viernes, 8 de septiembre de 2017

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Los payasos asesinos del espacio exterior: Payasada de Serie B

“Los payasos asesinos del espacio exterior”
Título original: “Killer Klowns from Outer Space”
Director: Stephen Chiodo
EEUU
1988

Sinopsis (Oficial):

Deb y Mike ven caer un meteorito en el bosque. Cuando se acercan a investigar descubren que se trata de una carpa de circo llena de payasos asesinos. Después de huir de ellos por los pelos, acuden a la comisaría donde chocan con la incredulidad de Kirk, un viejo policía antipático. Sin embargo, ante su insistencia, consiguen la ayuda de Dave, un amigo de la infancia de Deb, que les ayuda en este surrealista caso. Mientras, la población sufre los hilarantes ataques de los payasos...

Crítica Bastarda (con spoilers):

En plena fiebre respecto a otro tipo de invasión cultural y social de los payasos asesinos, conviene recordar que allá por finales de los 80 aterrizó “Los payasos asesinos del espacio exterior” dentro del universo del videoclub con aroma a VHS. Precisamente el encanto que pudiera tener el filme de Stephen Chiodo —como el de “Ghoulies” y otras hijas bastardas del montón— se ha diluido seguramente por sus influencias y el influjo más constante de las mismas. Desde a “It – Eso” a “La masa devoradora” pasando por “Los ladrones de cuerpos” y “Bad Taste”, la película que nos ocupa intenta parodiar lo que ya era parodia o se parodiaba a sí mismo sin saberlo. Acompañada toda ella de una estética kitsch —y burtoniana—, un diseño de vestuario sacado de un desfile de Agatha Ruiz de la Prada y, sobre todo, un tono gamberro-infantil de Serie Z marrullera, “Payasos asesinos” consiguió convertirse en un monstruo mutante que llamara la atención en esos tiempos de carátulas impactantes. Otra cuestión, para el que escribe, es que este engendro no le llegue ni a la suela de los zapatos a un filme de John De Bello


Este es mi resumen: 

PRIMER ACTO. Lo habitual. Presentan a los personajes que resultan ser unos payasos adolescentes y cae el meteorito en el bosque. Los niñatos payasos encuentran una carpa de un circo donde comprueban que unos maléficos payasos alienígenas están cometiendo numerosos crímenes: las palomitas llevan demasiada sal, el algodón va con sacarina de oferta y el espectáculo circense es un soberano timo para la entrada que han pagado. 


SEGUNDO ACTO. Aquí se produce el mello del esperpento o, lo que es lo mismo, una sucesión de situaciones lamentables que pretenden hacer gracia donde los payasos intentan emular a los gremlins, critters y demás congéneres del cine fantástico. 

Apunte bastardo: Las supuestas ‘putadillas’ originales para cepillarse/’algodonizar’ a los habitantes del pueblo ni son graciosas ni son originales. NO LO SON. 


TERCER Y ÚLTIMO ACTO. Lo habitual. Raptan a la chica y se la llevan a un parque de atracciones donde tienen su nave-circo-espacial. El novio de la chica, el poli y los dos típicos pringados amiguitos del prota se meten en la nave para salvarla. ¿Va a pasar algo nuevo aquí. Después de los correteos y persecuciones por pasillos —y demás material galáctico— son rodeados por los payasos asesinos. Aparece el jefe de todos ellos: un payaso gigante. 

Oh my God, me tiemblan las piernas…


Entonces, llega una sucesión de eventos tan tópicos que me provocan nauseas:

—La furgoneta de los helados de los amigos del prota explota con ellos dentro. 

—La chica y su novio huyen como perras. 

—Después de emular a la fase final de un ‘Resident Evil’ descafeinado, el poli se sacrifica para salvar a la humanidad. Su hazaña es hacer que exploten los genitales (o nariz regordeta) al payaso gigante con su placa. WTF!?

—La nave explota y el chico y su novia lo observan junto a toda la policía que acaba de llegar.

—De repente, ‘caen del cielo’ el poli y los dos amigos. WTF!? 


En resumidas cuentas, todos contentos y felices. Todos vivitos y coleando. Y yo echando bilis por mi boca entre gritos e improperios a una inerte pantalla sin parar… 

¿Habrán acabado con los payasetes y se habrá acabado la payasada de película? 

¡No!

¡Jamás! 

Una lluvia de tartazos que incita a la secuela cierra esta gilipollez sin gracia ni carisma.

Y, entonces, me muero del ascopena. 

¡Unos payasos asesinos alienígenas se merecían una película menos cutre!

THE END

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