón es precisamente con un personaje con sus mismos rasgos y definiciones. Esa inocente Sra. Schroeder, al igual que el Sr. Thompson, consiguen todo lo que se propone.


Recordemos que hay elecciones y Nucky esta vez podría perder. Bueno, el títere de Nucky, un tal Edward Bader que construye pisos por allí, podría perder. El voto negro lo tiene por Chalky White, el voto de las sufragistas lo tiene gracias a Margaret Schroeder pero quedan más votos y necesita un golpe de efecto. Eli Thompson, su hermano, ha sido retirado de su puesto por culpa de las acusaciones de corrupción. Le queda esa maniobra ganadora y allí aparece el enemigo de la temporada: Arnold Rothstein. Hay cometido fraude por manipular las series mundiales y podría ir a la cárcel si es acusado por el fiscal. No tiene contactos políticos, Nucky sí. Toca redimirse y hacer las paces con Johnny Torrio de intermediario. Se repiten esquemas vistos en el piloto. Cruce de manos y un millón de dólares con la cabeza de la familia D'Alessio. Ahora toca cerrar todas las tramas culpando a los hermanos asesinados uno a uno a manos de Al, Jimmy y Richard Harrow del asesinato de contrabandistas que se produzco en el bosque y que abría serie y temporada. Es curioso que todos los asesinos a sueldo de la serie sean viejos ‘héroes’ de guerra lisiados o marcados de por vida. Muy curioso. Como que ese golpe que ansiaba Nucky proporcione lo que su rival en las elecciones intentaba dar al electorado. Caso resuelto.


Paddy Ryan, jefe administrativo del cuarto distrito, es recordado en el previo con sumo interés y todo, aparte de cerrar temporada, es pare recordar a Jimmy Darmody el precio que pagó por intentar escalar posiciones. Ahora es un mafioso a las órdenes de Nucky y realmente ha conseguido siempre sus propósitos manipuladores. Jimmy tenía cierta esperanza por descubrir que Nucky fuese realmente su padre y poder justificar así su fijación, seguimiento y crecimiento. Ahora ha vuelto por un porcentaje que realmente no es nada, ha frenado su carrera en Chicago y ahora seguirá siendo sombra. Es momento de revelarse pero con cabeza y ahora, con la relación más afianzada con su padre Louis Kaestner tras salvarle la vida y con nuevas fuerzas: el reinstaurado sheriff Eli Thompson. Nuevo trío antagonista que intentará recuperar lo que alguna vez les fue arrebatado y que ya conocen demasiado las maniobras de ese diablo maquiavélico llamado Nucky Thompson. Los hilos quedan a la vista y el arte de Nucky por dar a cada uno lo que quiere parece estar en horas bajas para su hermano y pseudo-hijo. 

Hay un gran plano en el episodio y secuencia cuando Nucky da dinero a la ama de llaves de Louis Kaestner en vez de arrestarla por envenenarle. No se saben sus ‘oscuras’ intenciones. ¿Ganar el voto negro no arrestando a una desamparada y humillada asistenta de color por su ‘amo’ que trataba mejor a su perro? Ella le responde con un libro y con una advertencia de ‘cuidado’. Un plano contrapicado nos muestra a Nucky sorprendido al leer el fragmento del libro que marcaba el pasa-páginas. ¿Revelación? ¿Quién está detrás realmente del envenenamiento de Louis Kaestner? ¿Gillian? ¿Nucky Thompson?


Llega el final. Toca fiesta como la que vimos en el piloto pero esta vez se celebra la victoria en las elecciones por parte de Edward Bader pero también se elige presidente y éste no es otro que el que dice la wikipedia y cualquier enciclopedia de pago: Warren Harding. El discurso y esa gran frase, que da título al episodio, parece obra de Harry Daugherty. ‘A Return to Normalcy’, un gran cierre, con secuencia de montaje a lo “The Wire” y un bello plano final, con Nucky y una Margaret que cede al encanto del anillo por el trapo, que muestra el horizonte y anochecer de esa gran ciudad que quiere marcar los designios de la más brillante televisión del nuevo siglo. Atlantic City y “Boardwalk Empire” están aquí.

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