The Strain (1x11) The Third Rail: La cueva a la que tienes miedo de entrar…

Con la llegada de “The Third Rail”, decimoprimer episodio de la primera temporada de “The Strain”, nos enfrentamos al igual que sus protagonistas a un desenlace a corta escala. En el mundo fantástico las comparaciones son odiosas y la Trilogía de la Oscuridad, coescrita por Guillermo del Toro y Chuck Hogan, es la eterna referencia para muchos de la serie de FX. ¿Crecerá más allá de tres temporadas o su concepción ha quedado limitada a extender/ampliar/estirar-malamente todo lo que se pueda el material original? Centrémonos en la primera entrega y el acelerón al que nos sometieron en “For Services Rendered” (1x07) y “Creatures of the Night” (1x08) para aminorar la marcha de cara al season finale sabiendo qué le ocurrió a Kelly Goodweather. Tras juntar a los protagonistas, la idea es seguir su plan para acabar definitivamente con la plaga que, poco a poco, se está haciendo con el control de Nueva York. ¿Lo conseguirán? ¿Conseguirá esta serie que en algún momento nos olvidemos de la rata muerta que lleva en la cabeza Corey Stoll? ¿Misión imposible? Es hora de repasar “The Third Rail”. 

Las comparaciones son odiosas y no voy a entrar en el terreno “Ratatouille” sino en ‘El Maestro’ de “The Strain”. La imagen del mayor villano de la serie ha sido destruida al ser confrontado con Máximo de ‘El Club Megatrix’. Los parecidos con ‘The Master’ son más que asombrosos y dejan su aterrador retrato en carne de parodia infantil. Otra cuestión son los gusanos. Oh my God! Los gusanos… Guillermo del Toro ha juntando todos los más desagradables clichés del género para transformar el vampirismo en la más post-apocalíptica y peligrosa pandemia que amenaza a la humanidad. Otra cuestión es saber qué se gana siendo un vampiro aquí. Del mismo modo que ocurría en “30 días de oscuridad 2: Tinieblas” transformarse en chupasangres es lo peor que te pueda pasar. Primero, los gusanos recorriendo tu cuerpo serrano, penetrándote y succionándote de arriba abajo… robándote el pito y construyéndote una lengua talla Nacho Vidal para compensar. Segundo, te maneja a su antojo un señor que ha plagiado su aspecto de un programa infantil y, por regla general, formarás parte de la clase obrera de la jerarquía vampírica. Tercero, los gruñidos en plan gallinero de vampiros hambrientos y los flashmobs de zombies poligoneros. Poca clase y glamour. Por no hablar de esos pitidos agudos con los que ‘The Master’ te reclama para que ejerzas de becario y/o cita de la noche para intercambiar gusanos. ¿Lo hacen así estos bichos, no? En definitiva y resumen: es una ‘mielda’ ser vampiro en esta serie. Una mieeeeeeeeeeeeeeeelda.

¿Y qué nos depara “The Third Rail”? Nos espera un capítulo que se ciñe a la cita de Joseph Campbell: «La cueva a la que tienes miedo de entrar es aquella que contiene el tesoro que buscas». Vamos a tener mucha claustrofobia, suspense, tensión y, sobre todo, toneladas de estupidez marca “The Strain”. La caza de ‘El Maestro’ ha comenzado y el equipo (Nora, Abraham, Vasily, Eph y la rata muerta sobre su calva) dispone de un gadget ¿definitivo? con el que esperan destruir al gran villano en su propia guarida. Su aventura a través de los túneles de las estaciones de metro va a ser parte de las habituales tensiones para saber quién es el más machote del lugar y esas cuestiones absurdas que hará que Vasily y Eph se comporten como niños, siendo Setrakian el papá. Evidentemente dejar solos a Zack con la Mariela Martinez, la vieja loca y desestabilizada cerebralmente por no poder ver Telecinco, va a traer consecuencias. Zack se ha visto todo “The Walking Dead” y sabe que para frenar la estupidez de la Sra. Martinez por su adicción a la nicotina, que puede ponerles en peligro, tendrá su ‘hora de aventuras’. Los guionistas aquí tienen sus aportes para revelarnos el caos y descontrol que reina ya sobre la ciudad con saqueos, supervivencia y con coches de policías yaciendo por las calles… completamente vacios. Zack encontrará en una tienda los cigarrillos que buscaba pero también tendrá un encuentro con una pareja de jóvenes, que irrumpen para hacerse con algunos suministros. El desconcierto y el temor le obligaran a esconderse en la mismísima cueva del lobo emulando al gañan que compró el primer iPhone 6 del planeta…

La vuelta de Gus a casa no va a ser tan agradable como pensaba. Su hermano yace delante de la pantalla de la televisión pero su cabello nos indica en qué se ha convertido. Una cosa es acabar con tu familia y otra meterle un bate de beisbol por la boca hasta reventarlo. ¿Era necesario? Lo peor para Gus será toparse con su madre dentro del armario y revelarnos que ese matón tiene un corazón que va a quedar destrozado. Otra cuestión es que Miguel Gómez sepa actuar y le hayan contratado por ser latino y tener abdominales marcados… Gus se nos queda sin nada y su rabia va a ser reconducida hacia el odio. Ha nacido otro cazavampiros y su venganza personal, hacha en mano, será sobre el casero. ¿Me vas a pedir pasta a mí? ¿A mí, strigoi de ‘mielda’? Gus fue incapaz de acabar con su madre transformada pero llegará a tiempo no para salvar a Zach pero sí para forzar un encuentro que ya se antoja característico dentro de la serie. ¿Acabará encontrándose antes el latino con el grupo de Setrakian o con esos vampiros-caza-vampiros? Zach conseguirá los cigarrillos y también huir de un vampiro a cambio de que la pareja de saqueadores que irrumpió en la tienda sea la carnaza. ¿El precio? Destrozar la pantalla de su iPhone… ¿y quedarse sin mamá por pasar a formar parte del lado oscuro? Tal vez el paralelismo entre ambos personajes generará que Gus sea el modelo a seguir por parte de Zach y tengamos un nuevo cazavampiros pre-adolescente en potencia con todos los conflictos que implica para su papá. Del suspense absurdo generado con la Sra. Martinez mejor no hablamos por incurrir en la vergüenza ajena. ¿Alguien se tragó que podría haberse convertido en menos de un par de horas llevando la llave el mocoso?

La trama troncal de “The Third Rail” es la misión Ephraim, Nora, Abe y Vasiliy por esos claustrofóbicos y oscuros túneles de metro que les llevan a la zona cero, ya que El Maestro es experto en alimentarse del sufrimiento y dolor humano. La idea es liquidar a ‘The Master’ AKA Máximo de ‘El Club Megatrix’ y, por lo tanto, acabar con toda su prole. ¿Muerto el perro acabó la rabia? Nos dejarán claro que cuando transformas en vampiro te conviertes en un progre anti-capitalista, sumido a un comunismo hitleriano, y Eph se topará con su ¿mujer mutada?... pero dormitando y contando cuellos de ovejitas. Nora dice que no es ella y no sabemos si creerla aunque sea el personaje más inteligente del capítulo. Su misión les lleva a no levantar sospechas aunque finalmente y, tras una nueva muerte de una de las criaturas por electrocución, tendrán que hacer frente a un grupo bastante numeroso de vampiros. Eph será el primero en atravesar un estrello túnel que le lleva a la guardia de ‘El Maestro’ y éste le trolleará con la voz de su mujer. Hay que ser pardillo para tragarse esos trucos a estas alturas… Al final va a tener razón Vasily y aquellos que estaban en al final del escalafón social (e intelectual) se han situado los primeros… Recordemos que Máximo, El Maestro, se sirve de sus bebés para tener un ‘Gran Hermano’ las 24 horas del día por muy cansados que estén con tanta transformación, pérdida de pito y regeneración de una kilométrica lengua. El grupo se separará y Nora tendrá que salvar el culo (gordo) de Vasily mientras Eph se da cuenta de que aquí el único que tiene dos dedos de frente es Máximo, ‘The Master’. Su entrada sorpresa, su agarrada de cuello, su venganza, su ataque ultrosónico sobre el anciano y ese etcétera nos situarán en una situación delicada para los protagonistas… 

Algunos esperábamos un ataque suicida de la rata muerta que yacía sobre la cabeza de Corey Stoll pero fue Vasily y su artefacto-bomba aquel que acabó con el populoso grupo de vampiros y guardia de Máximo, que salió por patas… y sabemos que corre mucho y muy rápido. Como el viento. Abraham Setrakian se pondrá histérico y en plan viejo-chocho inconsciente y su búsqueda se convierte en una misión suicida. Máximo se esconde en su nido principal compuesto de 1.568.987 millones de vampi-zombies asesinos. Y el muy gañán del viejo se quiere meter ahí dentro. Sí, sí… éste no ha visto “The Descent”. Sí, sí… Más que un cliffhanger, el grupo se da cuenta de la dimensión de la amenaza que se cierne sobre Nueva York. Oh my God! Y yo con estos pelos de rata muerta a lo Corey Stoll en “The Strain”. OMG! Ay, si tuvieran la bomba. Ay. 

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