En el universo de ‘American Horror Story’ siempre han existido capítulos que apuntalan toda su mitología en clave de flashback. Resultaba interesante pensar en aquello que iban a hacer Ryan Murphy y Brad Falchuk en esta temporada marcada por los payasos y la política. Ese circo en el que se ha convertido EEUU es un perfecto escaparate para mostrar otro tipo de miedos y fobias y reflejar a la audiencia a través de esas pantallas que sirven de separación entre la realidad y la ficción. “11/9” nos va a llevar reconstruir todas las maniobras de Kai Anderson para reclutar a su horda de payasos asesinos y dejarnos, en el proceso, muchas incógnitas de aquello que queda por contar. El personaje que interpreta Evan Peters es un perfecto sociópata capaz de manipular a las personas bajo un don natural. Pudiera ser una revisión de Elliot Alderson desquitándolo de todas sus taras y perfilando su álter ego en busca de la dominación mundial. Los delirios de grandeza de Kai dan la impresión, además, de haberse activado tras la irrupción de Donald Trump; como si tras la llegada de un payaso el universo fuera un lugar para conquistar. Todos los caminos (y personajes) nos van a llevar a la noche electoral para que esa ciudad de ciudad de Michigan en la que se desarrolla “American Horror Story: Cult” sirva como un mapa para ver qué está ocurriendo exactamente en el suelo estadounidense. Repasemos “11/9”.
◊ Dime a quién votas y te diré quién eres. En realidad, toda esa secuencia introductoria, con golpes de montaje, viene marcada con una impactante sorpresa con la llegada de Gary K. Longstreet con su mano amputada —y todavía sangrando— al grito de «Welcome to Trump's America, motherfuckers!». Y Jill Stein no puede salvar a nadie. ¿Acaso podía? Ni siquiera Oprah Winfrey… Al cierre de “11/9” veremos ese círculo completado y los motivos por los que ese personaje secundario tomó tal decisión como si estuviera viviendo una versión delusoria de “Saw”. Kai, de nuevo, es el eje de todo aunque, ¿será verdad que detrás de un gran hombre hay una gran mujer?
◊ Una teoría interesante de “American Horror Story: Cult” es pensar que Winter y Kai actúan como el yin y el yang de un gran todo. El objetivo de Winter en la vida es permanecer alejada de los focos y ayudar a una persona poderosa a alcanzar la grandeza. ¿Está haciéndolo con su hermano o trata de conducir a éste hacia otro camino distinto al que tomó? Al fin y al cabo, ambos eligieron representantes políticos completamente distintos. Esa especie de ‘coach’ se contrapone a las malas ideas que mete en la cabeza Kai a su troupe de seguidores. Tampoco se puede decir que Winter sea bondadosa ya que divisamos previamente su fijación por el horror y la violencia. ¿Otra variación de psicopatía que intuíamos en esas líneas argumentales que interconectaban “Visitor Q” de Takashi Miike con “Teorema” de Pasolini? La gran revelación de “11/9”, no obstante, es que Winter e Ivy se conocían sin que sepamos cómo ubicar todavía su relación. La realidad es que Ivy fue ‘trumpatizada’ por su sexo y se convirtió en una víctima de un abuso en la que quedó paralizada muy a su pesar. Fue Winter aquella que inició la caza del abusador y Gary K. Longstreet sirvió para detonar el sentimiento destructivo interior del personaje al servicio de Billie Lourd y cerrar ese círculo alrededor del maestro de marionetas.
◊ “11/9” basa sus encantos en ver cómo Kai se aprovecha de las inseguridades de algunas personas para rellenar sus carencias afectivas y personas con ese culto que irradia el protagonista. Amén de la crisis económica. El leitmotiv es dejar atrás las vulnerabilidades y dar la bienvenida a ese reino en el que un baño de sangre puede fortalecerte. ¿Solamente los más fuertes sobrevivirán y se situarán por encima de los débiles? Harrison llevó a Kai a conocer a su esposa Meadow y un ser tan hábil consiguió seducir a Beverly Hope (Adina Porter) a cambio del sacrificio humano de esa ‘bitch’ que encarnaba una invitada estrella como Emma Roberts. Aquí también subyace todo el concepto de viralidad de unos tiempos en los que mofarse de otras personas está a la orden del día y de la utilización del cuarto poder en el panorama sociopolítico. Kai da la impresión de ser conocedor que si quiere instaurar el caos en ese pueblo —como extensión de EEUU— ha de controlar aquello que ven sus conciudadanos: sus deseos y temores frente a frente.
◊ Con muchos asesinatos y, por supuesto, nuestros payasos asesinos haciendo de las suyas, “11/9” deja caer que tanto Kai como Winter están reclutando a personas para sus intereses y que Ally Mayfair-Richards pudiera ser el perfecto objetivo. El personaje interpretado por Sarah Paulson, a fin de cuentas, representa a ese ciudadano nacido de algunos clichés y demográficos. Otra posibilidad es que Ivy es una más de ese grupo de payasos o, simplemente, tiene un agenda alternativa conjunta con Winter. Quizás otra lectura sugerente sea ese juego de Kai por llevar a los extremos, como si fuera Jigsaw, la voluntad de las personas a su alrededor. ¿El mundo ha quedado tan idiotizado por los políticos que las personas son capaces de automutilarse por un simple voto a un sistema distorsionado y absurdo? Ese circo se ha transformado en un culto masivo en el que los dummies son ya un rebaño para ser dirigido hacia la violencia y el caos cuando se activa un simple interruptor. Y Kai, desde luego, tiene a mano ese dispositivo para convertirse en ese hombre al que creer. El culto ha comenzado… O comenzó tiempo atrás.
[Por falta de tiempo y para evitar la desaparición fulminante de ciertos análisis episódicos, el presente post pertenece a un nuevo formato de review de Historias (Bastardas) Extraordinarias en el que se expondrán reflexiones y líneas argumentales. La idea es también invitar al lector a comentar y compartir sus propias sensaciones del capítulo tratado.]
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Excelente, MB! Me encanta que esta temporada sea más realista y menos sobrenatural; la paranoia y asfixia que provoca es increíble. Y ya después de Scream Queens, me es imposible NO ver esta temporada de American Horror como una comedia negra (me hace soltar varias carcajadas).
ResponderEliminarSaludos!
Fabián