viernes, 1 de junio de 2012

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Miel de naranjas: ¿Otra más de la posguerra?

“Miel de naranjas”
(2012)
España
Director: Imanol Uribe

Sinopsis (Página Oficial):

Andalucía, años cincuenta. Enrique y Carmen, que acaban de conocerse, se enamoran profundamente. Carmen consigue que su novio se quede a prestar el servicio militar en un juzgado de la ciudad. Enrique, a la vista de las injusticias que presencia cada día, se da cuenta de que para cambiar el rumbo de las cosas tiene que actuar. Pronto se verá involucrado en arriesgadas acciones que pondrán en peligro su vida y la de sus compañeros.

Crítica Bastarda:

Es normal que muchos señalen con su dedo a “Miel de naranjas” y la consideren una nueva (abro etiqueta) cinta de la posguerra española (cierro etiqueta). Simplemente se ha convertido en la misma rutina de los espectadores, aunque si uno analiza el número de estrenos de la cosecha patria del 2011, por ejemplo, hallará algo más mediático que numérico. La ‘goyalizada’ “La voz dormida” de Benito Zambrano era posiblemente el único largometraje de ficción realizado sobre esos patrones que tanto se critican y sobre los que se generaliza: “Silencio en la nieve” de Gerardo Herrero y “Las olas” de Alberto Morais utilizaban temas del franquismo y la posguerra inusuales en nuestra cinematografía actual como la División Azul o el campo de concentración de Argelès-sur-Mer. “Miel de naranjas” también quiere alejarse de los patrones formales y narrativos a los que tanto se señala… aunque ya está marcada por esos dedos puntiagudos e hirientes.  

Ábaco con naranjas... Si estás dentro... es que estás...
Es cierto que el cliché, el maniqueísmo y el bigotillo se instauran rápidamente en la historia. Los héroes son buenos y perfectos (¡incluso guapos!) y los villanos son malos y unos asesinos sin piedad. No obstante, “Miel de naranjas” tiene un acabado que nadie podrá asociar a esa imagen cutre que muchos ya ven implícita en las películas de posguerra. La historia queda retratada por la fotografía de Gonzalo F. Berridi y la ansiedad de Uribe de dotar de credibilidad a los elementos que componen su obra: los pelotones de fusilamiento eran ‘reales’, así como los figurantes de un campo de concentración y trabajos forzados fueron toxicómanos a los se les rapó el pelo. Es cierto que existe cierto manierismo en la composición que forma el retrato de los villanos pero, al mismo tiempo, se enfrentan y chocan con sus sentimientos afectivos hacía personajes que pudieran ser topos.

Belleza 'reverde'
Se busca más una cinta de aventuras con aroma de thriller y cine negro bajo una tonelada dramática y política y una historia de amor que bascula el conjunto. La debilidad de “Miel de naranjas”, tal vez, sea más pasional que sentimental. Parece que al conjunto le falta fuerza (que no efectismo). Algo que contenían esas películas que solían desarrollarse en Francia durante la II Guerra Mundial y en esa rebelión contra los nazis como “Esta tierra es mía” de Jean Renoir. Aquí la historia de un ‘soldado patoso’ con ciertos parecidos involuntarios a una spoof movie como “Top Secret!” hacen que, junto a inverosimilitudes argumentales como testimonios sentenciadores de cabreros o muertes con forma de esvástica, se roce más el ridículo que la pretendida credibilidad. Lo brillante es que el director parece como si se hubiera impuesto una auto-censura, ya que no encontramos la secuencia de sexo de ‘rigor’ (nos cierran la puerta en las narices) pero sí se acentúa el erotismo en el carmín o la elegancia de un traje y sombrero. Digamos que queda, finalmente, a mucha distancia (pero no a perspectiva) de ser ese filme perfecto de la posguerra rodado en la actualidad: aquel que pudiera estar filmado con los cánones censores de la época y contar, entre líneas, una historia política sin concesiones.

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