sábado, 18 de agosto de 2018

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V/H/S/2: Rebobina… rebobina… que me muero… de placer

“V/H/S/2”
Directores: Simon Barrett, Adam Wingard, Eduardo Sánchez, Gregg Hale, Gareth Evans, Timo Tjahjanto, Jason Eisener
EEUU
2013

Sinopsis (Oficial):

Dentro de una casa oscura se cierne una columna de televisores llena de cintas de VHS, un santuario pagano de dioses olvidados analógicos. Las pantallas chasquear y el golpeteo no cesa en esas vistas monocromas de ruido estático blanco que impregnan el cerebro y empañan la abstracción. Pero hay que luchar contra la tentación para relajarse: esto no es una simple noche de cine. Esas bobinas obsoletas contienen algo más que una cinta magnética. Están impresas con el alma misma del mal. De las mentes dementes que le trajo “V/H/S” el año pasado, ahora llega “V/H/S/2”, una completa-y-nueva antología de terror, locura y sangre derramada. Este seguimiento se aventura aún más por el camino demencial trazado por su predecesor, el descubrimiento de un territorio nuevo y aterrador en el género. Este es el horror moderno en su mayor inventiva e imaginación, trastornando astutamente nuestras expectativas acerca de los videos virales en formas que son tan satisfactorias pero si desde un punto de vista sádico. El resultado es la más rara de todas las cintas de una segunda generación, sin pérdida de calidad.

Crítica Bastarda:

Rebobina… rebobina…

Rebobina… rebobina… que me muero… de placer.

¿Quién dijo que segundas partes nunca eran mejores?

En “V/H/S/2” todo funciona, la antología crea un mosaico con un perfecto hilo conductor donde investigamos una desaparición como motor de un misterio y secreto. ¿Qué hacen esas viejas cintas amontonadas en el abandonado piso de un estudiante en paradero desconocido? Lo nuevo y lo viejo coinciden. El ordenador nos da pie a la grabación, con el VHS viajamos al pasado… pero no estamos solos. 

Rebobina… rebobina…


El ojo se convierte en una cámara y somos el paciente que recupera la visión y alcanza con la tecnología un punto de vista. Los fantasmas del pasado siempre estuvieron allí, invisibles. Cada vez son más palpables. Es momento de gozar y eludirse de esa otra peligrosa realidad. El sexo es la mejor distracción, la más gratuita… pero no hay escape con el guión, destino y final. Es momento de morir y tragarnos nuestras palabras… y propia cámara. 

Rebobina… rebobina…

No hay escape. La secuencia perfecta nos llevará a un destino fatal, quedando aferrados a la cabeza de nuestros protagonistas. Es hora de vomitar… negro. De humor negro vive el hombre y el sketch forma el punto de vista. No pares de dar vueltas. No pares. 

Rebobina… rebobina…


Da lo mismo que huyas a Indonesia porque hasta allí llego también el mítico «Yo soy tu padre», pero la broma ahora es macabra, oscura y ciertamente satánica. Es hora de seguir con la abducción, con la desaparición y el secreto revelador. La luz estroboscópica nos marca el camino… directo a la muerte. ¿Todos los perros van al cielo? 

Rebobina… rebobina…

Epílogo y ciclo. El mundo es VHS, la película es una vieja cinta de vídeo. Da lo mismo que detengas la grabación porque ya estás atrapado y dentro de la misma. Da lo mismo que mueras… porque siempre regresarás al principio.

Rebobina… rebobina…

Rebobina… rebobina… que me muero… de placer.

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