domingo, 10 de octubre de 2010

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Un día de boda

(02:58)

Acabo de llegar a casa y me cuesta escribir en mi netbook… No es que llegue bebido y sea un sábado de madrugada… (aunque sí he tomado copas…) sino que me encuentro todavía delante de un pequeño monitor torcido y con una constante inclinación en mi espalada que me hace teclear como si estuviera bebido. He llegado con el traje puesto de una boda. Al taxi le di el cambio para no aumentar la demora hacía este instante y ahora mismo me encuentro intentando teclear lo que se me pase por mi cabeza antes de que un reloj llamado despertador me reanime de nuevo. Mañana, por casualidades del destino laboral y la voluntariedad, trabajo y me tengo que levantar dentro de tres horas y poco más. Ducha, tren, metro y bus… Ocho horas después, coche gorroneado, tren y poco más de una hora para de nuevo coger otro bus que me lleve a otro trabajo… El lunes se repetirá la primera rutina y todavía me pregunto por qué tengo arroz en el bolsillo derecho de la chaqueta de mi traje. Ahora caigo en que fue un día de boda.

(03:16)

Me he deshecho del arroz y es complicado al tener que sacudir el bolsillo de un interior que no invita a tal fin. También he bebido bastante agua y he tomado medio miligramo de Paracetamol. Prefiero no arriesgar. Mientras tecleo estas palabras y pienso en lo próximo que vendrá a mi mente mastico compulsivamente un chicle. Prefiero no arriesgar nada. Pienso en todo lo que ha ocurrido hoy… en un bastardo reflejado en el espejo de un Cercanías vestido de etiqueta, en un gato acosándome en un apartamento de la Gran Vía madrileña y en los buenos momentos y risas de cada parte de la velada.


Fue una boda Ken Follet. Como si el Párroco, que repito en numerosas ocasiones que nos encontrábamos en la Parroquia Nuestra Señora del perpetua Socorro, abriese la página uno del famoso y conocido betseller y llegase hasta la página 345 después de terminar la lectura. Nos habló de su lectura de La Razón y nos hizo publicidad viral. No dijo el nombre del periódico que leía regularmente… pero, ¿¡qué periódico puede leer un cura!? Hasta hizo un homenaje a Nino Bravo por ser valenciano… e insinuó que era adicto a la radiofórmula. Hubo perdida de canapés, cervezas y cubatas. Pusieron a Lady Gaga y Madonna entre pasodoble y sesión sacada de hace diez años por una DJ engalanada de botas y chupa de cuero. Sexy y a todo a cien. Pelo rubio teñido y actitud de saber dar un click.


La novia me ha pedido que sea lo más destructivo posible en mis comentarios… pero, ¿cómo puede ser uno demoledor con aquello que más ama? Me resulta imposible comentar los modeluquis Lily Allen, los instantes tofus o momentos cepillado de Cebralín. Forman parte de una realidad pasada y vivida que debe permanecer allí. Como películas ajenas y equidistantes al tiempo. Como un “Un día de boda”… cuando Robert Altman hizo una película coral cuando el terminal coral se refería al celentéreo o al polipero… La boda que he vivido puede ser de otro mundo aunque el madrugón que me voy a dar con menos de tres horas de sueño y sin posibilidad de escape puede ser mayor.


(03:33)

3 comentarios:

  1. (17:27)

    Me pondré a escribirla esta tarde en el trabajo en mis 'ratos libres'.

    Dentro de 45 me tengo que ir... aunque me he encontrado muy bien toda la mañana. Con tantos años madrugando y durmiendo tres o cuatro horas al día ya aguanta uno lo que sea.

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  2. Ya sé que mi "chico bastardo" aguanta lo que le echen :-)

    Mañana a recuperarte.

    Espereramos ansiosos tu versión extendida.

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