Flashback. La apuesta de los productores y guionistas de “The Walking Dead” fue dar un golpe de efecto para despedir el midseason finale de la sexta temporada [“Start to Finish” (6x08)], justificando en cierta medida las grandes irregularidades mostradas previamente. No es una novedad ver en el regreso de la exitosa serie cómo se endereza de nuevo el camino, como si el propio espectáculo fuera un caminante que va dando tumbos hasta que de nuevo sigue la correcta senda hacia su meta: nuestro sabroso cerebro. “No Way Out”, noveno episodio de la sexta temporada de “The Walking Dead”, se va a meter en nuestra cabeza para devorar nuestras entrañas y dar sentido tanto al brutal ataque de The Wolves, como a la filosofía de Morgan Jones y dejar la sombra de la sospecha en el futuro de la propuesta postapocalíptica: Negan (y Los Salvadores). No saquen frases promocionales fuera de contexto porque cuando Rick dice aquello de «creía que vivir tras estos muros era posible… pero me equivocaba» va ser parte de una gran catarsis épica que nos va a llevar de nuevo a descubrir una serie que quiere seguir creciendo dentro de los márgenes de los cómics escritos por Robert Kirkman. ¿Hay salida tanto para los personajes como para los espectadores… o no? Nos quedamos a la espera de continuar con la complicada situación de Rick y los suyos en Alexandria tras esa invasión multitudinaria de una hora de caminantes hambrientos… Asimismo, vimos cómo se introducía la figura de Negan en esa escena de ‘postcréditos’ o ‘avance’ (según se mire) que protagonizaban Daryl, Sasha y Abraham. Con un sneak peek de los primeros cuatro minutos del regreso del show de AMC, nos quedó claro que «siempre hay más» y que si uno va a soportar mierda hay que hacerlo con «bocados grandes y tragar deprisa». ¿Quién es Negan, dirán algunos? Unos extraños y armados moteros, que no soportan que nadie les haga preguntas, van no sólo a atracar al trío sino que desean saber dónde se encuentra su refugio e incluso hacer las presentaciones oficiales con el nuevo villano de la serie… ¿Es poco? También ese hablador personaje amenaza con acabar con la vida de uno de ellos. Es más, Sasha y Abraham Ford están en el punto de mira y esto no acaba nada más que empezar… 3, 2, 1… BANG! O, mejor sea dicho, BOOM!
De un «no voy a matarlos (pero sí voy a hacerlo)», llegamos al primer golpe de efecto de la midseason premiere de “The Walking Dead”. La bazuca que había encontrado Abraham, como regalo navideño para Judith, va a ser fundamental para que Daryl dé el esperado (y explosivo) golpe de efecto. ¡Chúpate esa! En Alexandria volvemos a esas intermitencias del montaje a modo de parpadeos que tratan de evocar recientes recuerdos. Volveremos a ver cómo escapan Rick y sus hijos junto a Michonne, Gabriel y los Anderson, pero también a ver en cierto modo a esos guionistas tramposos que nos la dieron con queso con Glenn. ¿Dónde están los gritos y quejidos de Sam? De acuerdo, parafraseando a Rick Grimes tenemos un nuevo plan. Van a ser demasiados caminantes y estar muy dispersos, siendo las bengalas insuficientes… ¿Y qué van a hacer, entonces? Rick tendrá que dejar a la pequeña Judith y el padre Gabriel se hará cargo de protegerla para que millones de espectadores griten de terror al otro lado de la pantalla. ¿El chiste más macabro y con más mala hostia que nunca jamás ha hecho la serie de AMC? Es normal que con ese panorama Sam Anderson se quede con su mamá, aunque ese acto inicia una cadena de sucesos que resultan tan catastróficos como necesarios para el futuro de Alexandria. Llámenlo karma, el «yin yan» que manosea todo escritor de una serie de televisión. El resto de supervivientes también se mueve para también utilizar a esa iglesia como metáfora de la esperanza y catarsis. «La fe sin obras está muerta». Pero, ¿qué obras (y sacrificios) van a tener que hacer los personajes para recupera su fe en ese lugar invadido por la mismísima muerte que camina?
“No Way Out” desea poner a los habitantes de Alexandria frente a un precipicio en todo su negror y extensión. Rosita da la impresión de dar todo por perdido… considerando un suicidio adentrarse en un rescate de Denise. Por su parte, Glenn y Enid llegan a la iglesia donde se dirige Gabriel para buscar alguna arma de fuego. El ‘alpha wolf’, por otro lado, necesita a una atemorizada Denise para sobrevivir y parece establecerse un retorcido vínculo entre ambos. Algo similar utilizan recíprocamente con Glenn y Enid, remarcando en ese montaje paralelo las correspondencias y cambios entre los personajes. Todos ellos han de hallar de nuevo la fe para sobrevivir ante la tragedia y pérdidas personales que vivieron, plasmar y expulsar sus conflictos y demonios para tener un motivo con el que seguir adelante. Esa sensación de empezar de nuevo, a través de los traumáticos ecos del pasado, se establece en las pesadillas con las que pretendía atemorizar Carol a Sam, viniendo a la luz en plena noche. El pequeño tendrá un ataque de pánico, rompiendo a llorar y siendo devorado por los caminantes delante de su madre. Jessie tendrá que dejar de sollozar… gritar… o perecerá… No hay lugar para los sentimientos en ese macabro juego de supervivencia y ahora podemos entender qué hubiera pasado si Sam hubiera abandonado a su madre siendo protegido por Gabriel. Tal vez los tres hubiera perecido o, simplemente, todos estarían a salvo. Bien, “The Walking Dead” no se ha caracterizado por dejar a nadie a salvo y no quebrar a las familias con un duro golpe de la guadaña. Los escritores van a jugar con tan brutal balance para quebrar la cadena, para que Jessie también sea devorada y que Carl sea el siguiente de la lista… haciendo también a Rick recordar imágenes fugaces de esa mujer que podía ‘sustituir’ a Lori. Y aquí aparece ese discurso de Morgan Jones cuando vio morir a su propio hijo: todo se cubrió de rojo… de esa sangre fatídica que marca la muerte. Rick reacciona y corta la mano de Jessie con su hacha para romper definitivamente el vínculo y revelar su conflicto: hará todo lo que sea posible para salvar a su hijo. Sobre ese material tenemos un extraño punto de giro con Ron apuntando a Rick al hacerse con su arma en esos traumáticos momentos, culpabilizándolo de todo. Al fin y al cabo tiene razón: Rick ‘acabó’ con su familia. Y ahí Michonne marca el otro golpe de efecto, dando muerte a ese adolescente eternamente vengativo pero también abriendo la conexión con los cómics al hacer que uno de sus disparos alcance en el globo ocular a Carl. ¿Puede existir más fatalidad en toda esa cadena de sucesos? El ‘lobo alfa’, por su parte, tratará de motivar a Denise para que ambos logren escapar de Alexandria mientras que Morgan y Carol van a tener que también arreglar sus diferencias. Morgan no quiere hacer pensar a Carol que quería hacerla daño, simplemente deseaba detenerla. Pero ésta recrimina su egoísmo… y es que pensar en ‘todos’ puede acabar justificando cualquier asesinato… incluido el de un inocente. Los personajes en “The Walking Dead” dudan, rebaten internamente sus decisiones, no quiere ser simples complementos de una proposición y trama postapocalíptica. Y en este punto llega de nuevo la otra jugada de los guionistas ya que Carol acabará asesinando a ese ‘lobo’ que finalmente daba la razón a Morgan: había cambiado, Denise le hizo cambiar y sacrificarse para salvarla. Todo el conglomerado del capítulo es también una apuesta de los escritores para dirigir a todos los personajes a los lugares donde deben encontrarse para que Alexandria recupere su fe y nazca de nuevo de sus cenizas… ¿O ya es demasiado tarde?
En la enfermería, donde acaba refugiándose Denise y estaban otros supervivientes, presencian que afuera está Rick llevando a Carl con Michonne como escudero y caballero de una misión desesperada. Esas imágenes también son réplicas de “Bloodletting” (2x02). Denise cree ya en sí misma y tiene el valor que necesitaba gracias precisamente a ese ‘lobo’ que trató de devorarles y encontró su corazón y alma en el proceso. La ‘doctora’ encuentra su sitio y lugar para salvar a aquellos que la necesitan. Y Carl la necesita. No obstante, Rick decide perderse con su hacha en el exterior dando pie al monstruo que lleva dentro, arrasando con decenas de caminantes frenéticamente. El resto tendrá que seguir a su enloquecido líder utilizando la violencia para darse cuenta de que realmente aquello que estaba haciendo Rick es lo correcto: se trata de una guerra entre la vida y la muerte y ellos tienen que reivindicarse ante esa mortal amenaza. “The Walking Dead” planifica en esa oscuridad una gran batalla entre humanos supervivientes bajo ese componente atmosférico y emocional, dando Gabriel el pie al discurso de la épica y la fe en esa iglesia que es la piedra metafórica de tal representación. Los habitantes de Alexandria habían rezado juntos, habían orado porque que Dios les salvara y ahora se van a dar cuenta de que es hora de salvar a Alexandria con el coraje que les ha dado. Llegó el momento de la verdad y todos tienen que estar allí, incluso Eugene, porque la gente contará esta historia… sobre todo al otro lado de las pantallas. Como una bomba atómica, “No Way Out” se solapa a ese ‘season premiere’ para que el regreso de la épica inunde cada parte de la serie. Incluso el rescate de Glenn y Enid para salvar a Maggie tenga algunas de las secuencias más adrenalíticas gracias al regreso de Abraham y Sasha. Ya están aquí gracias a ese otro ángel que les salvó y salvará a todos. Todo cobra sentido. Esas piezas que los escritores fueron colocando, para potenciar el regreso de la serie, se van estableciendo dentro de esa planificada batalla en la que falta algo que la desequilibre y no es otro elemento que ese camino de combustible hacia Alexandria, como si cada inestabilidad tanto argumental como vital de los personajes cobrara ahora pleno sentido. Y, entonces, se hizo la luz y llegó el milagro a manos de ese ángel. Y se abrieron las puertas del infierno en ese fuego que atrajo a la muerte y los muertos que caminaban se metieron en ese mar de fuego para derretirse y desaparecer para siempre. Y la ira de los hombres desató el camino de la vida y su victoria. Amén. Y se hizo la luz del día y un plano secuencia nos reveló a nuestros héroes para dejarnos ante ese discurso emotivo de Rick que ruega por la vida de su hijo Carl. Rick se equivocaba en desdeñar a los ‘alexandrinos’ porque realmente había dejado de confiar en el mundo y la humanidad. Pero Rick ha visto las grandes obras de trabajar juntos. Y «la fe sin obras está muerta»… Esa gran batalla le ha dado confianza para seguir adelante y levantar muros más altos e inexpugnables, para creer que todo es posible. Rick quiere condensar toda la serie en esa conversación con su hijo, en que éste se levante de nuevo de la muerte pero para vivir y cambiar su vida tal y como hizo en el primer episodio de “The Walking Dead”. Porque todo se reduce a eso: a levantarse para vivir… o para morir… Da la impresión que esa mano que se cierra sobre la de su padre nos va a marcar ese nuevo camino a la vida de una serie acostumbrada a resucitar cuando todo el mundo pensaba que estaba muerta. He ahí la otra gran obra y fe del espectador. Recen por ese milagro que está ya materializándose…
Apunte bastado: Y yo me pregunto, ¿no es acaso el perfecto episodio para el Día de San Valentín?
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Ya era hora de que Daryl volviera en plan badass. Esta temporada le han maltratado bastante no dándole el tiempo que se merece, es mejor que recortaran escenas de personajes que al final no han tenido relevancia. Por ejemplo, por que le dan cancha a Jessie e insinúan que podría ser importante si al final se la han cargado? Y de que manera tan lamentable, hasta pena me dio. Es cierto que su muerte y la de sus hijos es culpa de Carol y su mala costumbre de comerle el tarro a los demás, pero aun así, para matarla mejor no darle importancia y haberse volcado más en otros personajes como Daryl, Maggie, etc.
ResponderEliminarYo creo q dieron importancia a Jessie para que su muerte le importara más al espectador. Y así fuera más impactante!
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