[CONTIENE SANGRANTES SPOILERS] Con “The Immutable Truth” (2x10), season 2 finale de “Bates Motel”, se confirma que los intentos de mantener las credenciales de serie de A&E, que nos sorprendió en 2013, se han diluido y escapado como la sangre en la mítica secuencia de la ducha de “Psicosis”. Otra cuestión es que a su público le guste la lluvia de puñaladas, claro. Y es que la turbulencia psíquica y emocional de esa enfermiza relación entre Norma/n Bates cuenta con muchos fans tal vez a rebufo de la reciente tendencia catódica de asesinos en serie(s) que hemos visto desde “American Horror Story”, “Twisted” o “The Following”. Me resulta incluso comprensible que una parte de los telespectadores prefiera la ficción que monopolizan Vera Farmiga y Freddie Highmore antes que “Hannibal” de NBC o sumergirse en “True Detective” o “Fargo”. La incuestionable realidad es que A&E ha conseguido una serie con excelentes audiencias y la quiere consolidar con una tercera entrega confirmando el fenómeno engendrado. Mucho más teniendo en cuenta que a la cadena no le vuelto a funcionar la fórmula, por ejemplo, con la reciente “Those Who Kill”. El comienzo de su segunda temporada pudo ser esperanzador, ya que desde “Gone But Not Forgotten” (2x01) nos fueron dejando incógnitas que ir desarrollando. ¿Mató realmente Norman Bates a la profesora Watson? ¿Por qué Bradley Martin trata de suicidarse? ¿Quién es el padre de Dylan? ¿Morirá virgen Emma Decody? ¿Dejará Alex Romero de ejercer de sheriff para ser esteticien? ¿Por qué este bastardo blog ha dejado de hacer reviews de la serie?
Desde el season 2 premiere hasta el final de su segunda temporada se ha confirmado que “Bates Motel” ha preferido redefinirse como un estilizado y estirado culebrón-telefilme para marujas (de esos de los domingos por la tarde) que también sea capaz de atraer a un público adolescente. Blaire Watson fue el nombre clave desde incluso antes de “Midnight” (1x10) para potenciar tanto la otra personalidad floreciente de Norman Bates como una línea argumental de misterio que confirmaba (y previsiblemente solucionaba) “The Box” (2x09) trayendo un halo de polémica. La entrega se ha encontrado articulada por las disputas de las dos grandes familias de la droga en White Pine Bay y precisamente dos villanos a tal fin (Zane Carpenter y Nick Ford, padre de la difunta Blaire), generaron el secuestro de Norman y su encierro en una asfixiante, claustrofóbica y asquerosa caja enterrada a ras de tierra a modo de tumba. Esa trama llevó a Norman a recordar a su otro ‘yo’, ese del que toma posesión la idealización de Norma, y confirmar algo que ya se sabía: Norman asesinó a Blaire durante las relaciones sexuales consentidas que mantuvo con su profesora. Aunque la secuencia funcionaba perfectamente el problema es que desmitifica el icono con el cerraba Hitchcock su obra más popular: Norman no era consciente de los crímenes de su otra personalidad. Con esa consciencia, llegamos a su season 2 finale con el enfrentamiento entre Norma y Norman, con alguna resonancia en esa pistola entre temporadas, al pensar en el suicidio como única solución a su grave problema mental y peligro para otros seres (¿y moscas?) a los que estima.
Desde el season 2 premiere hasta el final de su segunda temporada se ha confirmado que “Bates Motel” ha preferido redefinirse como un estilizado y estirado culebrón-telefilme para marujas (de esos de los domingos por la tarde) que también sea capaz de atraer a un público adolescente. Blaire Watson fue el nombre clave desde incluso antes de “Midnight” (1x10) para potenciar tanto la otra personalidad floreciente de Norman Bates como una línea argumental de misterio que confirmaba (y previsiblemente solucionaba) “The Box” (2x09) trayendo un halo de polémica. La entrega se ha encontrado articulada por las disputas de las dos grandes familias de la droga en White Pine Bay y precisamente dos villanos a tal fin (Zane Carpenter y Nick Ford, padre de la difunta Blaire), generaron el secuestro de Norman y su encierro en una asfixiante, claustrofóbica y asquerosa caja enterrada a ras de tierra a modo de tumba. Esa trama llevó a Norman a recordar a su otro ‘yo’, ese del que toma posesión la idealización de Norma, y confirmar algo que ya se sabía: Norman asesinó a Blaire durante las relaciones sexuales consentidas que mantuvo con su profesora. Aunque la secuencia funcionaba perfectamente el problema es que desmitifica el icono con el cerraba Hitchcock su obra más popular: Norman no era consciente de los crímenes de su otra personalidad. Con esa consciencia, llegamos a su season 2 finale con el enfrentamiento entre Norma y Norman, con alguna resonancia en esa pistola entre temporadas, al pensar en el suicidio como única solución a su grave problema mental y peligro para otros seres (¿y moscas?) a los que estima.
Repasemos. Una historia oculta de Miss Watson y su vinculación con Jerry Martin, el padre ajusticiado de Bradley, generó que una chica mala y suicida reconvertida en femme fatale (Bradley) asesinara a Gil con un disparo que puso los sesos de unos de los jefes del comercio de la droga local contra el cristal de la ventana de su salón. Bradley salió de la serie (simulando su muerte) con ayuda de los Bates mientras que fue sustituida por otra ‘bad girl’ de instituto (con un padre violento), Cody Brennan, que comenzó una relación romántico-sexual con el desequilibrado adolescente. “Bates Motel” siguió insistiendo en sus roles grupales y mecanismos una y otra vez como única solución narrativa a los conflictos y tramas. El psicodrama nos trajo también al hermano de Norma (Kenny Johnson) y se reveló que era el padre de Dylan engendrado durante las violaciones que sufrió el personaje que interpreta Vera Farmiga. La serie no profundizó el asunto más allá de la información y dejando esa caída hacia la locura de Norman. Es aquello que funciona, aquello que necesita la serie y los propias elucubraciones de los abusos de su madre aumentaron ese peligroso reverso oscuro de joven Bates matando (accidentalmente) al padre de Cody. También dejó a Romero sospechando del joven por el asesinato de Blaire y estar atado de pies y manos al utilizar falsas pruebas para hallar a otro culpable y tranquilizar al peligroso Nick Ford. De hecho se repitieron las estructuras de la temporada pasada haciendo que Norma se meta en la cueva del lobo poniendo en peligro a su familia. También “Bates Motel” no sabe muy bien qué hacer con el resto de material dramático tanto de la Sra. Bates —y su entrada en el consejo del ayuntamiento para evitar la construcción de la autopista— y sobre todo de Dylan —respecto a su ascenso dentro del entramado criminal de White Pine Bay—. Con la muerte de Gil entró en escena su peligroso hijo Zane Carpenter (Michael Eklund) que inició una guerra tanto con el sheriff Romero como con Nick Ford y que Dylan trató de frenar con la ayuda de la hermana del perro rabioso e incontrolable y heredera de Gil, Jodi Wilson (Kathleen Robertson). Como siempre, la serie no supo qué hacer con dichas variantes y acabó repitiendo sus estructuras en busca de giros, clímax y resoluciones. Todos murieron, los protagonistas implicados (Dylan y Romero) se quedaron compuestos y sin novia (y a la espera de saber cómo afectará al negocio local la caída de los jefes de la droga) y, por supuesto, la chica mala desapareció… pero vivita y coleando. ¿Algo nuevo?
Sinceramente estoy algo harto de Norma (que no de Vera Farmiga) llorando, gritando, comportándose como una niña e incluso tratando de revalidar su nominación a los Emmys a golpe de borderline o momento musical. Estoy cansando. Me interesa, no obstante, el arco argumental de la relación enfermiza de ambos que explosionó con la revelación tanto para el uno como para el otro de los crímenes cometidos por Norman durante esos apagones cada vez más frecuentes. Todo ese germen, que realmente es el motor de interés de la serie, se culminará al cierre de “The Immutable Truth” (2x10) cuando Norman toma conciencia de la otra personalidad para poder superar una prueba del polígrafo (un tanto al margen de la ley) a la que es sometido para que el sheriff Romero pudiera saber si Norman asesinó o no a Blaire (mientras que su madre y hermano conocen al dedillo al igual que él toda la verdad). Ese interés y guiño a “Psicosis” es aquello que dota de interés a “Bates Motel”, aunque cambie las reglas del juego con la conciencia de Norman Bates de la otra personalidad que ocupa su madre y así la capacidad de hacer cosas malas… sin importarle cada vez menos a su maltrecha conciencia. El resto me sobra y me siento tan distanciado de ese culebrón familiar de telefilm barato para marujas como la pobre Emma Decody o directamente dejando de hablar como Christine Heldens (Rebecca Creskoff) tanto a Norma como a esta serie. Es un desastre y punto… Hablo del relleno, de la capacidad de dotar de otros intereses al resto de personajes y a White Pine Bay y de no caer en ese repetitivo y trillado déjà vu criminal con el que nos machacan una y otra vez. Me siento como el propio Norman, con un trastorno de personalidad respecto a esta serie que o bien me convierte en un hater psicópata o en un sonriente colegial apasionado. «Norman… Sabes lo que tienes que hacer. Siempre estoy contigo. Siempre estoy contigo» es la locura, la relación filo-incestuosa y el camino a la perdición de Norman Bates. Seguramente en la tercera temporada empiece a robarle la ropa a su madre y en este mismo punto desconozco si el terror acabará en una mueca y burla sin gracia al material hitchcockiano original. No sé si estaré allí, en el momento en el que Norman esté al otro lado de la ventana siendo Norma. Yo tengo claro que mi tiempo es oro y el que me proporciona este motel de carretera cada vez sale tan caro como mantener la vida en esta serie si eres el villano de turno. ¿Adiós Norma/n Bates? ¿Salgo corriendo de aquí antes de que me mates a apuñaladas o a disgustos?
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