domingo, 26 de marzo de 2017

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Coherence: Explicando la ‘coherencia’

“Coherence”
Director: James Ward Byrkit
EEUU
2013

Sinopsis (Página Oficial):

Fue en Finlandia, en 1923. El paso de un cometa hizo que los habitantes de un pueblo quedaran completamente desorientados, originando comportamientos muy extraños, incluso una mujer llamó a la policía alertando de que el hombre que estaba en su casa no era realmente su marido. Décadas más tarde, un grupo de amigos recuerda este caso mientras cenan, brindan y se preparan para ver pasar un cometa. ¿Puede acaso repetirse la misma historia?

Crítica Bastarda:

[AVISO SPOILERS

—¿Ustedes saben qué es gato de Schrödinger?
×Yo soy alérgico…

Podemos centrarnos en los méritos de “Coherence” de James Ward Byrkit desde su forma y fondo, desde ese concepto de llevar la ciencia ficción a un ámbito minimalista por parquedades del presupuesto pero, al mismo tiempo, convirtiendo la necesidad en su mayor aliado y repunte de calidad y notoriedad. Nos encontramos a uno de los films más ingeniosos y de la ciencia ficción contemporánea utilizando elementos cotidianos y premisas simplistas. Han existido intentos previos, algunos de ellos tremendamente interesantes, pero “Coherence” me resulta más acertada y sobresaliente de todas ellas. A James Ward Byrkit le sobra y le basta un apagón y unos smartphones con sus pantallas quebradas para formular una réplica de realidades alternativas eludiendo los arquetipos clásicos y centrándose en el pequeño y breve matiz que marca la diferencia. ¿Es el fin de esos universos del mundo del cómic o la animación donde todo cambia a niveles insospechables? ¿Adiós a la locura de los capítulos de Halloween de “Los Simpson”? ¿Adiós a Rick y Morty”? La coherencia es la gran constante y estigma para que los personajes cuestiones sus propias realidades y se enfrenten a sus conflictos en ese juego de improvisación, realidades fracturadas y encuentros con uno mismo. Soñamos con la diferencia y lloramos con nuestra mala suerte o decisiones pasadas cuando lleguemos a punto similares. El espectador se convierte en otra realidad alternativa, tenemos delante un mosaico de realidades que se cruzan y disuelven en una sola. Somos nosotros los encargados de analizar “Coherence” mediante la repetición del calidoscopio. Para hallar la coherencia de esta ‘coherencia’ cinematográfica es necesario destripar completamente sus mecanismos y, sobre todo, concepción. El film está articulado desde ese móvil de la protagonista —cuya pantalla se resquebraja y rompe— y respecto a un hecho sucedido en Finlandia en 1923, donde un pueblo quedó afectado por el paso de un cometa y una mujer alertó a la policía de que un hombre que se encontraba en su casa no era su marido:
En realidad fue muy loco, porque afectó a la gente. Después de que pasara la gente se desorientaba. Terminaban en la casa equivocada. Se olvidaban de cosas, no sabían realmente dónde se encontraban. Y recuerdo haber leído sobre una mujer que llamó a la policía y dijo: «El hombre en mi casa no es mi esposo». Y la policía llegó y le dijeron: «Éste es su esposo». Y ella les dijo: «No, este no es mi esposo. Maté a mi esposo ayer, por eso sé que no es él». Pero no pudieron arrestarla porque él estaba parado justo ahí frente a ellos.

Los protagonistas de “Coherence” —tras las presentaciones de esa cena que les ha reunido en casa de una de las parejas del grupo— van a experimentar con el Cometa Miller los mismos efectos que ese pueblo finlandés (¿o finés?) y comprobamos que los detalles e incoherencias comienzan a surgir. Hermanas que nadie sabía que existían, personajes regulares de series que ahora no son reconocidos y viejos traumas que cambiaron el rumbo vital de nuestra heroína y constante. Por su orgullo no quiso ser la suplente de la primera bailarina del Ballet de San Francisco y, finalmente, ésta se retiró en el último momento cediendo su puesto a otra candidata. Em (Emily Foxler, interpretada por Emily Baldoni) perdió la oportunidad de alcanzar el sueño de su vida, de ser esa única persona que todo el mundo conoce en la danza. Ese ‘robó de su vida deseada’ no se trata de un motor freudiano sino propiamente del conflicto que se establece ante una posibilidad para el grupo. Todos ellos brindan por la vida que llevan actualmente pero se van a dar cuenta que es una pequeña fracción de imagen de un vasto e infinito caleidoscopio de realidades alternativas. 


El suspense lo forman estructuras minimalistas. Uno de los protagonistas tiene un hermano que se junta con físicos teóricos y quedó en llamarlo si algo raro sucedía. Bien, algo raro comienza a suceder… No hay Internet, las pantallas de los smartphones se rompen, éstos dejan de funcionar… llega un apagón. Salen al exterior, regresan… pero, desde ese punto, la sensación es que regresaron a otra casa. Los protagonistas se encuentran ante un desafío y varias posibilidades ya que ese hermano le dejo que si algo extraño sucedía mientras el cometa pasaba debían quedarse dentro del lugar. El problema es que todo el vecindario se encuentra a oscuras menos una casa, un par de manzanas cerca, que sí se encuentra completamente encendida. ¿Qué regla es más importante que la otra? Con varas luminosas de colores (azules, rojas y verdes) van introduciendo nuevos elementos como cajas, fotografías, números y elementos identificativos para cada casa… Y es que rápidamente tanto los protagonistas como los espectadores nos damos cuenta de que todo aquel que salga de ese lugar y espacio de reunión —a la calle y oscuridad donde el tiempo es relativo— no regresará al mismo sitio. Una paleta de ping-pong, un guante de cocina, una servilleta, una grapadora… la repetición de elementos de otras realidades como esa conversación sobre el jarrón en la cocina, nuevos detalles… 
¿Recuerdas esa zona oscura que todos atravesamos? Tengo la sensación de lo que sea que paso por ella es como si terminaran en el medio de una ruleta y ellos terminarán en algún lugar por casualidad. Y cualquiera que pase por ahí jamás regresará a la casa de la cual salió. Y creo que debemos encontrar el modo de regresar a nuestra casa antes que pase el cometa, porque podríamos, una vez que pase, quedarnos atascados exactamente… aquí. Donde sea que estemos.

James Ward Byrkit utiliza su proposición de ciencia ficción para enfrentar a los personajes con otros ‘dobles’ suyos y generar un suspense y tensión entre ‘visitantes’ y ‘habitantes’ de esas casas. Existe una especie de homenaje a “The Twilight Zone” bajo ese terror que provoca el miedo a enfrentarse a seres duplicados —como el que utilizaba John Carpenter en “La cosa” o Don Siegel en “La invasión de los ladrones de cuerpos”— pero la sensación final es hacer explotar conflictos dramáticos. Por ejemplo, darse cuenta de que en un millón de realidades alternativas distintas tu mujer te fue infiel con tu mejor amigo y el resto de conocidos sabía la situación menos tú. Como diría Abed de Community: puede que los protagonistas se encuentren en la línea temporal más oscura de todas… Y es que existen varias realidades alternativas con infinitas posibilidades… pero tratamos e aferrarnos a la más idónea y perfecta de todas ellas. La búsqueda y ‘golpe’ sobre cada una de ellas incita una cadena de sucesos que mezcla todas sus realidades alternativas, que realmente acaba formando un concepto de justicia kármica. Em decide huir de su realidad imperfecta y tratar de alcanzar una en la que otra mujer (o ella misma) pongan en peligro su relación con Kevin. Desde el principio del film tiene los elementos: el cometa y la ketamina para poder cambiar esa línea temporal oscura que ha protagonizado toda su vida. Decide explorar otras casas hasta hallar una en la que sus habitantes decidieron no salir de la misma, no crear una caja y, por lo tanto, encontraron la felicidad en esa ignorancia debida a la insatisfacción personal. ¿La lectura de “Coherence” es que el subconsciente te hará adentrarte en la oscuridad para buscar una vida y mejor versión de uno mismo? Em halla la más propicia realidad… y no va a permitir perder semejante oportunidad. Esta vez no. Utilizará la ‘ketamina’ para quitarse del medio a su doble y hacerse poseedora de su realidad. Es una lucha consigo misma y utilizará la violencia si es necesaria… aunque al final acaba desmayada. ¿El somnífero acabó volviéndose en su contra? Todo crimen es imperfecto y veremos que ese anillo de su novio ha quedado duplicado y, para colmo, éste recibe una llamada de ella misma. ¿Una conexión circular con el principio de la película? Recordemos que la pantalla de su smartphones quedó rota y, ahora, ella es la protagonista de esa historia de Finlandia en 1923. Aquel hombre que tiene delante sabe que ella no es su novia sino una usurpadora; aquella mujer que entró en su vida por esa puerta a ningún lado. 

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