jueves, 4 de noviembre de 2010

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The Walking Dead (1x01) Days Gone By: ¿Descanso eterno?

No quería hablar nada sobre el episodio piloto de “The Walking Dead” titulado “Days Gone By” hasta ver el piloto-piloto. Me explico, el primer piloto (pre-piloto o también conocido-y-nombrado como pre-air), que se filtró por la red a velocidades víricas inimaginables, no me parecía del todo fiable. Los aparentes noventa minutos de duración estaban ‘reducidos’ en dicha versión a unos setenta. La calidad ‘pre-air’ (pre-pixelizada-y-si-te-quejas-que-te-den-por-el-air) y la manera de provocar cierta revolución viral parecían indicar que una mano negra y poco muerta deseaba generar cierta incertidumbre. Orquestada maniobra que dejó reducida finalmente su duración a lo que debía y tenía que ser y cuyas cuotas de audiencia dejan claro que lo importante es que se hable de ti, pero que se hable, al fin y al cabo.


“The Walking Dead” promete cuotas inimaginables para un género que no tenía una signa representación en formato serie. No había nada antes de la serie que nos propone la AMC sobre la adaptación del cómic de Robert Kirkman y Tony Moore. Y llega un piloto que promete sentar las bases de una serie dividida en seis episodios para su primera temporada. La reacción por parte de las grandes cadenas ha sido ponderar las series mediante la momificación desde su arranque. Una muestra de calidad superlativa que pueda hacer palidecer hasta a los mismísimos difuntos. No es una moda pasajera sino una realidad vírica que ha inundando a todos por igual. ¿Fue J.J. Abrams aquel que empezó a fomentar aquello de que la casa se empieza por unos buenos y carísimos cimientos? Tal vez, pero ahora se suma la elección de grandes nombres que engalanen la calidad de la misma serie. Martin Scorsese para ese nuevo ‘pepinazo para incitar el alcoholismo perpetuo a la HBO’ llamado “Boardwalk Empire” y ahora Frank Darabont para que muchos se muerdan a bocados y se hagan adictos a su nueva ración de carne fresca semanal. 

¡Cómo está la Sanidad Pública!
Es cierto que el piloto de “The Walking Dead” tiene elementos recurrentes tanto en tramas, personajes como conflictos de los mismos. Por un lado el arranque es prácticamente idéntico y calcado a “28 días después” o al desenlace de “Resident Evil” utilizando un hospital y la elipsis como método de involucrar a golpe de shock al protagonista. Eso es que las coordenadas del género siguen en las credenciales de la serie. ¿Cuánto tiempo ha pasado? ¿28 días? Parece que se pretende eludir ciertas explicaciones o dar la información poco a poco. Es una pequeña tradición dotar de elementos tan convincentes como de licencias criticables cualquier ficción que incluya cualquier atisbo fantástico. ¿Le dura tanto el suero como para mantenerle ‘vegetal’? ¿Nadie fue a esa sala ni intentaron evacuarle? ¿Los zombis pasan de la carne quieta? Poco importan las respuestas a un género que no quiere plantear preguntas ni dobleces. Las cosas son como son. Pero hay en el guión cierto subtexto que busca rellenar huevos mediante pequeñas acciones…o ¿cómo explican que un tipo pueda ir vestido de ayudante del sheriff? ¿Es que no hay otro traje en una comisaria? Efectivamente nadie deja ropa de civil allí. Como fotos familiares en la casa que abandonas.

No a las drogas de diseño o ¡¡Bunbury!!
Sus licencias son propias del género así como sus conflictos en aquello de la dureza de liquidar a un ser querido por formar parte de las hordas de los muertos vivientes. Mención especial para el parecido razonable del protagonista con Viggo Mortensen y su búsqueda ‘familiar’. Los clichés se amontan en innumerables lápidas como las reiteradas apuestas. ¿Dónde se encuentra, entonces, la grandeza del piloto “The Walking Dead”? Tal vez en sus acercamientos al western como género descriptivo dentro de un entorno muerto y solitario. Los grandes desiertos y paisajes han sido sustituidos por periplos de pasada tragedia y caminantes que acechan en pequeñas tribus. Esos reconocibles ecos iniciales a lo Peckinpah que mueren para volver a la vida en un repaso rome-fordiano que aplasta la acción mediante silencios y una visión panorámica del horror. Los zombies son muy romerianos y se evita el correteo a lo Zynder o Boyle de infectados. La fiebre alta y la transformación siguen vigentes pero no todos los muertos se levantan. Sólo aquellos que están contagiados. La serie deja claro desde su inicio que los nuevos designios de la Apocalipsis hacen que el mal esté y afecte hasta a los más débiles. No hay lugar para la esperanza en un mundo donde la muerta camina y en multitud. 

Un muerto está muy vivo... ¿el cartero?
Frank Darabont dispara y alto. Y es de todos conocido que en una Apocalípsis Zombie un disparo atrae los ‘caminantes’. A muchos caminantes que habitan y andan en un mundo muerto. Ahora son millones los que miran a través de un televisor y siguen pensando si vivos o muertos en la distancia y en el tiempo son lo mismo.

5 comentarios:

  1. El señor que sale en la foto (pero no el del caballo)5 de noviembre de 2010, 22:32

    Sí, soy un chupón de cámara

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  2. Por favor, un tour por Marietta ST. YA!

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  3. Es un fake. Creo que se rodó en Villaverde Bajo o Vicalvaro. No tuvieron que contratar de extras ni usar maquillaje.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

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    Respuestas
    1. COMENTARIO SIN SPAM: Qué miedo da!!


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