sábado, 3 de mayo de 2014

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Hannibal (2x10) Naka-Choko: Freddie Lounds y la muerte

Llegamos a la recta final de la segunda temporada de “Hannibal” para confirmar una de las mejores entregas que se han podido ver en la televisión de esta década. Da la impresión de que, pese a sus mediocres datos de audiencia, NBC considera que su calidad junto a cierto aumento de espectadores (sin contar la producción internacional que hace más rentable el asunto) son suficientes alicientes para proseguir con un turbulento thriller psicológico. Diseccionando a conveniencia pero sin perder el espíritu de la obra de Thomas Harris, la serie de Bryan Fuller ha formulado una gran temporada replegada en guiños, códigos y numerosas referencias al material literario y cinematográfico concerniente al Dr. Lecter. Que en “Naka-Choko”, décimo capítulo de su segunda entrega, Hannibal saque el tema de su hermana a Mason Verger no deja de desplegar las aromas con las que se ha ido consolidando la ficción. La aparición de Michael Pitt estaba anunciada y, tras ese sobresaliente primer acto que cerró Yakimono” (2x07), “Hannibal” va a utilizar a los Verger y el tramo final del mind-game ente su pescador y presa —en un terreno en el que acaben confundidos ambos— para potenciar una acto final. El puro clímax y frenesí presumiblemente que culminará en esa pelea entre Crawford y Lecter con la que comenzó la temporada… aunque con esta serie nunca se sabe, siempre nos acaba sorprendiendo. Repasemos “Naka-Choko” para limpiarnos nuestro paladar y aplaudamos el excelente fan-art que está desarrollando la serie. El póster de este episodio es buena prueba de de ello.

Vincenzo Natali vuelve a la dirección tras Su-zakana (2x08) y no resulta casualidad, teniendo de también de regreso una secuencia de sexo que formaliza el teatro que alberga poder, dominación y pasión… pero, al mismo tiempo, se muestra de introducción una metáfora sobre la utilización de las personas a modo de herramientas y, el conjunto, se refuerza mediante la yuxtaposición. La fantasía toma el control de la mente de los protagonistas y, por extensión, la de la propia serie. Después vienen los códigos porque todo pudiera reducir a la secuencia del Museo de Historia Natural y las caras de Jack Crawford mirando a Will Graham y el Dr. Hannibal Lecter en esas conversaciones llenas de signos y mensajes. Y es que tras la muerte de Beverly Katz y el Dr. Frederick Chilton, las reglas del juego han cambiado y también la de la propia ficción. El círculo desea completarse y, si la leyenda de Chesapeake Ripper da la impresión de haber quedada obstruida tanto al gran público como al F.B.I., existen muchos interrogantes para aquello que lo bordearon tiempo atrás. Pero también seguimos atrapados en ese mind-game reducido a un juego macabro entre el pescador y el resbaladizo e inteligente pez. Si Matthew Brown fue enviado por Will para acabar con Hannibal, Randall Tier fue mandado por Hannibal para matar a Will. Sabemos que Will Graham acabó con la bestia (mecánica) y se la sirvió en bandeja de plata al propio Hannibal pero en “Naka-Choko” revivir dicha secuencia como introducción a modo psicológico.


El precio para que Will pueda ‘pescar’ a Hannibal es demasiado alto. Tendrá que transformarse en monstruo para que aquel a que persigue le reconozca como uno de los suyos. Pudiéramos recordar aquí el final de la estupenda cinta coreana Encontré al diablo y del alto precio para poder derrotar al monstruo. El hombre vestido de ‘oso de las cavernas’ con esa mandíbula mecánica y neumática que funciona con un motor y unos potentes dientes afilados, va a ejercer en Will la fantasía de matar a Hannibal y esa bestia (mitad ciervo, mitad Hannibal) tan recurrente ya en sus pesadillas y la propia serie. Veremos que Will mata a Randall rompiéndole en cuello y Hannibal, al llegar a su morada, se encontrará el cuerpo de su antiguo paciente servido como ofrenda en su mesa de comedor. ¿La cena está servida? No, es momento del contacto entre Will y Hannibal, de que sus nudillos heridos y sangrantes sea curados y vendados y que la psicología aflore junto a la sangre. El poder, la vida, la muerte… y la deuda con la víctima. Aquí llegamos al territorio que tanto le gusta explorar a thriller psicológico de NBC y no es otro que la auto-referencia con esas frases que nos recuerdan a Abigail Hobbs y a su padre instructor y asesino en serie. Tenemos que ver qué diseño dará Will a Randall y será Jack Crawford aquel que nos lo introduzca en el Museo de Historia Natural. Un esqueleto de oso de las cavernas será el elemento sobre el que se ha colocado la parte superior de su cráneo y varias extremidades mientras que su dedo apunta aquel responsable de su muerte… Teniendo en cuenta que es la primera vez que vamos a ver a Will utilizando su empatía y métodos en un asesinato y ‘diseño’ que él mismo ha creado, las dudas emergen. ¿Qué verá su mente sobre su propio crimen? Realmente aquí le va a servir a la serie para hallar un diálogo tétrico entre Randall y Will para potenciar la relación con Hannibal sobre ambos: la transformación en bestia y monstruo. ¿Acabará convertido WIll en uno podrá liberarse de sus actos y remordimientos una vez acaba el proceso? ¿Se formulará sobre eso la presumible tercera temporada?


En este punto no vamos a tener de nuevo un asesino en serie episódico porque realmente la recta final de la temporada se va a formular con la aparición de Mason Verger tras su torturada hermana Margot en los pasados capítulos. Michael Pitt, desde luego, quiere ganarse una nominación a los Emmys como estrella invitada y su look con esos pelos de ‘locaza’ no se saben si son un homenaje a Tim Burton… o a Henry Spencer de “Eraserhead” como me han apuntado en twitter. ¿’Eraserface’ como marca la leyenda de este personaje? Hannibal está alentando a Margot a asesinar a su hermano e incluso pudiéramos entender cierta regañina de un asesino en serie a una aspirante secándola a relucir sus errores. En realidad, Margot sigue ‘amando’ a su hermano y no dejando explorar el odio… algo que nos va a chocar cuando vemos la presentación de Mason esperando a su hermana en un granero de la propiedad familiar. Allí le veremos porcino-chihuahua en mano y revelando a su hermana ese laberinto con cerdos especialmente criados con un espejo que revele el horror. La carne que comen ha sido empacada con forma de ser humano y el vestido utilizado es uno de la propia Margot y presumiblemente rociado con el perfume de su hermana. No falta unos gritos (¿también de Margot?) para alertar a esos cerdos sometidos a un entrenamiento como el perro de Pavlov para que sepan que es hora de comer… y dejar a Margot horrorizada con el asunto. Es normal que la chica acuda en busca de consuelo (sexual e etílico) a casa de Will y que Vincenzo Natali utilice el estilismo (discutible para algunos espectadores) que vimos en la secuencia de sexo del otro capítulo que dirigió. La idea ahora es yuxtaponer ambas secuencias para formar una confusa, exótica y fascinante orgía sexual donde converja la psique de Will y Alana. No obstante, nos interesa más el diálogo entre Will y Margot sobre sus cicatrices:

¿Quién te hizo esto?
Mi hermano.
¿Quién te disparó?
Un amigo.


Que Hannibal tenga un encuentro con el mismo Mason en su laberinto porcino y el propio Dr. Lecter le sugiera algo de (su) terapia no deja de ampliar el previsible juego que aquí nos espera. Mason le va a regalar al psiquiatra de su hermana uno de sus cerdos entrenados para comerse a hombres y se los servirá en una deliciosa cena a Alana y Will. Al menos esta vez saben estos dos (y nosotros) qué están comiendo… Otra cuestión es que el cerdo ya hubiera probado la carne humana… aunque nosotros tengamos otra pregunta para Mason: ¿No ha visto Deadwoody esos cerdos que utilizaban los chinos para desquitarse de los cadáveres? ¡Y no necesitaban entrenamiento, simplemente tener hambre! Como “Hannibal” necesita carne fresca (y de cerda) la serie va a ofrecernos su asesina en serie un tanto peculiar. Sí, vuelve Freddie Lounds y no es un psicópata sino una periodista… sin remordimientos ni límites. No es que Freddie se quiera apuntar un tanto respecto a al libro en el que está trabajando sobre el Destripador de Chesapeake, sino que es el único ser con dos neuronas en todo el país. Quitando a Will (al que nadie cree y que se ha tenido que meter en un berenjenal monumental para cazar a su monstruo), los dos perfiles que encajaban con el Chesapeake Ripper eran Frederick Chilton y el Dr. Lecter. Evidentemente el segundo fue perfeccionando un plan para inculpar al primero pero todavía nadie ha comentado que el Dr. Chilton NO PODÍA COMER CARNE. ¿Qué sentido tiene aquí ser caníbal y hacer rodajas a Abel Gideon salvo que quisiera venganza por haberle destripado en la primera temporada?


Freddie Lounds sospecha de Hannibal y sabemos que toda aquella persona que intenta abrir al mundo la cueva y museo de los horrores del Dr. Lecter acaba laminada como Beverly Katz o en modo ‘protección de testigos’ como Bedelia Du Maurier. Primero trata de que Will suelte prenda pero sabemos que el pescador sigue liado con su percal, mientras que Alana solamente consigue ejercer de mensajera a esa parca que se plastifica para recibirte antes de laminarte como si fueras jamón de york. Sabemos del destino de Freddie Lounds con un Hannibal vestido de plastificada gala esperando a la periodista en su habitación de hotel, pero por ¿suerte? para ella acude a casa de Will. Con una ganzúa entra en su granero para descubrir y tomar fotos del traje de oso de las cavernas de Randall y encontrar sus restos de carne envueltos en plástico junto la parte inferior de la mandíbula que no fue utilizada en el ‘diseño’ del Museo de Historia Natural. Aquí bien pudiéramos tener un paralelismo entre el final de Takiawase” (2x04) en el que Beverly halló el sótano de la muerte de Hannibal y presumiblemente vio a Miriam Lass. No falta el plástico, la aparición sorpresiva e incluso aquí vamos a tener de nuevo disparos errados… pero también a un Will que quiere explicarle la situación aunque el razonamiento lógico con carne congelada y en plástico no entre en los cánones de la consideración. Freddie sacará su una pistola para disparar a Will que logrará esquivar la bala, luchar con la periodista para arrancarle algunos de sus pelirrojos rizos y ser rociado por un spray de gas pimienta para huir a su coche y llamar por teléfono en su carrera. Será atrapada por Will rompiendo su ventana y sacada por la misma mientras comprobaremos que la llamada iba a dirigida a Jack Crawford, recibiendo su mensaje con sus gritos. El mensaje en el buzón de voz y las imágenes de seguridad alertan de que se encontraba cerca de la granja de Will pero éste, en el despacho junto a Hannibal y Alana, no niega que iba a ser entrevistado para el libro del Destripador de Chesapeake y que nunca apareció a su cita. Técnicamente no está mintiendo, ¿no? Las miradas de Alana y Jack marcan un futuro poema mientras que en la cocina de Hannibal aparece Will con carne envuelta en papel de carnicería. ¿De quién será? Ambos van a cocinar juntos… ¿a la cerda? Llega el juego amoral entre el monstruo y su protegido, sus ritos y ceremonias… y todos esos diálogos tan delicados como atroces nos dirigen realmente a la comunión de ambos, a ese ‘Acto de Dios’ y yuxtaposición sobre la que tanto hincapié realiza Vincenzo Natali y que nos avecina ese diálogo con el que abría Su-zakana” 2x08 entre Jack y Will, hemos llegado al escenario en el que solamente existen el pescador y su presa. Son uno… y entendemos que Freddie vive y ahora mismo ha comenzado a ver la segunda temporada de temporada “Hannibal” en casa de Will para comprender ese memorable mind-game del que estamos siendo testigos y, al mismo tiempo, partícipes.

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1 comentario:

  1. ami megustaria saber si thomas harris ve esta serie y cual seria su opion

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