domingo, 4 de mayo de 2014

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Arrested Development: 4ª Temporada

[CONTIENE FAMILIARES SPOILERS] La resurrección de Arrested Developmentgracias a Netflix nos llevó a un viaje de nuevos 15 capítulos para juntar a la familia Bluth y retomar sus peripecias junto a un aluvión de viejos conocidos (Ben Stiller o Liza Minnelli) y nuevos cameos. Muchos. No es que Ron Howard se vuelva a hacer corpóreo como en el season 3 finale sino que Kristen Wiig, Seth Rogen, Terry Crews, John Slattery, Chris Diamantopoulos, Ed Helms, Dan Harmon, Andy Richter, Conan O'Brien y un largo etcétera vayan tomando el control de la vida de todos los Bluth y nos cuenten qué ocurrió en cinco años. Pudiéramos apuntar al insulto con ese póster de “¡Átame!” de Pedro Almodóvar que se traduce en una visita ‘mejicana’ a España o incluso apuntalar la irregularidad de la temporada pero, ¿qué no puede ser irregular en una comedia tan disfuncional (y sobre todo tan diferente a sus anteriores entregas) plagada de seres tan peculiares y situaciones tan excéntricas? “Arrested Development” regresó y volver era lo importante, lo demás sobra menos la diversión… y esa vocación de la serie de Mitchell Hurwitz de hacer y deshacer a convicción provoca que podamos toparnos con cualquier locura pese a una planificada estructura que nos pone al día de todos los personajes mediante un rompecabezas empapado de metaficción y referencias.

Con esa suma, llegamos a los malabares de los guionistas de ir dedicando cada capítulo a un miembro de la familia Bluth para informarnos de sus peripecias en varios hilos narrativos que confluyen en una gran fiesta el ‘Cinco de Cuatro’ de 2012. No, es el 04/05/12… (El Día de Star Wars... o el Día de la Madre) pero “Arrested Development” es un mundo aparte y, pese a contradecirse los avances de la historia y dejar migas en nuestro camino, no hay un efecto catártico en todos ellos sino que la temporada quiere tener una estructura basada en la relación de Michael y su hijo George-Michael para que comprueben (y nos ratifiquen) que un Bluth siempre es un Bluth. Para seguir esa transformación y relación un tanto obsesiva y marcada por el destino común, el absurdo se va a apoderar de la deconstrucción y un juego de flash/backs/forwards como si los capítulos fueran un gran rebobinador y avance de una película repleta de eventos y personajes. Unos personajes (y familia) que deciden evolucionar pero son incapaces de llegar a ningún sitio, simplemente a ratificar su disfuncionalidad y condena de estar atados los unos con los otros.


De esta manera, el humor encuentra multitud de parcelas en las que nada ni nadie está a salvo. La construcción de un muro en la frontera México-Estados, la política, la prostitución de una mujer sin que lo sepa cuya proxeneta es su propia hija, el asesinato de civiles en un conflicto bélico, el abuso a menores televisado en plan reality, el racismo, la homosexualidad e incluso ‘Los Cuatro Fantásticos’ como establecer un estandarte ¿invisible? contra la lucha de los derechos de autor. Existen tantas líneas incluso en la evolución de los protagonistas hasta el (ya) famoso Cinco de Cuatro que ver todas esas estructuras que se respaldan y se entrelazan pudiera generar ciertas piezas un tanto intermitentes y descompensadas. Pero realmente la cuarta temporada de “Arrested Development” concreta que un Bluth siempre es un Bluth y Michael y su hijo George-Michael por mucho que traten de huir de su ‘maldición’ acabarán sometidos a tal condición. Esa transformación es uno de los ejes primordiales sobre los que se respalda todo la entrega y el marco final con un puñetazo finaliza un juego de piezas de dominó en los sigue quedando toda cierta aureola libre de posibilidades futuras. 


La cuarta temporada “Arrested Development”, aparte de ajustar a todos los personajes en ese juego de interacción cómica, puede parecer en la distancia algo borrosa por su completa y nítida ambición. Se nota que posiblemente el tiempo ha provocado que todas las ideas alrededor del universo de la serie de Mitchell Hurwitz hayan quedado atiborradas asfixiando por momentos al conjunto y concluyendo por la única vía por la que podía concluir: un golpe directo que nos devolviera a la realidad. Pero si los personajes se niegan a cambiar y tocan fondo, la comedia hace lo propio profundizando en la insolencia por encima de la screw-ball y dejando que el caos abre nuevas realidades. Toda esa amplitud entre chistes que no dejan títere con cabeza, trampas familiares e instantes memorables con ese universo de caricaturas a la deriva con un Buster convertido en monstruo y atrapado en un imposible crossover de El juego de Ender y “Frankenstein”. Pero Hurwitz no parece estar exento de incomodar con el posible cierre de la serie y del propio rompecabezas que la compone. Como si fuera un laberinto repleto de locos roedores, es el punto de vista del ‘heredero’ del imperio de los Bluth aquel que se encarga de dar ese puñetazo a los propios espectadores conmocionados por sus mentiras dentro de sus mentiras y desventuras. No criticaría el fondo o la concepción, al contrario que otras personas, pero sí la forma. ¿Un plano subjetivo de Michael si quería dejar tan noqueados como a esos personajes, tal vez? Al menos siempre nos quedará el mítico ‘Los Cuatro Fantásticos: El Musical’ en el fatídico y, al mismo tiempo genial, ‘Cinco de Cuatro’. Pues eso, ¡FELIZ CINCO DE CUATRO a todos los seriéfilos!

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1 comentario:

  1. Será la más irregular en capítulos individuales, pero si la vemos en conjunto como lo que es, un capítulo de 8 horas, es una puta obra maestra. El segundo episodio de Gob es una de las cosas más deliciosamente hilarantes que he visto en toda mi maldita vida.

    Happy Cinco de Cuatro!

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