sábado, 5 de mayo de 2012

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Adiós a la reina: De esa materia inflamable que nunca debe ser alimentada con fuego

“Adiós a la reina”
Título original: “Les adieux à la reine”
Director: Benoît Jacquot
Francia
2012

Sinopsis (Página Oficial):

1789. En la víspera de la Revolución Francesa, las personas que viven en la Corte de Versalles continúan con su liderazgo sin preocupaciones, la vida sin inhibiciones, lejos de la creciente inquietud en París. Cuando la noticia del asalto a la Bastilla llega a los oídos de la corte, los nobles emprenden la huida junto con sus sirvientes, abandonando el palacio. Pero Sidonie Laborde, una joven lectora de la Corte dedicada en cuerpo y alma a la Reina, se niega a creer en los rumores. Cree que bajo la protección de Marie Antonieta ella no sufrirá ningún daño. No sabe que estos serán los últimos tres días que pasará al lado de su reina.

Crítica Bastarda:

Su estructura es una historia de amor clásica de tres y su germen la simpleza de un amor no correspondido. Pero el amor aquí no consiste solamente en que esos tres puntos que establecen el triángulo sean mujeres, tampoco que Benoît Jacquot nos trasporte, gracias a la novela de Chantal Thomas, a ese contraste de la Francia revolucionaria con la ostentación y magnificencia de la corte de Versalles. “Adiós a la Reina” es claramente un filme contemporáneo y emocional, desligado de ensalzar el contexto y mitigar el detalle histórico. Su guión está compuesto de sentimientos y sensibilidad desde el punto de vista de la lectora de María Antonieta, que nos dirigirá en esos cuatro últimos días que pase con la Reina… con su Reina.

La preferida de la Reina
Sidonie Laborde es una de las lectoras de María Antonieta, una especie de fantasma que nunca estuvo allí. Inmediatamente vemos el triángulo que forman Gabrielle de Polignac, María Antonieta y Sidonie. La Duquesa se ha ganado todo los favores de la Reina por ser su ideal de belleza, ese objeto libidinoso y carnal de deseo. Pero el contexto sobre el que siempre ha dirigido la mirada el cine francés y también norteamericano, cuando se ha ceñido a contar la historia de estos personajes, queda relegado a un simple escaparate. No es una postal aunque el fondo enmarca la narración. El punto de vista encuadra a los hechos históricos y ofrece la perspectiva de los personajes. “Adiós a la Reina” nos ubica en los ojos y sentimientos de esa bordadora y lectora cuyo amor por su Reina no es correspondido y dado a otra. El filme dibuja una especie de “El hundimiento” en Versalles, con ciertas incisiones kafkianas y un Benoît Jacquot que parece guiado por Sokurov. Son las bases visuales de una propuesta que transforma en suspense informativo la toma de la Bastilla y el impacto que provoca en la corte. La visión no es tan pomposa y sofisticada como los filmes de Sofia Coppola o W.S. van Dyke sino que los mosquitos y la presencia de ratas muertas por la corte y yaciendo en los estanques son recurrentes. Ese tono real y creíble es enfatizado por el seguimiento de la protagonista como si la cámara fuera casi siempre su sombra. Una sombra que nos enseña el otro lado de los brillantes y esplendorosos muros de Versalles. La suciedad, el moho y la pintura carcomida que existe al otro lado.

Los ojos de la historia atrapados
“Adiós a la Reina” nos habla del camino de la separación para quebrar el amor. Pero es ahí donde entre esas líneas, historia y diálogos yace un claro subtexto de poder. Sidonie Laborde parece representar al pueblo… pero comprende demasiado tarde que solamente protegen a los suyos, a su sangre y a aquellos que han marcado con su gracia. La leyenda cuenta que Gabrielle de Polignac murió poco después de enterarse que su amada María Antonieta había sido ejecutada. Una leyenda que queda en la voz y ojos de esa lectora, como la del pueblo que la condenó. De esa materia inflamable que nunca debe ser alimentada con fuego… 

Licencia de Creative Commons
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3 comentarios:

  1. Me ha parecido un poco fría, no atrapa el espectador en las intrigas. Falta conexión. El vestuario es increíble. Las actrices Diane Kruger, Léa Seydoux y Virginie Ledoyen tan bellas como distantes…
    ¡Un saludo!

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  2. Bastante mala. No la recomiendo.

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  3. Acaso la duquesa no era la amante del rey y María Antonieta al casarse con el futuro rey mostraba abiertamente su desprecio hacia la duquesa? Ya no entendí.

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